PRESIDENCIA
Los nombres que buscan la
de Honduras para suceder a la primera mujer en el Ejecutivo
Docente universitario, activista y político de centroizquierda, Ávila encabeza la propuesta más progresista de esta contienda, aunque con escasa proyección nacional y muy pocos aliados que generen impacto en la ciudadanía. Su candidatura busca rescatar al Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD) como una alternativa democrática, ética y joven, tras años de irrelevancia electoral. Su desafío es hacerse visible en un panorama copado por las viejas figuras y polarizado por los extremos.
Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio
COYUNTURA Electoral Honduras 2025
Domingo 29 de junio de 2025
| Tegucigalpa, Honduras
El académico errante que sueña con "refundar" Honduras
Jorge Nelson Ávila Gutiérrez
Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD)
Socialista


Un veterano economista, político de izquierda y figura académica de alto perfil es la sorpresiva apuesta presidencial del Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD) para las elecciones generales del domingo 30 de noviembre de 2025. Jorge Nelson Ávila Gutiérrez, de 72 años, se ubica en el centro de la papeleta de votación tras el sorteo realizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) el viernes 06 de junio, como representante de una coalición entre el PINU-SD y el emergente Partido Migrante Hondureño (PMH), fundado por él mismo.
Su candidatura, anunciada el 16 de mayo de 2025, busca posicionar al PINU-SD como una tercera vía progresista frente al tripartidismo tradicional de Libertad y Refundación (LIBRE), el Partido Nacional (PNH) y el Partido Liberal (PLH), en un contexto marcado por la polarización y el desencanto ciudadano hacia las fuerzas de siempre, y los problemas de nunca acabar.
Con una trayectoria marcada por el exilio, la academia y el activismo desde la "social democracia", Ávila promete transformar Honduras con propuestas como la implementación de tecnología blockchain en el sistema electoral y una agenda centrada en la justicia social. No obstante, enfrenta cuestionamientos debido a su pasado en el oficialista LIBRE y ciertas controversias en torno a su designación actual.
En lo académico, Ávila se perfila como uno de los candidatos más preparados del actual proceso electoral. Posee siete posgrados, incluidos cuatro postdoctorados, y una extensa trayectoria como docente universitario, director de tesis y conferencista internacional en Asia, Europa, Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) y América Latina. Ha trabajado como ejecutivo en entidades como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), destacando en áreas de cooperación internacional y políticas de desarrollo. Además, es autor de varios libros sobre economía, geopolítica y globalización.
Aunque algunos críticos lo acusan de elitismo y de estar desconectado de las bases populares, Ávila proviene de una familia de clase media en Comayagüela. Hijo de José María Ávila y Ana Luisa Gutiérrez, cursó sus estudios en la Escuela Lempira y en el Instituto Central Vicente Cáceres, donde se graduó como Perito Mercantil.
Formado en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde estudió simultáneamente Contaduría Pública y Economía, escaló académicamente hasta obtener una maestría y un doctorado en Ciencias Económicas en la Université Paris VIII, en Francia. Durante la década de 1980, vivió cinco años en el exilio, entre México y Francia, debido a la represión política en Honduras, experiencia que fortaleció su compromiso con las causas sociales.
Primer intento
Ávila ingresó a la política en un momento de agitación nacional, fundando el Movimiento 5 de Julio (5J) en el seno del entonces recién creado partido Libertad y Refundación, surgido tras el golpe de Estado de 2009 contra el expresidente Manuel Zelaya.
En las elecciones internas de LIBRE en 2017, Ávila se postuló por primera vez como precandidato presidencial a través del Movimiento 5J. Su campaña apostó por propuestas técnicas orientadas a combatir la corrupción, reducir la desigualdad y promover un modelo económico inclusivo, enfocándose en sectores académicos y juveniles. Compitió contra la actual presidenta Xiomara Castro, esposa de Zelaya y figura dominante en LIBRE, en un proceso supervisado por el extinto Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Los resultados oficiales no le fueron favorables. Castro obtuvo una victoria contundente con 368,485 votos (94 %), mientras que Ávila recibió 11,589 votos (2.78 %), quedando en tercer lugar, detrás del actual diputado oficialista Rasel Tomé, quien logró 13,598 votos (3.46 %). Fue una elección interna de baja participación, dominada por la maquinaria política de la familia Zelaya Castro.
