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PRESIDENCIA

Los nombres que buscan la

de Honduras para suceder a la primera mujer en el Ejecutivo


Mario "Chano" Rivera quiere convertir al país centroamericano en un protectorado de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.). Con una campaña envuelta en provocación, estética pop y mercadeo político extremo, este exmilitante nacionalista ha pasado de regidor capitalino a figura excéntrica de la ultraderecha criolla. A bordo de una van rosada y armado con montajes digitales y discursos incendiarios, se ha posicionado como el candidato presidencial más estridente del proceso electoral del año 2025.

Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio

COYUNTURA Electoral Honduras 2025

Política y ciudadanía

Domingo 29 de junio de 2025

| Tegucigalpa, Honduras

El "showman" que sueña con una Honduras bajo la sombra de Donald Trump

Mario Enrique Rivera Callejas

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Partido Democracia Cristiana (DC)

Conservador

Mario Enrique Rivera Callejas
Mario Enrique Rivera Callejas
En el estrafalario —y a menudo desconcertante— escenario político y social hondureño, donde abundan las promesas recicladas y los discursos huecos, Mario "Chano" Rivera Callejas irrumpe como un personaje que fusiona el vértigo del mercadeo con la teatralidad del espectáculo electoral. Candidato presidencial del Partido Democracia Cristiana (DC) para las elecciones del domingo 30 de noviembre de 2025, Rivera encabeza la papeleta por el Ejecutivo y una campaña tan insólita como su propuesta principal: transformar a Honduras en un "territorio asociado" de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), al estilo de Puerto Rico, bajo el lema provocador "Unámonos a los gringos".

A bordo de una furgoneta hippie de los años setenta, pintada de un rosado estridente, este exmilitante del Partido Nacional de Honduras (PNH) se inspira en figuras como Javier Milei, Nayib Bukele y Donald Trump. Sin embargo, su estética excéntrica —que incluye montajes fotográficos con el presidente estadounidense— lo convierte en un fenómeno que oscila entre el desconcierto y la incredulidad. ¿Quién es Chano Rivera, y qué sustenta su provocadora candidatura?

Para entender a Chano, es necesario revisar su recorrido hasta el actual contexto. No se trata de un advenedizo, sino de un veterano formado en las filas del nacionalismo, con una prolongada militancia partidaria e ideológica. En el PNH se desempeñó como estratega, publicista y asesor de campañas, además de ejercer como regidor del Distrito Central entre 2006 y 2010. Según su propio relato, su visión cambió radicalmente tras sobrevivir a la pandemia de Covid-19, una experiencia que catalizó su ruptura con el nacionalismo en enero de 2024. Desde entonces, ha acusado al Partido Nacional de negarse a cortar vínculos con la corrupción y el narcotráfico. "Me di cuenta de que el sistema está podrido, y el 'nacionalismo' no tiene la voluntad de cambiarlo", declaró en una entrevista con el medio Proceso Digital.

Tras su salida del PNH, intentó formar una nueva agrupación política bajo el nombre de "Cambiemos", pero pronto se enfrentó a los obstáculos burocráticos que dificultan la legalización de nuevos partidos en Honduras. Ante este panorama, exploró alianzas con plataformas emergentes hasta que su polémico proyecto encontró refugio en el Partido Democracia Cristiana, una organización de centroderecha actualmente encabezada por Carlos Manzanares, quien asumió la secretaría en el año 2015.

Fue con Manzanares que Rivera consolidó su postulación presidencial, bajo la bandera de un partido que, pese a su bajo perfil, busca capitalizar el desgaste de los bloques tradicionales. El DC —uno de los dos partidos emergentes que competirán en estos comicios, junto al Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD)— le ofreció a Rivera el espacio para "desafiar al tripartidismo tradicional", beneficiándose además de su favorable ubicación en la papeleta de noviembre próximo, sorteada por el Consejo Nacional Electoral (CNE) el viernes 06 de junio de 2025, donde aparece en la primera posición.

Campaña anticipada


Meses antes de las elecciones primarias del domingo 09 marzo de 2025, Chano ya desplegaba su proyecto presidencial desde Q'hubo TV, el popular canal de su propiedad operado bajo la empresa Sí TV. Su programa Q'hubo Chano se consolidó como una tribuna mediática desde la cual ha lanzado constantes denuncias contra la corrupción de la actual administración de la presidenta Xiomara Castro, reforzando su imagen como opositor frontal. En paralelo, ha mantenido una presencia agresiva en redes sociales digitales, utilizando un lenguaje inflamado que incluye expresiones como "zurdos de mierda", con el objetivo de conectar con un electorado desencantado mediante una retórica que amalgama virulencia verbal y populismo visual.

