La cancelación de estos 11 partidos políticos marca un cambio significativo en el paisaje político de Guatemala, evidenciando la importancia del respaldo social y la representación en el Congreso como factores determinantes para la supervivencia de las organizaciones políticas. El escenario postelectoral deja lecciones importantes sobre la adaptabilidad y la capacidad de conexión con los ciudadanos como elementos cruciales para la permanencia de los partidos en el ámbito político.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Ciudad de Guatemala, Guatemala

El Registro de Ciudadanos (RC) del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Guatemala ha ratificado la cancelación de 11 partidos políticos que no lograron obtener la cantidad mínima de votos exigida durante las Elecciones Generales de 2023, de un total de 29 entidades que participaron en los comicios del domingo 25 de junio de dicho año, quienes enlistaron a más de 42,000 aspirantes para los 4,136 curules que estuvieron en disputa. Esta medida, respaldada por el Artículo 93 literal B de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) del país centroamericano, marca el fin de trayectorias políticas y pone de manifiesto la rigurosidad de los criterios establecidos para la permanencia en el ámbito político. Entre los partidos políticos afectados se encuentran el Partido de Avanzada Nacional (PAN), Podemos, Partido Republicano, el Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación), Partido Humanista de Guatemala, el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), Unión Republicana, Partido Popular Guatemalteco, Partido de Integración Nacional (PIN), Mi Familia y Poder. Estas organizaciones, al no alcanzar el cinco por ciento de los votos válidos emitidos en las elecciones, enfrentan ahora su desaparición del escenario político nacional.
El PIN y Cambio son los dos partidos que destacan por obtener la menor cantidad de votos en las elecciones generales de 2023. El PIN, con tan solo 7,944 votos válidos, y Cambio, con 18,306, se sumergen en la cancelación, pero la última fuerza partidaria encuentra una tabla de salvación al lograr una representación en el Congreso de la República mediante Esduin Javier, conocido como "Tres Kiebres", elegido como diputado por el distrito de Chiquimula.
El proceso de cancelación, amparado en la LEPP, tiene como base el literal B del Artículo 93. Esta disposición establece que aquellos partidos que no alcancen el cinco por ciento de los votos válidos emitidos en las elecciones, salvo que hayan obtenido representación ante el Congreso de la República, verán su existencia política clausurada. La cancelación de estas agrupaciones políticas refleja su incapacidad para conectar con el respaldo popular o asegurar una presencia legislativa.
La cancelación del PAN, con una trayectoria que se remonta a 1989 y que tuvo en Álvaro Arzú a su figura destacada en la Presidencia, destaca como uno de los hitos de este proceso. La ausencia de mandatario y la falta de al menos una diputación marcaron el destino de un partido que ha dejado una huella importante en la historia política de Guatemala.
El FCN-Nación, que en las elecciones de 2023 obtuvo apenas el 0.39 % de los votos en la elección de binomio y no aseguró ningún curul, se une a la lista de partidos que enfrentan la cancelación. Este resultado marca el declive de una agrupación que, en elecciones pasadas, había logrado una representación significativa.
Otro caso destacado es el del Partido Popular Guatemalteco, cuya cancelación se produce después de que Neto Bran consiguiera su reelección como alcalde de Mixco. La falta de respaldo electoral a nivel nacional sella el destino de este partido, que también se suma a la lista de los que no superaron el umbral requerido.
El MLP, que sorprendió en las elecciones del año 2019, experimenta un revés en 2023 al no contar con el respaldo necesario. Aunque no presentó un binomio presidencial, su oferta de diputados no logró convencer a las y los electores, marcando un descenso en su influencia política. Una resolución del RC, emitida antes de las elecciones de dicho año, que declaró como "improcedente" la solicitud para inscribir a Thelma Cabrera y Jordán Rodas como candidatos a la Presidencia, también impactó negativamente en su participación, evidentemente.
El MLP intentó en vano llevar a cabo procesos legales para mantener su participación, pero la falta de inscripción de su binomio determinó su exclusión de la contienda. Este episodio pone de manifiesto la complejidad de los procesos electorales y la necesidad de un cumplimiento riguroso de los requisitos establecidos.
Por otro lado, Podemos, a pesar de su intento por impulsar la candidatura de Roberto Arzú, no logró asegurar la colocación de ningún diputado para la próxima legislatura, lo que resulta en su cancelación. La ausencia de representación legislativa marcó el destino de este partido, que buscaba mantener su presencia, al menos en el Congreso.
En el caso particular de Prosperidad Ciudadana (PC), su no participación en las pasadas elecciones debido a una acción de amparo generó incertidumbre sobre su presencia política. Aunque se le corre audiencia, la cancelación de partidos como el PAN y otros destaca la importancia de la participación activa en los procesos electorales para garantizar la continuidad política.
Esta cancelación de 11 partidos políticos encuentra eco en el pasado reciente, donde siete de los 28 partidos registrados para los comicios de 2019 también desaparecieron por no cumplir con los criterios establecidos. El caso más destacado fue la cancelación del partido político Encuentro por Guatemala en aquel entonces, cuya existencia abarcó desde 2007 hasta 2020, siendo su principal representante la exdiputada Nineth Montenegro.
Otros partidos, como Partido Productividad y Trabajo, Fuerza, Convergencia, Unidos y Libre, también fueron cancelados en ese proceso. La repetición de estos episodios subraya la importancia de la evaluación constante y la adaptación de los partidos políticos a las demandas y preferencias de la ciudadanía.
La cancelación de estos 11 partidos políticos tras las elecciones generales de 2023 marca un hito en la historia política de Guatemala. Refleja la necesidad de una conexión sólida con el respaldo popular y la importancia de cumplir con los requisitos establecidos en la legislación electoral. Este proceso, aunque doloroso para algunos, demuestra la vitalidad y la capacidad de adaptación del sistema democrático guatemalteco para asegurar la representación de aquellos partidos que genuinamente representan los intereses de la ciudadanía, principalmente cuando el proceso es más una tómbola electorera que una votación consciente.
Suscríbase aquí a El Boletín de COYUNTURA y reciba las noticias de la actualidad de Nicaragua, Centroamérica y el mundo.
Kommentarer