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Valeska Valle: "Es tiempo de centrarnos en una agenda en común y apuntar hacia la dictadura"

Durante cinco años, Jessenia Valeska Valle Duarte, contadora pública de 28 años de edad, pasó por más de 50 casas de seguridad, rechazando abandonar su país mientras la dictadura sandinista restringía las libertades civiles y perseguía a cualquier disidente. Finalmente, en marzo de este año, decidió dejar la clandestinidad y buscar refugio en el exilio, donde descubrió un nuevo impulso y oportunidades para continuar su compromiso como presidenta del Movimiento Universitario 19 de Abril (MU19A). Es una joven nicaragüense que se involucró profundamente en la lucha cívica por la democratización y la justicia desde abril del año 2018. Aunque en algún momento tuvo que mantener su perfil bajo, el encarcelamiento de su compañero de lucha, Jasson Salazar, la llevó a "retomar la batuta con más firmeza" y reinventar su liderazgo político.


Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio

San José, Costa Rica
Fotografía cortesía

En esta entrevista a profundidad con el equipo de COYUNTURA, Valle comparte su experiencia al atravesar este proceso, y habla sobre la difícil situación de su colega de organización, quien lleva casi 200 días en una cárcel de la administración sandinista. Además, hace un llamado a la oposición para centrar una agenda común en contra de la dictadura. También explica porqué decidió no unirse a "Monteverde", un espacio al que describe con un "proceso con muchas alarmas". En cuanto a las 28 universidades confiscadas por las instituciones a cargo del mandatario Daniel Ortega, considera que esto se debe al temor que el régimen le tiene a la juventud. "A pesar de los intentos de infundir miedo en los jóvenes para que sigan una línea única, ellos continúan desafiando la autoridad, y eso es inspirador", comenta.


La activista confía en que las organizaciones juveniles pueden insuflar un sentido de esperanza y comparte sus ideas sobre cómo seguir luchando por la democratización de Nicaragua y la importancia del tema ideológico en este proceso.


Pregunta. ¿Cómo han influido las consecuencias de tu participación en tu compromiso político desde el año 2020 hasta la actualidad?


Respuesta. Desde el 2020 han pasado muchas cosas. Todavía estábamos hablando de la Coalición Nacional (CN) y esos temas son parte de una historia que yo, sobre todo en el 2021, he nombrado el año en que aniquilaron la democracia. Hubo una persecución brutal, encarcelamientos, destierros, exilio masivo, amigos secuestrados.


En marzo de este año prácticamente fui desterrada verbalmente de Nicaragua, lo que me llevó a salir corriendo de manera irregular. Por parte de la Policía Nacional recibí una amenaza, una orden de captura por ciberdelito y traición a la patria. Hubo allanamiento ilegal en la casa de mi mamá. Hubo persecución y estuve cerca de ser una presa política. Eso me trajo a Costa Rica donde he decidido, por el momento, quedarme, agarrándole cariño a un país que le ha abierto las puertas a muchos jóvenes que han venido en esta misma situación.


Esto me llevó a reinventarme políticamente. Llevaba exactamente una semana en el exilio cuando secuestraron a nuestro vicepresidente del MU19A, Jasson Salazar. Eso hizo también que el perfil que había bajado tras mi persecución tuviera que volver a resurgir con más fuerza, entendiendo que la lucha no acaba cuando a uno lo destierran, por el contrario. Uno se tiene que fortalecer mucho, construir nuevas alianzas, porque la lucha que tenemos no ha terminado todavía.


P. ¿Cómo lograste reinventarte en medio de este difícil proceso?


R. Es bastante complejo. A mí no me gusta minimizar el impacto emocional que tiene esto en la vida de uno, porque no solo le afecta a uno sino a la familia, a las personas que están alrededor. Para mí, parte de reinventarse es volver a tomar un papel protagónico que había puesto en pausa desde el 2021 porque pesaba continuar dentro del país, me negué a salir a pesar de la persecución. Estuve en más de 50 casas de seguridad en cinco años. Era inestable, no podía moverme, ni salir a la calle, ni comprar un pan por mi cuenta. Aunque uno esté en Nicaragua, se vive un exilio silencioso, vivía en una clandestinidad. No hablaba con nadie, no miraba a nadie, más que personas de confianza.