Tras su derrota, Ávila respaldó la candidatura presidencial de la Alianza de Oposición contra la Dictadura, encabezada por Salvador Nasralla y apoyada por LIBRE, el PINU-SD y sectores del Partido Anticorrupción (PAC). En las elecciones generales del 26 de noviembre de 2017, la Alianza obtuvo 1,360,442 votos (41.42 %), quedando en segundo lugar frente al expresidente Juan Orlando Hernández del Partido Nacional, quien alcanzó 1,410,888 votos (42.95 %) en un proceso marcado por denuncias de fraude.
Aunque Ávila no ocupó un rol protagónico en la campaña, participó en movilizaciones y denuncias públicas sobre irregularidades como el "apagón informativo" del TSE y la manipulación de actas. Se alineó con las protestas lideradas por Nasralla y Zelaya, que dejaron al menos 30 muertos. Sin embargo, su participación fue eclipsada por la centralización del liderazgo en torno a Zelaya y Castro, lo que evidenció su marginación dentro del actual oficialismo.
Segundo intento
No hay primera sin segunda. Nelson Ávila se preparó para competir nuevamente en las internas de LIBRE en 2021, enfrentándose otra vez a Xiomara Castro y a nuevos contendientes como Wilfredo Méndez y Carlos Eduardo Reina, en un proceso supervisado por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Según los resultados oficiales, Castro arrasó con 404,328 votos (79.8 %) de un total de 501,000 emitidos, consolidándose como candidata presidencial. Al economista Ávila le fue algo mejor que en su primer intento: obtuvo 58,995 votos (11.7 %) y se ubicó en segundo lugar, seguido por Méndez (7.2 %) y Reina (4.3 %).
Pese a su preparación técnica y a su capacidad para movilizar a sectores juveniles y académicos, Ávila no logró ni logra disputar con fuerza el liderazgo de Castro, cuya popularidad como esposa del expresidente Zelaya y su narrativa de "resistencia" tras el golpe de 2009 continuan siendo dominantes dentro del partido. Tras la segunda derrota interna, Ávila apoyó la candidatura de Castro en las elecciones generales del 28 de noviembre de 2021, en las que ella triunfó con 1,716,793 votos (50.67 %), venciendo a Nasry Asfura del Partido Nacional (1,240,168 votos, 36.59 %) y a Yani Rosenthal del Partido Liberal (335,762 votos, 9.91 %).
Sin embargo, a pesar de su trayectoria dentro de LIBRE desde su fundación, la participación de Jorge Nelson en procesos internos y su reconocido perfil técnico y progresista, fue completamente excluido del gobierno que inició el 27 de enero de 2022. No fue considerado para cargos ministeriales, asesorías clave ni funciones en instituciones económicas, a diferencia de figuras cercanas a Zelaya como su hijo Héctor Zelaya (secretario privado de la Presidencia) o Rixi Moncada (ministra de Finanzas y luego ministra de Defensa), ahora presidenciable de Libertad y Refundación.
En 2023, Ávila "rompió el silencio" y denunció que su exclusión respondía a prácticas de "nepotismo" y a una política de lealtades familiares por encima del mérito profesional. Esta ruptura definitiva con LIBRE lo llevó a fundar el Partido Migrante Hondureño (PMH) en 2024. En mayo de ese año, intentó inscribir formalmente al PMH, pero el CNE rechazó la solicitud por incumplir los plazos legales. Ese revés lo llevó a aceptar una invitación del PINU-SD, liderado por Doris Gutiérrez, para encabezar su fórmula presidencial en alianza con el PMH.
Por aquí me voy
La candidatura de Ávila bajo la bandera del PINU-SD fue oficializada el 16 de mayo de 2025, durante una asamblea celebrada en Tegucigalpa, con miras a las elecciones generales del 30 de noviembre. El PINU-SD, un partido minoritario que obtuvo menos del 2 % de los votos en 2021, enfrenta el reto de hacerse espacio en un escenario altamente polarizado, con tres fuertes estatuas a enfrentar.
