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Nestlé cierra las operaciones de su planta PROLACSA en Nicaragua, debilitando al sector lácteo

Mientras Nestlé justifica el cierre en Nicaragua por razones globales, se observa una contradicción en sus recientes inversiones en El Salvador y Guatemala. En enero de este año, la compañía anunció una inversión de 10 millones de dólares en la construcción de un nuevo Centro de Distribución en El Salvador, destacando la confianza en el país y la visión de un crecimiento continuo. En 2023, también anunciaron una inversión de 3.7 millones de dólares para la expansión de su centro de distribución en Guatemala, subrayando su compromiso con el crecimiento sostenible y el impulso de la economía local.


Por Jairo Videa | @JairoVidea

Managua, Nicaragua
Fotografía de Coyuntura
Fotografía de Coyuntura

En un golpe contundente y debilitador para la industria láctea nicaragüense, Nestlé, la multinacional suiza, anunció oficialmente el cierre de sus operaciones de producción de leche en Nicaragua. Esta decisión, revelada a través de un comunicado firmado por Juan Gabriel Reyes, presidente y gerente general de Nestlé Centroamérica, ha generado impacto y preocupación en el sector y en la industria, ya afectados por la reciente salida de Lala S.A. del país centroamericano. El cierre de las operaciones de la empresa Compañía Centroamericana de Productos Lácteos S.A. (PROLACSA), subsidiaria de Nestlé con sede en Matagalpa, se suma a la lista de empresas extranjeras que han optado por abandonar Nicaragua en los últimos meses, entre ellas Batca, Astro Packing, New Holland, Avena Quaker y la ya mencionada Lala. La guatemalteca Tomza también se retiró después de la confiscación de sus propiedades valoradas en cuatro millones de dólares, dejando un panorama industrial marcado por la incertidumbre. Ya son seis las multinacionales que abandonan el país.


El comunicado de Nestlé expresa que esta medida responde a "decisiones estratégicas de la compañía a nivel regional sobre sus operaciones", indicando que la producción de leche se trasladará a otras fábricas de la compañía en América Latina. Aunque se asegura que la decisión obedece a "circunstancias externas a la operación local", voces anónimas desde la industria y la producción láctea cuestionan esta afirmación.


En contraste con el cierre, cabe recordar que en 2020, Nestlé anunció planes de inversión por casi cinco millones de dólares entre 2021 y 2023 para fortalecer su planta en Matagalpa. Este proyecto incluía la expansión del procesamiento de leche, la diversificación con la fabricación de nuevos productos lácteos y la exportación de la leche Nido Forticrece a la región, además de la generación de empleo local.


La decisión de Nestlé implica no solo la pérdida de más de 300 empleos directos en PROLACSA, sino también un impacto económico negativo en la cadena productiva local. La cesación gradual de operaciones en los próximos meses tendrá consecuencias en la economía nacional, ya que productos emblemáticos como la leche en polvo marca Nido, fabricada en Matagalpa, ahora deberán importarse desde plantas en México o Guatemala, donde se presume que los costos de producción son más competitivos.


Retroceso industrial


En medio de la afirmación de Nestlé de que la decisión se debe a factores externos, expertos y actores de la industria plantean una perspectiva interna que podría haber influido en la retirada de la multinacional suiza. Un productor lácteo nicaragüense, bajo anonimato, expresó a la Redacción de COYUNTURA su escepticismo, señalando que en Nicaragua, donde la leche es asequible y la mano de obra es económica, es cuestionable que sea más barato importar que producir localmente. Por otro lado, el análisis de un industrial nicaragüense, a quien llamaremos "David" por su seguridad, identifica factores internos que podrían haber contribuido a la decisión de Nestlé. Destaca la política fiscal instaurada por la administración sandinista, el costo de la energía y los combustibles, la inseguridad jurídica y la competencia desleal como elementos que podrían haber restado competitividad a la operación local. "Hasta el congelamiento del dólar lo cambia todo en el sector", señaló este último.