Para reinventarme primero tuve que entender que estaba en una realidad totalmente diferente, donde tenía la oportunidad de movilizarme por mí misma, donde tenía la oportunidad de encontrar nuevos aliados, jóvenes que en mi propio mapa político no figuraban. Aquí vine a descubrir lo valiosos que son, que han abierto puertas aquí. Nos tocó abrirnos a otras posibilidades, ahora hay personas en muchos países y con jóvenes que siguen en Nicaragua tratando de estudiar y de sobrevivir dentro del país.


Tomé la batuta de nuevo y dije aquí estoy. Aquí estoy todavía con ustedes, aquí vamos a seguir en este camino. Nos toca agarrarnos de nuevo las manos y paramos fuertes y también conocer los compromisos que tenemos. Volver a aparecer en Costa Rica parecía un baile clásico, con algunos teníamos muchos años de conocernos y esas conexiones que hicieron un despertar político. El destierro volvió a traer actores que de cierta manera nos enlazan.


P. En ese reacomodo, ¿con quiénes te has aliado?


R. Nosotros hemos tenido aliados durante muchos años, pero particularmente he tratado de mantener conversaciones con mis pares que son organizaciones y movimientos juveniles que han venido transformándose en otros proyectos, un poco educativos, un poco más políticos, otros más sociales y con personas que también trabajan de manera independiente.


Hemos tenido conversaciones más profundas y francas de cuáles serían los siguientes pasos, de cómo nos vemos y cómo me veo en este proceso. Siempre he sido directa, puntualizando y poniendo sobre la mesa los errores que considero se han cometido en estos años y que no se vuelvan a cometer. Tenemos un reto muy grande que es conectar con la gente que está dentro de Nicaragua.


P. ¿Sigues formando parte de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) o ya estás dentro de "Monteverde"?


R. Nuestra participación ha estado un poco inactiva en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, pero no estamos dentro de Monteverde. Tenemos conocimiento de su existencia por las comunicaciones que han habido.


P. ¿Te ha interesado formar parte del proceso de "Monteverde"?


R. Yo fui invitada al proceso a manera de organización y públicamente no lo había comentado. Fui invitada. Sin embargo, me ha parecido un proceso que ha tenido muchas alarmas en el tema de juventud. Muchos pares han expresado públicamente haber sido vetados, no haber sido tomados en cuenta. Que se han dado malos entendidos, filtraciones de conversaciones y un sinnúmero de tropiezos que obviamente, al no estar adentro no conozco los detalles, pero hasta el día de hoy ese proceso para mí no ha sido atractivo.


"Debemos volver a centrarnos en una conversación para apuntar nuestros cañones a la dictadura"


Me parece que para poder tener plenitud hay mucho silencio en algunos temas de los que se tienen que hablar públicamente.

Yo soy frontal cuando digo que aquí no existen opositores o sujetos políticos de primer o segundo nivel, independientemente de la edad, estamos en el mismo nivel. Bajar nuestra lucha a un tema entre jóvenes y adultos desvirtúa la lucha que tenemos, que es derrocar una dictadura y construir una democracia. Debemos volver a centrarnos en una conversación para apuntar nuestros cañones a la dictadura.


P. ¿Qué espacios, personajes o proyectos son referentes en la búsqueda de soluciones para esta interminable crisis?


R. Este no es momento para alimentar egos. El detalle debe de estar centrado en construir una agenda en común para una salida en común y apuntar a ese objetivo. Hablar de una vez por todas la salida. Todos apuestan por algo diferente, unos hablan de diálogo o negociaciones, otros hablan de una salida armada, otros hablan de una junta de transición en el exilio, entonces ya es momento de centrarnos en una agenda y una salida en común.


Eso provoca cansancio. El problema no es que haya diversidad de ideas en la oposición, el problema no es que existan personas que han tenido un liderazgo notable en la oposición; el problema es que hay muchos que creen que esto se debe centrar en ellos y no es así. Para partir de lo que necesita la población hay que entender lo que están pensando: en sobrevivir, no en vivir. Hay una economía en detrimento, hay miles de jóvenes que ya no tienen educación y no saben cuál será su futuro, entonces volver a redireccionar esto es pensar en los nicaragüenses y en Nicaragua, no en protagonismos.


P. ¿Cuál podría ser un punto de partida para construir esa agenda?


R. Los jóvenes tienen un rol muy importante y el trabajo en conjunto de las organizaciones juveniles debe apuntar con aire fresco de esperanza, por más diversos que hemos sido, hemos tenido posturas muy directas y claras durante estos años. Hablo de todos los jóvenes en general, no solo de un sector o grupo. Nuestras posiciones han movido el tablero que los políticos tradicionales tienen en la mesa todo el tiempo y les mueve la estabilidad que ellos consideran.