Inicialmente, el partido había anunciado como candidato presidencial a Olban Valladares, y más tarde a Guillermo Valle, quien fue confirmado en una asamblea previa. No obstante, un día después de la proclamación de Ávila, Valle denunció públicamente que un grupo reducido dentro del partido, encabezado por Gutiérrez, le había hecho una "encerrona" para despojarlo de la candidatura y entregársela a Ávila. "No lo invité para que me quitara la candidatura; fue un juego sucio", expresó Valle en un noticiero nacional. Según él, la asamblea que eligió a Ávila fue "ilegal" y orquestada por Gutiérrez, actual designada presidencial de Xiomara Castro.
Ávila, por su parte, aseguró ese mismo día que su designación por la Presidencia de Honduras fue resultado de una decisión "unánime" de la comisión electoral del PINU-SD y que no tuvo participación en la destitución de Valle. La alianza entre el PINU-SD y el PMH incluyó además a dos designados presidenciales del PMH y uno del PINU, además de postular a Ana Castro como candidata a la alcaldía del Distrito Central.
Mientras tanto, Doris Gutiérrez —presidenta del PINU-SD y actual segunda designada presidencial en el gobierno de LIBRE desde 2022— ha mantenido una relación "cordial" pero estratégicamente pragmática con la presidenta y el oficialismo. A diferencia del actual presidenciable liberal Salvador Nasralla, Gutiérrez ha respaldado públicamente la narrativa de cambio promovida por LIBRE y ha asumido funciones dentro del Estado, como la coordinación del Plan Trifinio, un proyecto regional impulsado por el fallido Sistema de Integración Centroamericana (SICA) para el desarrollo de zonas fronterizas.
No obstante, esa cercanía ha sido vista con recelo por analistas, opositores y disidentes, quienes sostienen que Gutiérrez ha adoptado una postura ambigua para preservar la relevancia del PINU-SD en un escenario dominado por LIBRE, el PNH y el PLH. La diputada disidente del oficialismo, Beatriz Valle, ha insinuado que Gutiérrez actúa como una aliada tácita de Libertad y Refundación, especialmente tras la postulación presidencial de Ávila —un exmiembro de LIBRE— lo que, según críticos, refuerza las sospechas de una posible influencia del oficialismo sobre el PINU-SD para evitar una alianza con el Partido Liberal.
En la contienda electoral de 2025 en Honduras, marcada por la repetición de los mismos rostros y las alianzas estratégicas entre cúpulas partidarias, Ávila Gutiérrez representa un caso peculiar: un intelectual de trayectoria internacional que insiste en abrirse paso en un ecosistema político que rara vez premia el mérito académico. A sus 73 años, el economista, catedrático y exfuncionario internacional figura como candidato presidencial del Partido Innovación y Unidad Social Demócrata, un ente minoritario cuya plataforma ha servido de vehículo a expresiones progresistas ajenas a las estructuras hegemónicas del tripartidismo.
Ávila irrumpe en la boleta electoral por el Poder Ejecutivo por primera vez, luego de haber sido precandidato en las internas de LIBRE en 2017 y 2021. En ambas ocasiones quedó relegado por la fuerza de Xiomara Castro, cuya popularidad, maquinaria partidaria y vínculo matrimonial con el expresidente Manuel Zelaya pesaron más que cualquier propuesta técnica o preparación académica. Sin embargo, su retorno en 2025, ahora con un nuevo partido aliado, ocurre en condiciones distintas: fuera del oficialismo, pero con ese aroma, sin el respaldo de una bancada significativa y con la sombra de una ruptura amarga pero no fulminante con LIBRE y sus figuras más visibles.
Desde su postulación formal por el PINU-SD, Ávila, un tecnócrata sin base estructural, ha procurado posicionarse como un candidato distinto: no un caudillo, sino un estadista. Ha apelado a un electorado que busca alternativas al clientelismo y la corrupción; no obstante, los datos duros reflejan que la vía electoral para Ávila es cuesta arriba. En las elecciones de 2021, el PINU-SD apenas obtuvo el 1.86 % de los votos a nivel presidencial y un solo diputado en el Congreso Legislativo. Aunque su alianza con el naciente Partido Migrante Hondureño amplía simbólicamente su propuesta, dicho proyecto fue rechazado por el CNE por no cumplir requisitos formales, y no cuenta con estructura ni presencia territorial.