En relación con la política fiscal, se destaca la eliminación de incentivos a las inversiones industriales con la reforma tributaria de marzo de 2019. La imposición del 15 % de Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) en la maquinaria industrial y el triple anticipo sobre la renta han generado un entorno menos favorable para las empresas operando en Nicaragua en comparación con otros países de la región.


El costo elevado de la energía y los combustibles, a pesar de los cambios en la matriz energética, también se señala como un factor interno que impacta la competitividad. Además, la inseguridad jurídica, especialmente en las decisiones arbitrarias de la Aduana y la falta de respuestas judiciales, genera un ambiente desfavorable para las empresas. El supuesto favoritismo hacia ciertos actores económicos vinculados al poder político se percibe como competencia desleal, creando un desequilibrio en las condiciones de operación para las empresas tradicionales.


Impacto en el empleo


El cierre de PROLACSA implica la pérdida de al menos 300 empleos directos en Matagalpa, afectando significativamente a la comunidad y la cadena productiva local. La compañía, con 55 años de operaciones en la región, deja un vacío en la industria láctea nicaragüense y plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del sector en un contexto de cierres y retiros de empresas extranjeras. Nestlé, sin embargo, asegura que mantendrá su presencia comercial en Nicaragua, gestionando el centro de distribución de diversas marcas, desde productos alimenticios humanos hasta alimentos para animales. Juan Gabriel Reyes, gerente general de Nestlé Centroamérica, destacó el compromiso continuo con el país, señalando iniciativas como la compra del 13 % de la producción cafetera, la siembra de árboles a través del programa "Bosques del Mañana" y el respaldo a productores locales.


La empresa suiza sostiene que seguirá "impactando de manera positiva" en Nicaragua, a pesar del cierre de PROLACSA. La compra del 13 % de la producción cafetera y el apoyo a proyectos medioambientales y agrícolas forman parte de su estrategia para mantener su presencia en el país. Sin embargo, estas acciones deberán ser evaluadas a la luz de la pérdida de empleos y el impacto económico negativo derivado del cierre de la planta láctea.


Resulta llamativo contrastar el cierre de operaciones en Nicaragua con las recientes inversiones anunciadas por Nestlé en otros países de la región. En enero de este año, la compañía suiza reveló una inversión de 10 millones de dólares en la construcción de un nuevo Centro de Distribución en El Salvador. Este proyecto, que refleja la confianza de Nestlé en el país, genera más empleos y fortalece sus operaciones logísticas, convirtiendo el centro en el cuarto más grande de Centroamérica.


Además, en Guatemala, Nestlé anunció en el 2023 una inversión de 3.7 millones de dólares en la expansión de su centro de distribución.


Estas inversiones, sumadas a las realizadas en años anteriores, resaltan la apuesta de Nestlé por el crecimiento sostenible y el fortalecimiento de sus operaciones en estos países, dicen sitios especializados. Sin embargo, estas decisiones contrastan con el cierre de PROLACSA en Nicaragua, lo que plantea interrogantes sobre los criterios que determinan la asignación de recursos y operaciones en la región.


El cierre de las operaciones de producción de leche de Nestlé en Nicaragua representa un golpe significativo para la industria láctea y la economía del país. A pesar de los compromisos mantenidos en áreas como la compra de café y proyectos medioambientales, la pérdida de empleos y la dependencia de importaciones de productos lácteos emblemáticos como la leche Nido generan inquietudes sobre el futuro del sector.


La situación plantea desafíos para las autoridades nicaragüenses y la industria en general. La revisión de políticas fiscales, la mejora de la competitividad industrial y la creación de un entorno más favorable para la inversión se presentan como imperativos para evitar más cierres y fomentar la sostenibilidad del sector productivo. A nivel regional, la divergencia en las decisiones de inversión de Nestlé entre Nicaragua, El Salvador y Guatemala destaca la complejidad de los factores que influyen en las estrategias corporativas. La evaluación de estos contrastes proporciona una oportunidad para reflexionar sobre la atracción de inversiones y la competitividad regional, y plantea la interrogante de cómo Nicaragua puede recuperar su atractivo para las inversiones extranjeras, con la administración de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo implementando cada vez más medidas restrictivas.


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