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PRESIDENCIA

Los nombres que buscan la

de Honduras para suceder a la primera mujer en el Ejecutivo


Presentador televisivo, excandidato presidencial en tres ocasiones y ahora líder del liberalismo tradicional, Nasralla regresa al ruedo político en solitario tras fracturas con Libertad y Refundación (LIBRE) y el Partido Salvador de Honduras (PSH). Su perfil sigue marcado por el populismo mediático y el discurso anticorrupción, aunque su credibilidad ha sido minada por alianzas cambiantes y promesas incumplidas. Busca capitalizar el desencanto ciudadano, pero carga con la etiqueta del "eterno candidato", que mucho dice y poco propone.

Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio

COYUNTURA Electoral Honduras 2025

Política y ciudadanía

Domingo 29 de junio de 2025

| Tegucigalpa, Honduras

El que no deja de intentarlo y promete una película, sin entregar el guion

Salvador Alejandro César Nasralla Salum

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Partido Liberal de Honduras (PLH)

Conservador

Salvador Alejandro César Nasralla Salum
Salvador Alejandro César Nasralla Salum
"No hay quinto malo", reza el dicho popular al que Salvador Alejandro César Nasralla Salum (Tegucigalpa, 1953) parece aferrarse en su incansable búsqueda por la Presidencia de Honduras. Autoproclamado "señor de la televisión" —título ganado tras más de cuatro décadas narrando goles, coronando reinas de belleza y sorteando premios en X-0 da Dinero—, Nasralla ha transitado de los reflectores mediáticos a los turbulentos escenarios políticos, acumulando candidaturas, alianzas, rupturas y controversias.

Bajo el movimiento "Vamos Honduras" del Partido Liberal hondureño (PLH), el ingeniero civil y presentador de 72 años se convirtió en candidato oficial del partido bicolor tras obtener el 59.36 % de los votos en las elecciones primarias del domingo 09 de marzo de 2025, para participar por cuarta vez en la contienda por el Poder Ejecutivo del país centroamericano.

Con un discurso que mezcla promesas de justicia social, críticas a la corrupción de toda la clase política y una retórica que oscila entre el populismo y la fe religiosa —prometiendo gobernar "con la Biblia"—, su trayectoria está marcada por un historial de vaivenes políticos: desde alianzas pragmáticas hasta una relación compleja con la familia Zelaya-Castro, a quienes hoy califica de "comunistas", pese a haber pactado con ellos en dos ocasiones. Según él, fue su apoyo lo que permitió el regreso de la familia al poder en las elecciones generales de 2021. ¿Será esta la ocasión en que "Salvita" reciba, por fin, la corona del poder?

De los medios a la política


Salvador Nasralla, de origen libanés y madre chilena, creció entre Trujillo y Tegucigalpa, destacándose desde joven por su excelencia académica. Estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Católica de Chile, donde también obtuvo una maestría en Administración de Empresas, y fue docente en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Su incursión en los medios comenzó a los 13 años en la radio, pero fue en 1981, con 5 Deportivo, cuando consolidó su figura como referente del periodismo deportivo. En 1990 lanzó X-0 da Dinero, un programa de concursos que combina cultura general, farándula y trabajo comunitario, y que este año cumple 35 años al aire. Esta exposición mediática le ha granjeado el cariño de amplios sectores populares, aunque también críticas por su estilo extrovertido, que algunos tildan de narcisista o arrogante.

En 2011 dio el salto a la política al cofundar el Partido Anticorrupción (PAC), con un discurso centrado en combatir la corrupción estructural del sistema político hondureño. Su primera candidatura presidencial, en 2013 bajo el PAC, obtuvo un respetable 13.43 % de los votos, quedando en cuarto lugar y marcando su irrupción como outsider frente a los partidos tradicionales. Sin embargo, antes de las elecciones de 2017 abandonó el PAC, que él mismo fundó, debido a conflictos internos y disputas por el control del partido.

Ese mismo año volvió a participar en los comicios del 26 de noviembre, esta vez bajo una coalición formada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), el Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD) y sectores disidentes del PAC. Su cercanía con LIBRE fue clave para que la actual presidenta Xiomara Castro cediera entonces su candidatura presidencial en su favor. Nasralla, con sus resultados previos y su popularidad mediática, representaba una figura capaz de atraer votantes más allá de las bases del liberalismo disidente agrupado en el oficialismo.