Si bien existen o han surgido otros procesos entonces estos actores deberían empezar a abrirse realmente y no estar vetando, se tienen que hablar los temas pendientes para poder avanzar. Quien diga que hay esfuerzos grandes está mintiendo. Habrá avances cuando haya conversaciones reales y muestras de transparencia.


P. ¿Se está presionando por los presos y las presas políticas o apoyando sus demandas? ¿Han sentido apoyo en el caso de tu compañero Jasson Salazar?


R. Jasson tiene más de 190 días de haber sido secuestrado. Yo he sentido acompañamiento por parte de mis pares del sector juvenil. El apoyo a los presos no solo consiste en un arte en las redes sociales, sino con campañas con organismos internacionales. Se lograron las medidas cautelares en tiempo récord. Hemos tratado de empujar una agenda en común en torno a los presos políticos y ha sido de apoyo mutuo y un acompañamiento total e igualitario.


El tema de los presos políticos siempre nos ha unido en una agenda en común y espero que sigamos así. Estamos emprendiendo una campaña fuerte en torno a monseñor Rolando Álvarez para que pueda conseguir el premio Sájarov, pero que más allá de conseguir el premio es que el tema pueda estar de nuevo en una agenda internacional, que sepan qué está sucediendo en nuestro país.


P. ¿Hay alguna novedad en su caso?


R. Lo más reciente que supimos es que tuvo una sentencia de culpabilidad a través de una videollamada dentro del Sistema Penitenciario "La Modelo" en Tipitapa. Ni siquiera lo sacaron. Obviamente todo este es un proceso ilegal. No ha contado con una defensa real o legítima, no ha podido hablar con abogados, también hemos sabido de maltrato físico y psicológico, de torturas a través de interrogatorios a altas horas de la noche o por horarios prolongados. Su alimentación y su salud física nos preocupa porque no le dejan ingresar comida normal, solo comida que lo hinche, como harinas o alimentos que solo lo mantienen y no lo sustentan.


P. ¿Qué has reflexionado sobre las confiscaciones a las universidades?


R. Me parece que están asustados. Yo me preguntaba por qué después de cinco años la dictadura empieza a confiscar las universidades, y es que después de estar tratando de impregnar este terror dentro de la juventud para que sigan una sola línea, los chavalos le siguen diciendo que no. Y es algo inspirador porque no se necesita hacer publicaciones en las redes, los jóvenes no quieren estudiar en las universidades públicas, se apartan de UNEN, de la Juventud Sandinista o de todos esos grupos que tratan de cooptarlos. A pesar de que los mantiene vigilados y de todas las amenazas, lo chavalos le siguen diciendo no; no los queremos, no olvidamos lo que han hecho, estamos aquí porque queremos nuestro país, pero no vamos a irnos con ustedes.


"Los chavalos le siguen diciendo que no"


Eso para la dictadura es un golpe brutal, el rechazo de los jóvenes es brutal y los tiene a ellos desesperados a tal punto de que confiscan 28 universidades y no saben ni administrarlas, no tiene el cuerpo administrativo, no tienen la experiencia, simplemente lo hacen porque están enojados. Eso me da muchas luces de que los jóvenes están en un momento en que se están salvando, nos han visto cómo nos maltratan con odio y persecución. Los jóvenes por supuesto que ven eso y lo rechazan.


P. ¿Qué intenciones hay detrás de estas acciones por parte de la dictadura sandinista?


R. La dictadura los está empujando a que se vayan del país, los está empujando a esa decisión. No quiere a los jóvenes, solo quiere quedarse con su gente de confianza, incluso han montado una limpieza interna donde se están persiguiendo a la misma gente que estuvo de cómplice en el 2018 y han tenido que irse a otros países.


Hay una dictadura muy debilitada que por supuesto ha tenido que recurrir a utilizar los fondos en reforzar el aparato represivo que tiene con la Policía y el Ejército, que están teniendo un papel más activo dentro de la dictadura. Ahora salen a la defensiva del dictador con más protagonismo y más libertades para hablar en nombre de la dictadura. Por ahí hay que empezar a tocar, por la gente que le queda.


