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Periodistas "penconas": voces indomables que desafían tanto al régimen Ortega-Murillo como al exilio

En la lucha por la libertad de prensa y el derecho a la libre expresión en Nicaragua, destacan los rostros de cuatro mujeres que han mantenido en alto el ejercicio del periodismo y la comunicación social, primero dentro y luego fuera del país.


Por Voces En Libertad | @VocesNi

Managua, Nicaragua
Fotografía de Coyuntura
Fotografía de Coyuntura

En un contexto de asedio policial y represión en Nicaragua, Kalua Salazar, reportera y exjefa de prensa de Radio La Costeñísima, tomó la decisión de exiliarse en los Estados Unidos de América (EE.UU.) para preservar su libertad y continuar su labor periodística. En este reportaje, conoceremos la valiente historia de Salazar y su compromiso por dar voz a las realidades del Caribe nicaragüense, a través de su proyecto de podcast "Vidas Caribeñas". Además, exploraremos la experiencia de otras grandes mujeres periodistas del país centroamericano como Michelle Polanco, Abigail Hernández y Karla Lara, quienes, a pesar de las dificultades del exilio, siguen comprometidas con el periodismo independiente y la denuncia de la represión y las violaciones a los derechos humanos.


Kalua Salazar, la voz del Caribe nicaragüense que ahora habla en el exilio


En la lucha por la libertad de prensa y el derecho a la libre expresión en Nicaragua, se destacan los rostros de cuatro mujeres que primero dentro del el país y luego fuera de él, han mantenido en alto el ejercicio del periodismo y la comunicación social. Kalua Salazar es una de ellas.


Ya era común para Salazar y su familia que las luces rojas, amarillas y azules de las patrullas policiales se filtraran al interior de su vivienda, al estacionarse a cualquier hora del día o la noche en la calle frente a la casa. Sin embargo, en ese último mes de asedio una fría y opresiva mala vibra se le había alojado en la sangre, como una funesta premonición de que podría estar viviendo sus últimos días en libertad y despertar, un día cualquiera, sin ver a sus hijas dormidas en la tranquilidad de su hogar. Supo que vivía con miedo.


Para Kalua Salazar, víctima durante muchos años de acoso policial por su papel de reportera y jefa de prensa de Radio La Costeñísima, aquel abril fue excesivo el asedio policial de casi 24 horas frente a su casa. Las voces sensatas de familiares, amigos, colegas y su propia voz interna, le indicaban que tenía que salir del país antes de caer presa como varios de sus colegas han estado cayendo en los últimos años. Así que una mañana de mayo del año en curso partió de su querido Bluefields, en el Caribe Sur de Nicaragua y se prometió a sí misma que pasara lo que pasara, tendría que seguir en el periodismo para mantener viva la enseñanza y camino que le enseñó su tutor Sergio León Corea, el periodista fallecido por Covid-19 en 2020 y fundador de la emisora donde ella debutó y ejerció el periodismo independiente.


Ahora Kalua está en Estados Unidos, tratando de adaptarse a la dura vida de un país lejano y a las dificultades de todo tipo que significa la migración, lejos de su familia y emocionalmente afectada por el duelo del exilio.


Sin embargo, en medio de todo, ha encontrado fuerzas para seguir en el periodismo tal y como se lo prometió cuando tomó la decisión de cruzar las fronteras de su país. Ella impulsa el programa de podcast Vidas Caribeñas y a la vez, alternando con otros oficios, coopera con varias plataformas de periodismo independiente.


El proyecto Vidas Caribeñas nació, cuenta Kalua, como una idea sin forma mientras pensaba en el avión de qué manera podría seguir informando sobre su natal Bluefields. "Personalmente me sentían tan mal porque dejaba atrás todo por lo que yo había luchado con mucho esfuerzo y durante muchísimos años, pero tenía la esperanza de que podía continuar ejerciendo, pero en ese momento no sabía cómo, no sabía qué hacer, ni siquiera si iba a estar bien en mi proceso de exilio", relata. "Iba en el avión pensando cómo hacer para mantener viva las aspiraciones de mi comunidad a los derechos humanos, a la libertad, los despojos de sus territorios en la Costa Caribe, la desolación de la migración… y se me ocurrió crear un podcast y así nació Vidas Caribeñas", comenta la reportera exiliada.