"Me robaron en la mesa"


La campaña de Salvador Nasralla en 2017 se centró en denunciar la corrupción del gobierno de Juan Orlando Hernández, capitalizando el rechazo generalizado a una candidatura considerada ilegal por violar el Artículo 239 de la Constitución de Honduras, que aún prohíbe explícitamente la reelección presidencial. Nasralla prometía un cambio radical frente a lo que ya definía como "la dictadura del Partido Nacional (PNH)".

La noche del 26 de noviembre, hacia las 09:00 p.m., con el 57 % de las actas escrutadas, el extinto Tribunal Supremo Electoral (TSE) anunció que Nasralla lideraba con un 45.17 % frente al 40.21 % de Hernández, una ventaja de aproximadamente cinco puntos. Estas cifras, transmitidas en vivo, desataron la euforia entre los seguidores de la Alianza Opositora, que celebraban en las calles de Tegucigalpa y otras ciudades, convencidos de una victoria. Nasralla, confiado, declaró en rueda de prensa: "hemos ganado; el pueblo hondureño ha decidido acabar con la dictadura".

Pero minutos más tarde, la historia comenzó a cambiar. Alrededor de la medianoche, el TSE interrumpió abruptamente la actualización de resultados, alegando fallos técnicos en el sistema de conteo. Este "apagón informativo" se prolongó durante horas, generando sospechas inmediatas de manipulación. Durante ese lapso, el sistema dejó de emitir datos públicos y las actas restantes —provenientes en su mayoría de zonas rurales bajo control del Partido Nacional— comenzaron a procesarse sin transparencia. Nasralla y el exmandatario Manuel Zelaya (2006-2009), coordinador de LIBRE, denunciaron en tiempo real que el TSE estaba alterando los resultados para favorecer a Hernández.

Cuando la transmisión se reanudó el 27 de noviembre, la tendencia había cambiado drásticamente. Con el 70 % de las actas escrutadas, Hernández comenzó a cerrar la brecha, y para el 28 de noviembre, con el 94 % contabilizado, el TSE reportó que el entonces presidente obtenía un 42.95 % frente al 41.42 % de Nasralla, una diferencia de apenas 52,000 votos. Nasralla denunció fraude. "Me robaron la presidencia en la mesa, pero el pueblo sabe que ganamos", señaló, y convocó protestas masivas que dejaron al menos 30 muertos por la respuesta policial y cientos de personas detenidas.

Las denuncias fueron respaldadas por la Organización de los Estados Americanos (OEA), que en su informe advirtió sobre "irregularidades graves" en un proceso que, además, validó una candidatura inconstitucional. Aunque las denuncias no prosperaron judicialmente, el episodio reforzó la imagen de Nasralla como víctima de un sistema corrupto, consolidando su base electoral y dejando en suspenso la euforia para otro intento.

Otro nuevo partido


No pasó mucho tiempo para que Salvador Nasralla se alejara del ahora oficialista LIBRE, tras acusar a su líder, Manuel Zelaya, de haberlo traicionado en las elecciones de 2017 al aceptar prebendas del Partido Nacional para no impugnar el fraude. Durante este periodo, Nasralla mantuvo su presencia en el entretenimiento, mientras enfrentaba querellas del PAC por supuesta malversación.

A mediados de 2019, Nasralla anunció la creación de una nueva fuerza política que llevaría su nombre: el Partido Salvador de Honduras (PSH), formalizado el 07 de septiembre de 2020 tras reunir firmas y cumplir los requisitos del recién institucionalizado Consejo Nacional Electoral (CNE). Buscaba capitalizar su base electoral de 2017 y su imagen como outsider anticorrupción, al tiempo que sostenía duras críticas contra Juan Orlando Hernández en su segundo período consecutivo, a quien acusaba de liderar un "narcoestado", tras la condena de su hermano "Tony" Hernández en Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) por tráfico y uso de drogas y armas.

El PSH emergió como su nuevo vehículo político, con un discurso centrado en la transparencia, la seguridad y el desarrollo económico. Iroshka Elvir, exmodelo y esposa de Nasralla, se convirtió en figura clave dentro de la estructura y estrategia electoral. Esa etapa, marcada por el distanciamiento con LIBRE y la construcción del PSH, preparó el terreno para su candidatura inicial en 2021, que terminó cediendo estratégicamente a favor de Xiomara Castro, dado que las encuestas indicaban que ni Nasralla ni Castro podían vencer al nacionalismo por separado. Fue así como Salvador regresó, con pragmatismo, a una alianza con la izquierda hondureña, pese a las tensiones del pasado.

