Tras varios meses de conflicto interno en el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), y cómo si fuera un regalo en el inicio de la temporada navideña, María Haydee Osuna, representante legal del PLC y también Diputada en la Asamblea Nacional, anunció con bombos y platillos la "expulsión" del expresidente Arnoldo Alemán de dicho partido, poco después de haber destituido, con todo el apoyo del orteguismo en el órgano legislativo, a la exdiputada María Fernanda Flores.
El 30 de noviembre, un grupo de liberales, encabezados por Osuna y el también Diputado Jimmy Blandón, aseguraron que han sacado "a toda la cúpula" del PLC. Durante una rueda de prensa, Osuna y Blandón justificaron la expulsión de Alemán, su esposa y otras personas cercanas a dicha familia: "No vamos a negociar con la cúpula y no vamos a aceptar el regreso de la cúpula porque este partido se está democratizando", aseguró Blandón.
Horas después, y como si se tratase de una muerte más que anunciada, la Coalición Nacional "separó" de sus estructuras al PLC, dejando sin efecto la participación de este partido en el bloque opositor. La expulsión de Alemán y de casi todos los miembros del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) no fue suficiente para evitar la desunión, y el PLC fue enviado de vacaciones.
Viejas mañas
A pesar de que Blandón aseguró una y otra vez que la llamada cúpula del PLC ha desaparecido gracias a esos movimientos internos, la limpieza que Osuna predica es probablemente el primer paso de una relación/pacto entre la nueva administración y Ortega. Una versión 2.0 de la vieja maña representativa de los "partidos zancudos".
¿Cómo logró Osuna el respaldo de las y los diputados del FSLN para la destitución de Flores en tiempo récord? ¿Obtiene alguna ganancia el Gobierno con estos movimientos dentro del PLC? "Yo no he hecho pacto, no he negociado con el Frente Sandinista porque sabemos que el Frente Sandinista es nuestro adversario político", aseguró Osuna, dejando más preguntas que respuestas.
Nuevos mañosos
Con la salida de Alemán es inevitable la instauración de una nueva dinámica (no tan nueva) entre el PLC y el FSLN. Aunque el nuevo discurso del partido rojo sin mancha es luchar contra las viejas mañas, en algún momento (si no es que ya) puede llegar a ser controlado por una nueva cúpula, y los nuevos mañosos sin duda alguna replicarán los mecanismos de alianza con el Gobierno. ¿Será este un "quítate vos para ponerme yo"?
Llegó el que andaba ausente
Después de varias semanas de anonimato, este martes 1 de diciembre reapareció el expresidente Alemán (o al menos su voz) durante la edición matutina del programa Acción 10. En una llamada, que parecía más una emboscada, Alemán acusó a Félix Maradiaga de servirse de sus favores políticos en años pasados y de pedirle "su bendición" para ser el candidato a Presidente en las próximas Elecciones de 2021.
Ante el tono altanero de Alemán y el poco profesionalismo del canal de televisión, Maradiaga solo se limitó a responder las acusaciones y los argumentos rancios que salían de la boca de Alemán. Aparentemente este fue el espacio y momento que el exmandatario utilizó para desatar la ira que dejó su expulsión del partido que por años controló a su gusto y antojo.
Lo que se avecina
Estos cambios son los primeros movimientos concretos que el PLC realiza de cara a las Elecciones de 2021. Si en realidad el objetivo del partido es democratizarse, las próximas semanas serán decisivas para entender los procesos y nuevos liderazgos que se fomentarán. Por su parte, la juventud del PLC emitió un comunicado en el cual no reconocen a ninguno de los presidentes en litis; esta acción también podría incurrir en más expulsiones.
La renuncia de Maximino Rodríguez también deja mucho de que hablar y demuestra que varios de los miembros del PLC poco a poco van afinando su apoyo hacia alguno de los lados de la balanza.
¿Seguirá siendo el PLC más de lo mismo? ¿Se renovará o solo será un intento fallido? ¿Qué tanta influencia tiene Ortega y el FSLN en los pasos que el PLC ha dado?
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