P. ¿Qué mensaje se le debería enviar a las y los que aún sostienen a la dictadura?


R. Hay personas que creen que cuando caiga la dictadura lo primero que hay que hacer es una limpia, arrasar con armas en manos y hacer una brutalidad. Brutalidad es lo que ellos nos han hecho y se han quedado callados. El mensaje que hay que mandarles es una propuesta de obtener verdad para poder construir memoria. Estas personas deben de comprender que, si hasta este punto no se han involucrado en asesinatos, persecuciones, tienen un arma poderosa en sus manos: poder construir verdad y de aportar en la Nicaragua que soñamos. Un proceso de verdad, memoria y justicia y por supuesto que lo van a ver y no se trata de una cuestión de perdón, sino de reescribir la participación que tienen porque en Nicaragua nos necesitamos todos.


Hay esperanza de que podamos resarcir este silencio y para eso hay que aportar a la construcción de una Nicaragua distinta.

Los que han sido paramilitares, a los que han participado en persecuciones, operaciones, asesinatos y otros crímenes deben de ser juzgados y debe encargarse el Estado, de que paguen por sus delitos. Eso no puede quedar impune.


P. En la Nicaragua actual, ¿qué tan importante es el tema de las ideologías?


R. Por más de que algunas personas traten de decir que aquí no hay ideologías involucradas, existen. Hay personas que no han logrado ponerse de acuerdo porque son adversarios políticos de antaño y porque tienen posiciones ideológicas que no les han servido. Muchos estuvieron involucrados con la dictadura en años pasados, tanto de derecha como de izquierda, ambos han estado involucrados en lo que ha construido la dictadura.


Los temas ideológicos por supuesto que han estado en la mesa y han generado que muchos actores no trabajen en conjunto. Volvemos a lo mismo. Si seguimos negando que no hay impedimentos ideológicos no vamos a poder avanzar.


La importancia entre el tema ideológico y el tema de Nicaragua es abismal. Los nicaragüenses quieren comer, trabajar, estudiar, quieren a sus familiares en libertad. No tenemos democracia. Es importante el tema ideológico porque nos sitúa dentro de lo que somos, de lo que queremos y de nuestras ideas, pero cómo transformamos eso en una posición política que actúe, no sirve de nada saber en qué aspecto ideológico te ubicas si no estás haciendo nada por el país.


P. Y en ese espectro, ¿dónde te ubicas?


R. Yo me considero una joven de derecha. Mis posiciones siempre han sido así desde joven. Nunca estuve involucrada en ningún partido político, absolutamente nunca, pero sí tengo mis posiciones en torno a muchos temas de la sociedad y son posiciones que nunca han afectado el trabajo de nuestra organización. La mayoría son jóvenes que tienen una posición de derecha o libertaria, sin embargo he podido tener conversaciones fructíferas con jóvenes de otras posiciones ideológicas sabiendo, para poder expresarnos de la manera en la que queramos debemos tener democracia y vernos como sujetos políticos, que podamos desarrollarnos plenamente.


A mí me encantaría en el futuro ver a jóvenes en el aspecto ideológico que ellos quieran, pero bien desarrollados. Que tengamos todas las herramientas para competir de manera sana en un país donde cada uno diga qué es lo que quiere y que podamos defender en lo que creemos y en lo que apostamos, pero eso pasa por derrocar a la dictadura.


P. ¿Por qué has decidido continuar en esta lucha?


R. Podemos dejar una huella. Yo veo a la Valeska del 2018 y era una joven que vivía como en automático, viendo lo mismo en su país, en una línea recta que nunca cambiaba, un país inmensamente rico en cultura con todos los potenciales para poder avanzar, pero siempre en línea recta. Me parece que, tener esta pasión por construir una Nicaragua donde sean altos y bajos, donde podamos hacer una nueva economía, desarrollado, creciendo, donde los jóvenes en lugar de irse quieran quedarse y emprender y aportar por el país. Ese es el sueño que yo tengo y el compromiso.


"Quiero que nuestro país viva en democracia. Quiero que nuestras futuras generaciones digan 'lo lograron'"


Yo sé lo que nos heredaron las generaciones anteriores y realmente no conocemos la democracia, no sabemos nada de ella, si se come, si se vive o si se escribe, a pesar de eso la hemos leído, la hemos sentido dentro de nuestras experiencias internas y la quiero. Quiero que nuestro país viva en democracia. Quiero eso para Nicaragua y quiero que nuestras futuras generaciones digan 'lo lograron y estoy viviendo esto y puedo seguir construyendo un país diferente'.


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