El 27 de octubre de 2021, a un mes de los comicios, Nasralla formalizó su alianza con Castro, aceptando el cargo de primer designado presidencial, mientras Doris Gutiérrez, del PINU-SD, fue nombrada segunda designada. El acuerdo otorgaba además el directorio del Congreso Legislativo, con el diputado Luis Redondo como candidato, y buscaba unificar a la oposición para poner fin a doce años de una administración empañada por la corrupción, la violencia estatal y el contubernio con el crimen organizado.

La planilla del PSH incluyó figuras destacadas y diversas: médicos reconocidos, deportistas, empresarios y líderes comunitarios, unidos por un discurso anticorrupción. Iroshka Elvir encabezó la nómina como candidata a primera diputada.

La participación electoral alcanzó el 68.1 %. Xiomara Castro obtuvo 1,716,793 votos (50.67 %), derrotando a Nasry "Tito" Asfura del Partido Nacional, quien obtuvo 1,240,168 votos (36.59 %). Como parte de la alianza, el PSH consiguió 10 escaños en el Congreso, mientras LIBRE obtuvo 50, consolidando una mayoría legislativa. Nasralla celebró el triunfo como "la voluntad del pueblo para acabar con el narcoestado".

Un cero a la izquierda


La alianza logró su objetivo de sacar a Juan Orlando del Ejecutivo, pero las tensiones internas no tardaron en surgir. En enero de 2022, durante la elección de la presidencia del nuevo Congreso Nacional, 18 diputados de LIBRE respaldaron a Jorge Cálix —quien tenía acuerdos previos con los nacionalistas— en lugar de apoyar a Luis Redondo, rompiendo así el pacto entre el recién estrenado oficialismo y el PSH.

Nasralla calificó la jugada como una "traición" y un "golpe técnico", acusando a Manuel Zelaya de haberla orquestado. A punta de empujones y disturbios, Redondo asumió el cargo el 25 de enero de 2022, pero el episodio fracturó la relación entre Salvador y LIBRE antes incluso de comenzar el nuevo período de gobierno. Además, como primer designado presidencial, Nasralla denunció haber sido marginado por Xiomara Castro durante los primeros meses de la administración, asegurando que nunca se reunió con ella y que no desempeñó ninguna función relevante en el Ejecutivo.

A pesar de su papel clave en la victoria de 2021, Nasralla volvió a distanciarse de los Zelaya Castro, a quienes calificó de "comunistas", acusándolos de intentar imponer un "socialismo al estilo venezolano". También se apartó del PSH —partido que él mismo fundó en 2020— y de Luis Redondo, actual presidente del Congreso y exaliado, ahora miembro de Libertad y Refundación. La relación con Redondo se tensó aún más por diferencias estratégicas y por las acusaciones de Nasralla de que el PSH había perdido su esencia anticorrupción. Señaló a Redondo de haberse aliado con LIBRE en detrimento de los ideales del partido, jurando lealtad a la familia Zelaya.

En abril de 2024, Salvador presentó su renuncia oficial al cargo de designado presidencial mediante una carta al parlamento, con el fin de postularse como candidato presidencial. La renuncia fue aceptada en julio de ese mismo año, luego de discusiones y polémica. En paralelo, abandonó formalmente el PSH para sumarse al Partido Liberal hondureño, donde se juramentó junto con su esposa, Iroshka Elvir, y el diputado Jhosy Toscano.

Una precampaña de disidentes


El ingreso de Nasralla al PLH no estuvo exento de polémica, debido a su historial de críticas contra esa agrupación por su papel en la crisis tras el golpe de Estado contra Zelaya en 2009, los escándalos de corrupción de varios de sus líderes y su alianza con el Partido Nacional. Sin embargo, fue bien recibido por un sector del liberalismo, y junto a su esposa fundó la corriente que hoy encabeza con el objetivo de competir en las primarias del domingo 09 de marzo de 2025.

Nasralla no fue el único en migrar del oficialismo al liberalismo. Otros precandidatos liberales como Jorge Cálix y Maribel Espinoza compartían con él un pasado de apoyo a LIBRE en 2021. Su incorporación al PLH ilustró una ruptura épica con el oficialismo y un intento de revitalizar un partido debilitado tras años de declive.

Durante el presente año fue la primera vez que Salvador se sometió a un proceso de elecciones internas, en medio de su cuarta participación en la búsqueda de la Presidencia de Honduras. Para esta campaña adoptó un discurso marcadamente religioso, prometiendo gobernar "con la Biblia" y apelando a valores cristianos, en un intento por conectar con sectores más conservadores y distanciarse del "comunismo" que atribuye hasta la fecha a LIBRE.

