La tormenta ha dejado a su paso 49,912 personas damnificadas, de las cuales más de 10,000 han sido albergadas, mientras que el número de evacuados asciende a 15,434. Trágicamente, tres vidas fueron perdidas como consecuencia de los estragos provocados por Sara, solo en el territorio hondureño.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Tegucigalpa, Honduras
El impacto de la tormenta tropical Sara causó daños devastadores en Honduras, exacerbando la ya debilitada economía del país centroamericano. Desde su paso por la región hasta el fin de semana pasado, las autoridades han reportado afectaciones en diversos sectores, desde la infraestructura vial hasta la producción agrícola, lo que ha puesto en alerta a las autoridades gubernamentales y organismos internacionales ante la magnitud de la crisis, la más difícil desde los huracanes Eta e Iota. Según la Secretaría de Estado en los Despachos de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (COPECO), a la noche del martes 19 de noviembre de 2024, se contabilizaban más de 207,000 personas afectadas por las intensas lluvias y las inundaciones. La tormenta ha dejado a su paso 49,912 personas damnificadas, de las cuales más de 10,000 han sido albergadas, mientras que el número de evacuados asciende a 15,434. Trágicamente, tres vidas fueron perdidas como consecuencia de los estragos provocados por Sara.
Las cifras reflejan también una devastación considerable en la infraestructura del país. En total, 2,447 comunidades permanecieron incomunicadas en algún momento, algunas incluso hasta el cierre de este texto, y se reporta que 421 viviendas han sido destruidas, mientras que más de 3,900 resultaron afectadas. Las autoridades han destacado que la destrucción se ha extendido a más de 30 puentes, con al menos 11 completamente colapsados, y 58 carreteras dañadas, lo que ha dificultado el acceso a muchas zonas afectadas.
Por otro lado, la agricultura hondureña, uno de los pilares de su economía, ha sufrido pérdidas millonarias debido a la tormenta. Las plantaciones de palma africana, maíz, frijoles y arroz, además del ganado, han sido gravemente afectadas. La Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos de Honduras (FENAGH) reportó daños severos en los departamentos de Colón, Yoro, Atlántida, Cortés, Choluteca, Valle y Olancho, con pérdidas preliminares que podrían superar los 8,000 millones de lempiras.
En las zonas más afectadas, como Colón, las pérdidas en cultivos de arroz se estiman en 240 millones de lempiras, mientras que en Yoro y Cortés se reportan pérdidas de más de 28 millones de lempiras debido a la destrucción de cosechas de maíz y frijoles. En el sur del país, en departamentos como Choluteca y Valle, la pérdida de camarones y melones también ha sido considerable según varias fuentes. Ante esta crisis, el gobierno de la presidenta Xiomara Castro ha comenzado a tomar medidas de emergencia. La Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT) ha enviado maquinaria para rehabilitar las principales vías de acceso, mientras que el ministro Octavio Pineda destacó que, aunque las principales rutas se están habilitando gradualmente, aún persisten problemas en áreas municipales más afectadas, como Marcovia y Alianza.
La administración nacional ha solicitado un presupuesto de emergencia de al menos 500 millones de lempiras para iniciar los trabajos de reparación en las infraestructuras públicas dañadas. Este presupuesto está siendo evaluado por la Secretaría de Finanzas, mientras que los proyectos se realizarán bajo el esquema de compras directas. Por otro lado, este miércoles 20 de noviembre de 2024, el Congreso Legislativo supuestamente debatirá estrategias y acciones al respecto de la emergencia medioambiental, y también discutirán proyectos de seguridad como la ampliación del estado de excepción, ascensos policiales, acciones de salud y otros.
A nivel internacional, varias organizaciones han ofrecido su apoyo para mitigar los efectos de la tormenta, y la Comisión Nacional de Bancos y Seguros (CNBS) ha creado mecanismos temporales de alivio financiero para más de 520,000 deudores afectados por el desastre, facilitando la reestructuración de préstamos desde esta semana. Además, la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) está trabajando en la cuantificación de los daños agrícolas, y se ha solicitado la asistencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para calcular el impacto del desastre. Las autoridades han destacado que, a pesar de las pérdidas significativas, no se prevé una crisis alimentaria en el corto plazo debido a las importaciones de maíz y frijoles. Nicaragua, en ese sentido, es la opción más viable.
El panorama sigue siendo incierto, ya que la tormenta aún afecta a varias zonas del país y se prevé que continúen las lluvias intensas debido a un frente frío que llega el jueves 21 de noviembre de 2024. Aunque las autoridades han trabajado de manera conjunta para evaluar y reparar los daños, la magnitud de las pérdidas es tal que se necesitarán esfuerzos sostenidos a largo plazo para restablecer la normalidad, local y nacional.
El paso de la tormenta Sara ha puesto de manifiesto -otra vez- la vulnerabilidad de Honduras frente a los fenómenos climáticos, que en los últimos años se han intensificado debido al cambio climático. Mientras tanto, las y los hondureños enfrentan un difícil camino hacia la recuperación económica y la reconstrucción de sus comunidades. Asimismo, el desplazamiento forzado será un problema a debatir más a menudo -al menos-, como consecuencia de los desastres naturales y la mala gestión.
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