Si bien admite que fue una idea inicial, rápida, sí fue la chispa que incendió la idea del proyecto periodístico, junto a otra colega que también se exilió a los días que ella salió de Nicaragua. "Después de mi salida, se fueron cuatro periodistas más del Caribe Sur al exilio, incluyendo una colega que había trabajado conmigo antes y es con ella con quienes compartimos el podcast de Vidas Caribeñas", relata. Entusiasmada por hablar de periodismo, sobre Bluefields y de Nicaragua, Salazar comenta que el proyecto de podcast siempre ha tenido la idea de no contribuir a la narrativa "turística" que promueve la dictadura de Nicaragua al abordar la realidad de la Costa Caribe.


"La idea del proyecto es hablar de las vidas cotidianas del Caribe, pero con todas sus variantes, no queremos que se siga vendiendo la idea de que el Caribe solo es turismo, felicidad o fiesta, gastronomía o cultura, que es el enfoque que trata de vender la dictadura", comenta Kalua. "El Caribe es una zona empobrecida, una zona vulnerable, una zona olvidada y despojada de sus derechos…", detalla la periodista, la mujer más asediada por la dictadura en Nicaragua desde 2018, con 54 tipos diferentes de agresiones, según datos de la organización Fundación por la Libertad de Expresión y la Democracia.


El proyecto apenas inicia, pero el entusiasmo de Kalua y su equipo es grande, pese a las dificultades. "Hasta el momento llevamos tres ediciones que han sido muy aceptados porque son temas que nadie más los ha tratado de esa manera, con voces propias de la zona, analistas, expertos, investigadores que también son exiliados, pero que de alguna manera buscan evidenciar lo que ocurre en nuestra región", comenta entusiasmada.


Admite, además, que colabora con otras plataformas digitales, pero con mesura y prudencia por temor a represalias a fuentes y amigos de su región. "Colaboro con otras plataformas, pero desde sin firmar por protección a las fuentes locales allá, siempre enfocando todo lo que pasa en nuestra región y eso nos motiva a mantener los podcasts y la colaboración con otros medios", explica.


¿Y cómo hace Kalua para combinar el trabajo y el periodismo, tomando en cuenta lo duro del exilio...? –le preguntamos–.


Aquí su respuesta se enfría un poco: "Hacer periodismo desde el exilio es difícil, porque no es como yo lo hacía en mi tierra, que sí necesitaba una entrevista iba hasta la casa del entrevistado y hablábamos o lo llamaba por teléfono, pero teníamos una cercanía".


Ahora la comunicación es sólo por comunicaciones digitales, a diferentes horarios y con medidas de seguridad. "Muchas personas tienen miedo de hablar conmigo, han visto que se han exiliado periodistas, líderes comunitarios, activista, líderes de la sociedad civil. Y todo eso ha generado miedo. La gente habla solo bajo anonimato, las entrevistas son escasas o rechazadas, son tantas barreras que hacen difícil el oficio desde lejos", dice con un tono de tristeza. Pero luego, sacando energías que se notan en su voz, comenta que el ejemplo de ver a otros colegas ejerciendo el periodismo en el exilio, la motivan a mantener vivo el oficio.


"Yo veo que todos mis colegas en el exilio, mujeres y hombres, lo siguen haciendo con mucho empeño, en sus plataformas que surgieron desde 2018 y eso me lleva a reflexionar sobre la importancia de la resiliencia en el periodismo, pero un periodismo a la vez con independencia y convicciones", señala. "El oficio duro siempre va a ser porque estamos en el exilio y nuestra gente nuestra sociedad viven bajo régimen, pero esta es nuestra lucha como periodistas y aquí, mientras podamos, la vamos a mantener", dice Kalua Salazar.


Michelle Polanco, imagen y voz crítica en horas grises


Ella es una de las voces más críticas y valientes de la televisión nacional en los tiempos más difíciles que vivió Nicaragua hace cinco años. Ahora, desde el exilio, su meta y su lucha es seguir ejerciendo el oficio que resiste. Para ese tiempo (2018) ya la dictadura había mostrado su peor cara criminal: había masacrado las protestas sociales desde abril con un baño de sangre de más de 350 muertos, miles de heridos, cientos de detenidos y desaparecidos forzosamente, y una represión brutal como solo la dinastía Somoza pudo haber hecho antes en Nicaragua.