Este enfoque se combina con propuestas como: un supuesto "plan Bukele" contra la criminalidad, inspirado en la estrategia del actual mandatario salvadoreño: el impulso al desarrollo agrícola; educación tecnológica; y la construcción de un tren bala. Un repertorio de promesas sustentado en su carisma mediático y su narrativa de "rescate" nacional, aunque sin abordar a fondo los problemas estructurales del país centroamericano. "Yo soy ingeniero. Eso necesita Honduras", dijo Salvador a finales de mayo de 2025 en San Pedro Sula.

Vestido de blanco y con pantalones ajustados, Nasralla es acompañado en todo momento por su esposa Iroshka, así como por líderes liberales como Quintín Soriano de Choluteca y Marlon Lara de Cortés. Por otro lado, el actual presidenciable liberal enfrentó críticas del cuarto aspirante del PLH, Luis Zelaya, quien cuestionó su ingreso a la entidad partidaria por no ser militante histórico, acusándolo de "oportunista" debido a su historial de cambios y el respaldo que recibió de LIBRE.

A pesar de esas y otras críticas, Nasralla volvió a capitalizar su popularidad y su discurso anticorrupción, reforzado esta vez por un giro religioso, lo que le otorgó sin duda una ventaja inicial en las primarias del Partido Liberal.

Durante la jornada electoral actual ha denunciado irregularidades, como retrasos en la entrega de maletas electorales, que atribuyó a maniobras de LIBRE y de la exministra de Defensa, Rixi Moncada, quien también compite como presidenciable de Libertad y Refundación.

Con los resultados oficializados el 08 de abril de 2025, se confirmó que Nasralla arrasó en las primarias del PLH con 381,062 votos (58 %), superando ampliamente a Jorge Cálix (207,968 votos, 31.7 %), Luis Zelaya (34,329 votos, 5.2 %) y a Maribel Espinoza (33,382 votos, 5.11 %). En total, se registraron 656,739 votos válidos, reflejando una participación moderada en un partido que lucha por recuperar relevancia frente a LIBRE y el PNH.

Tras su victoria interna, Nasralla consolidó una alianza estratégica de cara a las elecciones generales del próximo domingo 30 de noviembre, sumando a Cálix, Espinoza y al nuevo presidente del PLH, Roberto Contreras —alcalde de San Pedro Sula, disidente de LIBRE y candidato a la reelección en la ciudad industrial—, proyectando una campaña que combina un llamado a la unidad liberal con ataques frontales a la administración actual, a la que Nasralla llama ahora el "narcofamilión" Zelaya Castro.

Sin embargo, el PLH, a pesar del impulso de Nasralla, se mantiene como la tercera fuerza política, con encuestas que proyectan una intención de voto cercana al 30 % para cada uno de los tres principales partidos.

La capacidad de Nasralla para movilizar votantes, demostrada en 2017 (1,360,442 votos) y con su aporte decisivo al triunfo de Xiomara Castro en 2021, lo mantiene como un contendiente relevante. Su nuevo discurso religioso, combinado con propuestas pragmáticas, busca conectar con sectores conservadores y con votantes desencantados con el gobierno actual, acusado de nepotismo e incumplimiento de promesas sociales, políticas y económicas. Hace cuatro años recorría las calles pidiendo el voto para Castro; hoy lo hace bajo el lema "yo los puse, yo los quito", presumiendo que su respaldo fue clave para el triunfo de 2021 y advirtiendo que ahora puede desbancarlos.

Aunque Nasralla representa una opción atractiva para quienes buscan un outsider, su capacidad para liderar un cambio estructural en Honduras está limitada por la falta de claridad en su proyecto de gobierno, la debilidad de su base partidaria y la polarización que beneficia más a LIBRE y al PNH. Para que su cuarto intento presidencial se traduzca en victoria, necesitaría atraer el voto independiente, unificar a la oposición no nacionalista y capitalizar el eventual desgaste del oficialismo, sin trampas o ataques que dividan más a la sociedad y a la débil institucionalidad de Honduras. Sin embargo, su historial de rupturas y la fuerza de sus adversarios hacen que este nuevo ensayo, aunque competitivo, sea aún una apuesta incierta en un escenario dominado por dos fuerzas principales.

La lista rápida:

Extradición con EE.UU.:

Si

Aborto terapéutico: 

No

Estado laico: 

No

Integración centroamericana: 

Si

Apoyo a personas LGBTIQ+: 

Reforma tributaria: 

Si

No

Salvador Alejandro César Nasralla Salum

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