Así reacciona Nicaragua y el mundo a la muerte de Violeta Barrios de Chamorro, primera mujer presidenta en América
- Jairo Videa
- 14 jun
- 5 Min. de lectura
Desde su salida de la extinta Presidencia en 1997, Violeta Barrios de Chamorro se mantuvo alejada de la política activa, fiel a su estilo discreto. Nunca militó en partido alguno. Fue viuda del mártir del periodismo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, asesinado en 1978. Su figura se convirtió en un símbolo de transición, reconciliación e institucionalidad, aunque también fue blanco de críticas por no haber impulsado mayor justicia durante su gestión.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
San José, Costa Rica

La noticia del fallecimiento de Violeta Barrios de Chamorro, expresidenta de Nicaragua y primera mujer en asumir la presidencia de un país en América continental, ha generado una ola de reacciones que trascienden las fronteras nacionales y centroamericanas. Desde los rincones más humildes de Nicaragua hasta las redacciones internacionales, pasando por las redes sociales digitales y voces del exilio o la administración pública, cientos de personas han expresado hasta el cierre de este texto su pesar, sus recuerdos y su gratitud por la vida y el legado de quien fuera un símbolo de transición democrática en una Centroamérica convulsa.
Barrios de Chamorro falleció la madrugada de este sábado 14 de junio en San José, Costa Rica, a los 95 años, rodeada del afecto de sus hijos y en un país que la acogió durante sus últimos años de vida. Su familia anunció que los restos permanecerán en suelo costarricense "hasta que Nicaragua vuelva a ser República", una frase que ha resonado profundamente en el contexto político, institucional y humanitario actual. La presidenta de la comunidad de Madrid en España, Isabel Díaz Ayuso, escribió: "Violeta Barrios libró una de las batallas por la libertad más duras y difíciles de la historia. Acaba de morir desterrada de Nicaragua por la criminal dictadura sandinista. Descanse en paz".
"Doña Violeta Barrios de Chamorro vive en el corazón de los nicaragüenses", dijo su hijo, el periodista Carlos Fernando, desnacionalizado por orden del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), exiliado en Costa Rica.
Las reacciones de la ciudadanía nicaragüense, tanto dentro como fuera del territorio nacional, muestran un mosaico de emociones: admiración, nostalgia, crítica, reconciliación y esperanza. Muchos la recuerdan como la presidenta que, tras derrotar al Frente Sandinista en las históricas elecciones de 1990, desactivó el Servicio Militar Patriótico (SMP), cerró heridas bélicas, e impulsó un proceso de pacificación.
"Fuiste una excelente presidenta, fue la única que pudo quitar el famoso SMP donde fallecieron miles de jóvenes sin ninguna razón", escribió Sonia en Facebook, mientras que Karla Silva agradeció: "ella nos dio alivio y paz cuando quitó el servicio militar".
Otros destacan su sobriedad y su carácter conciliador. "Fue una mujer valiente, guerrera, con un gran don de gente. Atendía a cualquiera con igualdad", compartió María. Carmen Rodríguez, por su parte, subrayó su discreción: "después que terminó su período jamás anduvo molestando a nadie".
Para muchos, "doña Violeta", como fue conocida popularmente, encarnó una forma distinta de hacer política: sin estridencias, sin perpetuarse en el poder, sin revancha. Su ejemplo contrasta con las dinámicas autoritarias que han marcado la historia reciente de Nicaragua. "Descanse en paz esa hermosa señora, digna representante de nuestra patria azul y blanco", escribió otra ciudadana.
"Una dama de la democracia"
Medios nacionales e internacionales coincidieron en resaltar su papel en la pacificación del país y su inédito triunfo electoral como mujer en 1990. COYUNTURA, Confidencial, Nicaragua Investiga, Café con Voz, 100 % Noticias —cuya directora, Lucía Pineda Ubau, rompió en llanto durante una transmisión en vivo—, La Prensa, France 24, BBC Mundo, Infobae, El País de España y El Heraldo de Honduras han publicado notas de homenaje, centradas en su papel de transición, reconciliación y dignidad cívica.
"El mundo recuerda a Violeta Barrios de Chamorro como una mujer de coraje inquebrantable que desafió a dos dictaduras: la de Somoza y la del sandinismo autoritario", escribió Daniel M., periodista comunitario guatemalteco, en un editorial dedicado a la expresidenta. France 24 y la BBC destacaron el simbolismo de su figura como la primera presidenta del continente y su rol como mediadora natural en una Centroamérica marcada por la guerra civil.
En un programa de YouTube, el exprecandidato presidencial y opositor desnacionalizado, Juan Sebastián Chamorro, resumió: "se ha ido una mujer que dio a Nicaragua la paz, cuando más la necesitaba".
Entre los homenajes, también se expresaron críticas. Algunos usuarios señalaron que su gobierno no logró cumplir con todas las promesas de la coalición opositora Unión Nacional Opositora (UNO). "Si el gobierno de Violeta Chamorro hubiera cumplido con el programa de la UNO, el sandinismo sería historia y ustedes no estarían publicando desde el exilio", expresó Marco Bermúdez, aludiendo al contexto actual de represión y censura, encabezado ahora por Daniel Ortega y su esposa y comandataria Rosario Murillo.
Otros recordaron decisiones polémicas, como la desaparición del ferrocarril nicaragüense. "Como todo ser humano cometió errores. Pero fue una gran dama, digna de admiración", comentó Santiaga. En ese equilibrio entre luces y sombras, se construye la memoria viva de una figura que, aun desde el exilio, seguía representando una esperanza para quienes anhelan una Nicaragua distinta, más cívica.
"Tenía 11 años cuando sonaban en radios y medios televisivos la voz de doña Violeta", rememoró Glenda. Esa misma generación, hoy adulta o mayor, coincide en señalar el alivio colectivo que representó su presidencia luego de una década de guerra y militarización. Para las y los jóvenes que han crecido bajo nuevas formas de autoritarismo, su figura se convierte en símbolo de lo que pudo ser y quizás, de lo que aún puede ser.
"Fue madre y presidenta de todos los nicaragüenses", afirmó Juan Umaña. "Logró superar tropiezos y obstáculos con mucho esfuerzo", apuntó Moisés. Leyla Rodríguez la recordó como "una primera presidenta honorable", mientras que Miguel Ojeda recogía el sentir de generaciones anteriores: "mis jefes dicen que fue una gran persona y una excelente presidenta que hizo temblar un país".
"Nicaragua está de luto", escribió Santiaga. Esa frase se repite en miles de publicaciones, artículos, mensajes y llamadas. La muerte de Violeta Barrios de Chamorro no es solo el adiós a una expresidenta. Es también la despedida de una generación que creyó en la posibilidad de un país reconciliado, plural, pacífico.
"Fue lo mejor que tuvo Nicaragua", resumió Ana Caldera.
A pesar de que sus restos descansarán de forma temporal en Costa Rica, su memoria regresa una y otra vez a Nicaragua, entre los exilios y los silencios, entre la nostalgia y la esperanza. Porque como lo afirma su familia, "doña Violeta vive en el corazón de los nicaragüenses".
Y quizás, como señaló Carmen Mairena, "fue una mujer de mucho ejemplo… de muchos políticos".
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