En medio de aquella desolación y panorama de terror, donde algunas voces públicas ya se habían apagado poco a poco o salido del país para preservar sus vida y libertad, la voz de Michelle Polanco se seguía oyendo clara y fuerte en Canal 10, que era entonces el último canal independiente y crítico frente a la brutalidad de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.


Sin embargo, una arremetida judicial del régimen contra periodistas y líderes políticos a partir de mayo de 2021, obligó a que la periodista tomara la decisión urgente de abandonar el país para preservar su libertad y la seguridad de su familia. Y así, de pronto, la voz y el rostro de Michelle desapareció de la televisión nacional, para aparecer luego en otras plataformas desde donde sigue aquella su labor que no pudo continuar en Nicaragua.


Pregunta. ¿Desde cuándo estás en el exilio, Michelle?


Respuesta. Yo me exilié el 17 de agosto de 2021, posterior a varias detenciones de los candidatos a la presidencia de ese año. Me vine a Cleveland, Ohio, y desde ese entonces permanezco acá.


P. Entiendo que seguís en el periodismo. En un proyecto de podcast y en otro medio. ¿A partir de qué momento estando en el exilio empezaste a hacer periodismo o nunca tuviste una pausa?


R. Recién venida estuve desconectada de los medios de comunicación y de hacer periodismo por más o menos tres meses, todavía formaba parte de la Comisión Ejecutiva de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN) y tenía contacto con los colegas.

Posteriormente salió la oportunidad de locutar en un podcast, una iniciativa del periodista Ismael López y otro colega, fue algo corto por el tema de la agenda y el tiempo de los tres, fue algo complicado sostenerlo, y en ese entonces no tenía muchas herramientas para hacer los podcasts.


Después, en ese lapso, yo logro encontrar un espacio radial latino aquí en Cleveland y decido aplicar para formar parte del grupo de locutores de Mega Media Inc, ubicado en todo Ohio.


Con esta empresa me da la oportunidad de seguir haciendo comunicación, pero un poco diferente a lo que yo había hecho porque la radio es más musical, más comercial, más de artistas y no tanto de información o política, pero me da la oportunidad de estar en el medio, de hacer radio que nunca había hecho, una radio distinta a la que yo conocía, entonces es una oportunidad de hacer algo nuevo y de seguir haciendo algo de comunicación.


También tienen un periódico mensual donde se da la oportunidad de escribir una pieza de reportaje al mes, usualmente de color, y entonces de alguna manera sigo haciendo periodismo escrito también.


P. También hay otro proyecto de periodismo. ¿Cierto?


R. Sí. Desde abril, los muchachos de Realidades, el programa de podcast, me contactan para ser parte de este equipo de podcast que está enfocado en recuperar la memoria histórica de Nicaragua, es más formal, ya somos varios y logramos, aun con dificultad, compaginar nuestras agendas y logramos seguir haciendo periodismo independiente sobre la problemática sociopolítica de nuestro país.

P. La mayoría de mujeres periodistas exiliadas trabajan principalmente en una actividad económica y alternan sus tiempos libres con el ejercicio del periodismo. En tu caso trabajas en una radio y a la vez contribuyes a Realidades ¿Así es o además hay otras labores?


R. De momento no, pero en algún momento sí lo hice. Antes de Realidades y la radio, cuando estaba apoyando la otra iniciativa de podcast, trabajé recibiendo llamadas en un restaurante para hacer pedidos, recibía llamadas y servía comida en ese restaurante y entonces tenía la radio, el podcast y estaba sirviendo mesas en un restaurante mexicano.


Ahorita solo me dedico a la radio y los podcasts, pero en el exilio y en Estados Unidos no es fácil vivir solo de un ingreso, de modo que estoy buscando la oportunidad de otro trabajo en el área social, un part-time, ya que en la radio trabajo solo cuatro horas, es decir, part-time, entonces el ingreso por la radio no es completo.


P. ¿Podrías considerar como un éxito profesional y personal que puedas ejercer el periodismo en el extranjero, tomando en cuenta las dificultades que acarrea salir del país?


R. Definitivamente he tenido un poco de suerte, un poco de bendiciones, porque es todo un éxito estar trabajando en un medio de comunicación en Estados Unidos, considerando que hablo inglés pero no fluido y hay muchos colegas que se la han visto más complicado para encontrar un trabajo en un medio de comunicación local o nacional en el exilio, y pues tengo la fortuna de tener un grupo que me apoya, de estar en un lugar donde me han asegurado techo y comida a mi familia.