Aunque no participó como candidato en las primarias de este año, Rivera —que tiene un hermano legislador en el Congreso, representante del PNH, en busca de la reelección— aprovechó el ambiente electoral para inundar el país con gigantografías que lo mostraban junto al presidente estadounidense Donald Trump, en medio de la narrativa nacionalista, proteccionista y extremista del magnate, que está por segunda ocasión no consecutiva en la Casa Blanca. Esta estrategia —diseñada para causar alto impacto visual— busca proyectarlo como aliado de una figura política internacional que, irónicamente, no lo reconoce ni ha hecho mención alguna sobre él.

Entonces, evidentemente Chano quiere engrandecer y explotar ese creciente gusto ciudadano por el estilo de vida estadounidense. Edificios, cadenas de comida, marcas anglosajonas, vuelos directos a las principales ciudades de EE.UU.; Chano sin duda va por ese canalizador, contrario incluso al mensaje oficialista y de su presidenciable, Rixi Moncada, que impulsan hasta el rompiendo de tratados de seguridad y relaciones comerciales en nombre de la "soberanía", cuando la gente acá, al igual que en El Salvador, Guatemala y hasta Costa Rica, cada día gusta más del sistema estadounidense, y de los hábitos de "los gringos".

De la bandera estadounidense, la van rosa, la IA y el Photoshop


Durante el sorteo de posiciones en la papeleta de votación presidencial realizado por el CNE en Tegucigalpa, con la presencia de los tres consejeros electorales, Chano Rivera volvió a desatar polémica. Lo hizo no solo al presentarse acompañado de su hijo menor, sino por portar la bandera de Estados Unidos como capa alrededor del cuello. El gesto —tan calculado como provocador— fue calificado por varios sectores como una afrenta simbólica a la soberanía nacional, y por otros como un acto de oportunismo mediático extremo.

Ese episodio no fue aislado, sino un eslabón más en la cadena de acciones que definen su campaña como una performance disruptiva, altamente teatralizada y tecnológicamente intervenida. Mario dice ser la "antítesis" del oficialismo.

"El mejor adversario de Rixi Moncada se llama Chano Rivera. ¿Por qué? Porque somos todo opuesto. Rixi es socialismo, Chano es capitalismo. Rixi se enfrenta a la empresa privada, Chano valora y estimula a la empresa privada. Rixi es Cristina Kirchner, yo soy Javier Milei. Rixi es el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional), yo soy Bukele. Rixi es Daniel Ortega, yo soy Cristiana Chamorro. Rixi es el Estado, yo soy un Estado eficiente. Rixi tiene al Ejército encerrado, Chano tendría al Ejército en las calles. Rixi pelea con las diez familias que generan empleo en el país, Chano Rivera los va a estimular para que generen 47 mil empleos más", señaló el presidenciable de DC en una entrevista con el periodista Renato Álvarez.

En el ámbito digital, Rivera ha apostado por una estética estridente que fusiona Inteligencia Artificial (IA), edición digital y mucha manipulación visual. Sus redes sociales están saturadas de videos generados con IA que presentan escenarios ficticios para justificar su polémico plan de convertir a Honduras en un protectorado estadounidense como vía para "salir de la pobreza" y "progresar".

Los montajes fotográficos donde aparece sonriente junto a Trump —como si fueran aliados estrechos o hasta amigos de antaño— refuerzan el carácter fantasioso de su estrategia, que no presenta hasta el cierre de este texto propuestas estatales razonadas, aterrizadas, científicas y socialmente responsables. Esta narrativa, artificial pero cuidadosamente impulsada, provoca reacciones mixtas: desde el desconcierto absoluto hasta la fascinación superficial por su audacia digital. Su uso de IA y Photoshop, envuelto en una estética caricaturesca, no busca tanto informar como sobresalir, como si el único objetivo fuera llamar la atención a cualquier costo.

A ello se suma su ya icónica camioneta van, pintada en un rosa vibrante, con la que promete recorrer el país. Este vehículo —reminiscente de la contracultura de los años 70— contrasta de forma casi paródica con su discurso de extrema derecha, inspirado en la irreverencia ideológica de Milei, el autoritarismo pragmático del mandatario salvadoreño Nayib Bukele y el nacionalismo económico de Donald Trump. Rivera, entonces, se presenta así como un híbrido político-mediático: parte bufón electoral, parte provocador de masas.

