La concesión de nacionalidades a extranjeros por parte del régimen de Daniel Ortega no es un hecho aislado; más bien, cada vez es más frecuente y notorio. Esta práctica se ha repetido en diversas ocasiones, generando controversias y críticas tanto a nivel nacional como internacional. Entre los nacionalizados más destacados se encuentran Mohamed Farrara Lashtar, sobrino del dictador libio Muammar Gadafi, y Maurizio Gelli, un italiano que ha ocupado diversos puestos diplomáticos en representación de Nicaragua.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua
La administración sandinista de Daniel Ortega otorgó este lunes 05 de agosto de 2024 la nacionalidad nicaragüense a Bader Fayez Rashid Helal, hijo de la reconocida activista palestina Leila Khaled, según se anunció a través del Ministerio del Interior de Nicaragua vía Diario Oficial - La Gaceta. Rashid Helal, quien ha residido en el país centroamericano de manera permanente y continua durante los últimos cuatro años, según el oficialismo, recibió la ciudadanía en calidad de nacionalizado, "cumpliendo con los requisitos establecidos en la Constitución Política de la República de Nicaragua", cita la edición. Esta decisión ha suscitado diversas reacciones y planteado interrogantes sobre las motivaciones del régimen sandinista en la concesión de nacionalidades a extranjeros.
Leila Khaled, madre de Bader Fayez Rashid Helal, es una figura emblemática en la historia de la lucha palestina. Como miembro del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), Khaled se destacó por su participación en el secuestro de dos aviones entre 1969 y 1970, acciones que la catapultaron a la fama internacional y la convirtieron en un símbolo de la resistencia palestina contra Israel. Actualmente, Khaled es parte del Politburó del FPLP, miembro del Consejo Nacional Palestino y responsable del departamento de refugiados y del derecho al retorno. Pero la conexión de Khaled con Nicaragua se remonta a décadas atrás, aunque no ha sido particularmente estrecha. Sin embargo, su relación con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) ha resurgido en los últimos años, y particularmente en las últimas semanas, culminando en su participación como invitada especial en el acto oficial del Estado por el 45 aniversario de la Revolución Ciudadana de 1979 en Nicaragua el pasado 19 de julio. Este evento, encabezado por Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo en Managua, fue un escenario propicio para fortalecer lazos históricos y políticos, pero con regímenes acusados de totalitarismo y violadores de derechos humanos, como Rusia, China, Cuba y Venezuela.
Mientras tanto, el otorgamiento de la nacionalidad nicaragüense a Bader Fayez Rashid Helal se justifica, según el Ministerio del Interior, en su residencia continua en el país y su voluntad expresa de adquirir la ciudadanía. Nacido el 05 de diciembre de 1982 en Damasco, Siria, Rashid Helal también posee nacionalidad jordana. Su llegada a Nicaragua y su subsecuente residencia permanente no fueron de conocimiento público hasta el reciente anuncio de su nacionalización, lo que ha generado especulaciones sobre las verdaderas razones detrás de esta decisión. "En algún lugar lo deben de andar buscando, o algún beneficio necesita recibir", dijo a esta Redacción un taxista de Managua bajo la condición de anonimato, mientras leía el titular de esta noticia en otro medio de comunicación.
En la certificación publicada en La Gaceta se enfatiza que "el otorgar la nacionalidad nicaragüense es un acto soberano del Estado de Nicaragua". Este argumento resalta la potestad del sandinismo para decidir sobre cuestiones de ciudadanía, pero también abre la puerta a críticas sobre posibles motivaciones políticas o estratégicas, teniendo en cuenta que, así cómo el régimen Ortega-Murillo otorga, también quita, principalmente en el caso de las y los disidentes políticos.
Otro caso. El de Ahmed Omar Alhadi Hemmali
Junto a Rashid Helal, la administración nicaragüense también concedió la nacionalidad a Ahmed Omar Alhadi Hemmali, un ciudadano de origen libio nacido el 01 de agosto de 1965 en Trípoli. Al igual que Helal, Hemmali ha cumplido con los requisitos constitucionales para adquirir la ciudadanía, dice el Estado, incluyendo una residencia continua e ininterrumpida en Nicaragua. Sin embargo, se dispone de poca información pública sobre Hemmali, lo que añade un componente de misterio a su nacionalización.
La decisión de Daniel Ortega de otorgar la nacionalidad a individuos como Rashid Helal y Ahmed Hemmali no es un caso aislado. En los últimos años, el régimen sandinista ha concedido la ciudadanía nicaragüense a varios extranjeros que, por diversas razones, resultan de interés para el FSLN. Estos actos de nacionalización suelen estar rodeados de controversia y sospechas de motivaciones políticas, porque a la fecha muchos de ellos son buscados por la justicia de países como Argentina, Honduras, Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) y Costa Rica. Uno de los ejemplos más destacados es el del italiano Maurizio Gelli, quien ha ocupado diversos puestos diplomáticos en nombre de Nicaragua, incluyendo embajadas en Canadá, Eslovaquia, Reino Unido y España. Además, el régimen de Ortega ha ofrecido asilo y nacionalidad a figuras políticas acusadas de corrupción en sus países de origen, como los expresidentes salvadoreños Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén, así como altos funcionarios hondureños vinculados al expresidente Juan Orlando Hernández, como Ebal Díaz Lupián. Asimismo, la concesión de ciudadanía nicaragüense a Bader Fayez Rashid Helal y Ahmed Omar Alhadi Hemmali podría interpretarse como parte de una estrategia más amplia de Daniel Ortega para fortalecer alianzas internacionales y asegurar el apoyo de figuras influyentes en el ámbito global. La presencia de Mohamed Farrara Lashtar, sobrino del fallecido dictador libio Muammar Gadafi, sancionado por EE.UU., como uno de los acompañantes de Khaled durante su visita a Nicaragua, refuerza esta teoría.
El otorgamiento de la nacionalidad nicaragüense a Bader Fayez Rashid Helal y Ahmed Omar Alhadi Hemmali por parte del régimen de Daniel Ortega plantea numerosas interrogantes sobre las motivaciones y las implicaciones de estas decisiones. Mientras que el gobierno nicaragüense insiste en que estas nacionalizaciones cumplen con los requisitos legales y son un ejercicio de su soberanía, las críticas y especulaciones sobre posibles intereses políticos y estratégicos no se hacen esperar. La historia de Leila Khaled y su conexión con Nicaragua añade una capa de complejidad a esta situación, destacando las intersecciones entre la política interna nicaragüense y las dinámicas internacionales, de las que el sandinismo todavía necesita ser parte. En un contexto de creciente aislamiento y sanciones internacionales, Ortega busca en estos momentos alianzas y apoyos que refuercen su posición tanto a nivel nacional como global y regional, utilizando la concesión de nacionalidades como una herramienta en su arsenal político.
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