Eso ya te permite un poco más de seguridad y estar trabajando en la radio y con el podcast me da cierta satisfacción profesional y de éxito el poder mantenerme en mi medio y seguir haciendo periodismo, que es lo único que he hecho y lo único que sé hacer, la verdad.


P. ¿Qué piensas o sientes cuando ves a otras colegas haciendo periodismo desde el exilio?


R. Yo siento admiración por ellas. Sobre todo, de aquellas que son dueñas de sus espacios, de sus medios, de sus plataformas… Yo sé que conducir un medio requiere de gran responsabilidad y dedicación. Yo no tengo esa capacidad y disciplina, por eso yo admiro a Jennifer Ortiz (Nicaragua Investiga), a Maryorit Guevara desde La Lupa, a Patricia Orozco junto a su hija Tamara en Agenda Propia, a la muchacha de Galería News, Abigail, que es toda una forjadora de proyectos, tiene una agenda grandiosa, propia; a Martha Irene con su República 18...ellas y otras son un gran ejemplo para mí y otras generaciones de mujeres periodistas que queremos seguir ejerciendo desde el exilio.


Abigail y Karla, dos mujeres valiosas haciendo periodismo y comunicación


A raíz del cierre de las organizaciones tradicionales del periodismo independiente en Nicaragua, el PCIN surgió como una alternativa gremial para aglutinar a hombres y mujeres de prensa que comparten los valores éticos y profesionales del buen periodismo. Destacan de esa organización dos mujeres que brillan con luz propia: Abigail Hernández en periodismo y Karla Lara en comunicación. Estas son sus historias.


Hubo un tiempo en Nicaragua en que una nueva generación de periodistas mujeres salieron a las calles a informar. Y lo hicieron en la peor época del oficio que se recuerda en Nicaragua, bajo los sombríos tiempos de la pareja dictatorial de Daniel Ortega y Rosario Murillo, enemigos encarnizados del periodismo libre.


Destacaba entre esa nueva generación de mujeres de prensa, una muchacha menuda y enérgica que siempre parecía actuar sin miedo pese a lo difícil de las situaciones de represión que cubría a menudo en el país. No era verdad: siempre tuvo miedo y cubría asustada los eventos del 2018, cuando la dictadura masacró las marchas cívicas.


Esa muchacha, Abigail Hernández, que venía de una familia que había vivido el exilio en los años ochenta, huyendo de la guerra desatada por la primera dictadura sandinista, pronto reviviría aquella amarga experiencia.


En junio de 2021 fue citada a la Fiscalía para responder por la creación del medio digital Galería News, del cual es directora, a la vez que formaba parte de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua, (PCIN).


El interrogatorio que le hicieron no dejaba lugar a dudas que estaba ante las puertas de un nuevo e inédito proceso represivo contra la prensa. De modo que un día salió de Nicaragua, no con intenciones de exiliarse, pero ya no pudo volver a la patria.


"Yo salí en octubre de 2021, realmente no decidí entonces exiliarme, salí por motivos de trabajo y ya no pude regresar a Nicaragua", cuenta Hernández a esta redacción.


Y aceptando la realidad del exilio, Abigail admite que nunca ha pasado por su mente separarse del oficio y dejar de contar la realidad de Nicaragua. "Yo desde que salí de Nicaragua no he dejado de hacer periodismo, he mantenido la plataforma Galería News, ha sido permanente, no me he detenido un tiempo para desconectarme del medio y además es parte de mi compromiso y convicción", relata.


A la vez, mientras alimentaba su medio, la periodista trabajaba gremialmente en PCIN, en favor del gremio nicaragüense que, para entonces, ya casi estaba totalmente en el exilio. Abigail fue voluntaria y miembro de la comisión ejecutivo de PCIN desde 2019 hasta diciembre de 2021.


Además de Galería News, es consultora en temas de comunicación y hace otro tipo de consultorías, mentorías, imparte talleres y otro tipo de actividades "que me permiten sostenerse, siempre de cara al periodismo, a la comunicación, a la profesión, pero si me ha tocado ejercer otros trabajos, informes, consultorías, porque el periodismo independiente y crítico no es el tipo de periodismo con el que vos te podés mantener, muchos menos en el exilio".