Una propuesta que desafía más a la imaginación que a la soberanía


El eje central de la campaña de Mario Rivera es una propuesta que desconcierta tanto por su audacia como por su falta de viabilidad: transformar a Honduras en un territorio dominado indirectamente por Estados Unidos. "Hemos intentado todo durante 200 años, y nada funciona. Es hora de unirnos a los gringos", repite con insistencia en cada aparición pública. El planteamiento, que toma como referente el estatus de Puerto Rico, promete —sin sustento técnico— una supuesta estabilidad económica y la obtención de ciudadanía estadounidense para la población hondureña. Sin embargo, carece de una hoja de ruta sobre cómo iniciar semejante negociación con Washington, cuáles serían los términos, o qué implicaciones tendría para la soberanía y el orden constitucional del país.

La temeridad de esta propuesta no ha pasado desapercibida. Ha generado desde burlas y memes virales hasta una denuncia formal ante el Tribunal de Justicia Electoral (TJE), que busca cancelar su candidatura bajo el argumento de "traición a la Patria".

Rivera no disimula su fascinación por Donald Trump, a quien admira por ser —según sus palabras— un líder "imperialista y expansionista", cuya visión ve como una oportunidad que Honduras debería aprovechar. Este discurso lo alinea con las corrientes internacionales de extrema derecha, aunque su idea de un "estado asociado"/"estado tutelado" dista por completo de los modelos que representan Javier Milei, con su liberalismo económico radical, o Nayib Bukele, con su autoritarismo de seguridad y su "paraiso sin mafias".

"En un país como Honduras, donde el nacionalismo forma parte del ADN identitario, la propuesta de ceder soberanía a una potencia extranjera no solo es un experimento político inédito, sino un riesgo calculado. Rivera apuesta a que el hastío generalizado con la clase política tradicional y la frustración social acumulada pueden abrir espacio a ideas drásticas, incluso si rayan en lo absurdo", explicó una socióloga hondureña consultada por este medio.

La idea de Chano, además de ser jurídicamente inviable, representa una renuncia total a la soberanía nacional consagrada en la Constitución hondureña (Artículo 1 y 2) y en tratados internacionales como la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Honduras es un Estado soberano y miembro pleno de la comunidad internacional; no puede legalmente transformarse en un territorio subordinado sin romper con el orden constitucional y democrático. La propuesta desconoce tanto la historia del nacionalismo hondureño —marcado por luchas contra el intervencionismo extranjero, especialmente el estadounidense— como las realidades políticas y jurídicas actuales en Centroamérica.

En el siglo XX, por ejemplo, el país vivió múltiples ocupaciones militares y el dominio de compañías extranjeras como la United Fruit Company, lo que alimentó un nacionalismo antiimperialista aún latente, particularmente explotado por el oficialista Partido Libertad y Refundación (LIBRE). La entrega del poder político, institucional, económico, social y cultural a una potencia extranjera va en contra de ese legado y refleja más una estrategia populista que una salida y un plan real contra los problemas estructurales.

Aunque ciertos sectores podrían ver en EE.UU. una solución ante la corrupción o la inseguridad, la mayoría de la población sigue valorando la independencia nacional, rechazando además la integración centroamericana o mostrando un interés casi nulo. Esta propuesta extrema, que raya en el colonialismo voluntario, difícilmente encontrará respaldo mayoritario. Más que un plan de gobierno, parece una provocación que instrumentaliza la desesperanza ciudadana para justificar la capitulación del Estado hondureño.

Sin certezas sobre hasta dónde podrá llegar, el publicista y presentador de televisión confía en su carisma, dominio mediático y experiencia para generar impacto. Desde la van rosada y la bandera estadounidense hasta los fotomontajes con Trump, Mario Rivera no solo actúa como candidato: se comporta como un estratega de la atención, pero sin mucha gracia o empatía social, empeñado en mantenerse en el centro del debate.

¿Visionario excéntrico o hábil ilusionista? El domingo 30 de noviembre de 2025, será la ciudadanía hondureña quien tenga la última palabra. "Rixi se levanta todas las mañanas guapa, elegante, profesional. Se ve al espejo y hasta se pelea con ella misma. Después sale a pelear con la iglesia, con los académicos, con los medios, con todo mundo. Chano se levanta, se ve al espejo, ve canas, ve arrugas. Llevo a mis hijos a la escuela, y pienso en que futuro le voy a dar a ellos, a mis nietos. Y por eso ofrezco un nuevo camino que conduzca a los hondureños hacia un mejor futuro", señaló Rivera, quien rara vez se pone saco, pero nunca corbata.

La lista rápida:

Extradición con EE.UU.:

Si

Aborto terapéutico: 

No

Estado laico: 

Si

Integración centroamericana: 

No

Apoyo a personas LGBTIQ+: 

Reforma tributaria: 

No

No

Mario Enrique Rivera Callejas

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