Para Abigail, el hecho de sostener el medio en las duras dificultades del exilio, y contribuir al periodismo desde la trinchera gremial y otros proyectos de aporte al periodismo, es razón de satisfacción como éxito profesional.


"El hecho que los y las periodistas a pesar de todas las dificultades que enfrentamos, problemas económicos, laborales, familiar, personales y emocionales que sufrimos, el hecho que podamos seguir conectados con la prensa independiente debe ser considerado un éxito, porque habla de la resiliencia, del compromiso y de todo el esfuerzo que hacemos para seguir informando no solo a la ciudadanía nicaragüense, sino facilitar que en otros países, otras sociedades, pueden entender lo que pasa en nuestro país", argumenta Abigail.

Para ella, también es importante el reconocimiento a todas aquellas colegas que han ejercido la profesión hasta donde sus posibilidades se lo han permitido "y eso se le debe reconocer como un éxito".


Solidaria y fraterna como pocas en el oficio, Abigail asegura sentirse feliz cada vez que una colega alcanza un logro profesional en el periodismo desde el exilio.


"Me da mucha alegría y fortaleza porque sentís que no estás sola, ahora se habla muchísimo del trabajo colaborativo entre medios de comunicación, entre periodistas y todas esas relaciones que se están desarrollando son importantes, a mí me da alegría, me da orgullo de pertenecer a un gremio de prensa crítica e importante que ya se caracteriza a nivel de América Latina como una prensa con un alto sentido de compromiso social", razona.


En PCIN se han destacado más los y las periodistas que las comunicadoras, pero Karla Lara, exdirectora del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) y ahora directiva de la organización gremial, aporta su experiencia organizativa y docente para beneficio del gremio en el exilio.


Ella tiene seis meses de estar fuera de Nicaragua por las mismas razones de inseguridad que sufre la mayoría de ciudadanos bajo la dictadura sandinista.


"Mientras estaba en Nicaragua participaba en una investigación sobre agresiones a la libertad de prensa, en el momento de mi exilio mi salida permitió culminar este trabajo con éxito, lo cual en Nicaragua ya no era posible. Por lo anterior, puedo decir que el exilio fue la única vía para continuar ejerciendo mi profesión de forma continua", confiesa Lara.


Salir del país, en medio de las dificultades del exilio, le ha permitido ejercer su profesión sin los temores de persecución y amenazas que a diario sufren los nicaragüenses, en especial los periodistas y comunicadores.


"De momento todas las consultorías de investigación, educación y gestión que he realizado están vinculadas a mi carrera, por lo que no he tenido que trabajar en otra cosa ajena a la misma", relata Lara o Karlita, como la trataban con cariño los estudiantes de Comunicación de la UCA, confiscada ahora y rebautizada con el nombre de un guerrillero sandinista muerto hace más de 50 años en acciones armadas contra la guardia de la dictadura familia Somoza.


La profesional de la comunicación considera que para ella "es una bendición poder ejercer la carrera fuera del país"; aunque personalmente no lo consideraría un éxito profesional porque cree "que el éxito se asocia a condiciones óptimas de realización profesional y personal y en el exilio trabajar en tu carrera es más bien una especie de suerte o bendición, según como lo quieras verlo y cuáles sean tus creencias".


Si bien ella no ejerce el periodismo como oficio práctico, si ha interactuado con varias generaciones de periodistas y comunicadores y se enorgullece de verlos actuar apegados a la ética y el profesionalismo, aun en medio de tantas dificultades.


"Me enorgullece ver a otras mujeres ejerciendo como periodistas y comunicadoras desde el exilio, pero sé que es mucho más difícil ejercer el periodismo que la comunicación, dado que están mucho más expuestas a los ataques del régimen de Daniel Ortega", comenta. "Como comunicadoras hay muchas actividades que puedes hacer que te exponen un poco menos, pero quienes ejercen periodismo están siempre más visibles y por ello, el riesgo es permanente, así que toda mi admiración y compromiso para ellas y el trabajo que realizan para mantener informada a la población nicaragüense y al mundo entero, dado que de esta forma contrarrestan los ataques y la censura que reciben diariamente por el hecho de ejercer su profesión", reflexiona Lara en esta conversación.


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