En contraste, sus principales contrincantes —Moncada por LIBRE, Nasry Asfura por el Partido Nacional y Salvador Nasralla por el Partido Liberal— llegan con bases consolidadas, alianzas ya establecidas, financiamiento robusto y maquinaria territorial operativa en los 298 municipios. Ávila, en cambio, ha centrado su estrategia en foros universitarios, espacios de análisis y entrevistas en medios tradicionales, con escasa presencia en giras municipales, movilización popular o actividades de campo.
Tampoco ha logrado captar a sectores amplios del progresismo social que alguna vez simpatizaron con su proyecto dentro de LIBRE. Líderes juveniles y organizaciones de base que lo respaldaron en 2021 ahora se encuentran divididos entre nuevas expresiones sociales o cooptados por estructuras partidarias más fuertes. El Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), del que fue fundador, no lo respalda. Tampoco han salido en su defensa figuras como Rasel Tomé, Beatriz Valle o Wilfredo Méndez, exaliados críticos del oficialismo que hoy siguen caminos políticos distintos.
La paradoja del "candidato de lujo"
El respaldo de Doris Gutiérrez, histórica dirigente del PINU-SD y actual designada presidencial, es quizás su carta más visible, pero también su mayor contradicción. Gutiérrez ha jugado en los últimos años un papel ambivalente: cercana al oficialismo y parte del gobierno de Xiomara Castro, pero defensora del pluralismo desde el Congreso. Su apoyo a Ávila le permite al candidato proyectar una figura respetable dentro de los márgenes de la izquierda, pero también lo vincula inevitablemente con la estructura de LIBRE, partido al que ha acusado de centralismo, caudillismo y traición ideológica.
Esta tensión quedó evidenciada durante su proclamación como candidato, cuando Guillermo Valle —quien había sido electo en una asamblea anterior— denunció maniobras internas que calificó de "golpe institucional" dentro del PINU-SD. Aunque Ávila negó tener responsabilidad en el episodio, la narrativa de imposición y maniobra opaca dañó ya su imagen como político ético e independiente, y dejó heridas abiertas dentro de su propia planilla.
Por otra parte, su propuesta de una "refundación de la República" carece de anclaje legislativo, y es similar al palabrerío de siempre de Libertad y Refundación. A diferencia de LIBRE, que impulsó una Asamblea Nacional Constituyente como propuesta de cambio estructural en 2013 y 2021, Ávila no cuenta con aliados parlamentarios, gobernaciones ni alcaldías que respalden un proyecto transformador desde lo institucional. Su visión de un modelo alternativo basado en desarrollo sostenible, justicia fiscal y tecnología blockchain es innovadora, pero irrealizable sin un correlato de poder político y apoyo legislativo.
Uno de los activos más importantes de Ávila ha sido su reputación como profesional honesto, crítico de la corrupción y defensor de la transparencia. Ha denunciado el enriquecimiento ilícito de altos funcionarios, cuestionado el nepotismo dentro de LIBRE y deslegitimado el modelo de gobierno basado en la repartición partidaria del Estado. Su lenguaje es firme, científico, y en muchos casos apunta a romper el consenso tácito de las élites. Pero en un país donde el electorado se moviliza más por símbolos que por tesis, su voz se percibe más como la de un comentarista que la de un líder de masas.
Los datos de intención de voto disponibles hasta junio de 2025 no lo colocan entre los tres primeros lugares. Su presencia mediática ha sido menor que la de sus rivales, y su narrativa —aunque estructurada y coherente— no ha generado impacto viral en redes sociales digitales ni ha penetrado en los sectores rurales. Sus seguidores rondan los 40,000 entre plataformas como X y Facebook, muy por debajo de los millones que acumulan Nasralla o Moncada, por ejemplo.
Además, su pasado como asesor del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos) y simpatizante de modelos bolivarianos ha sido utilizado por sus detractores para vincularlo con autoritarismos regionales. Aunque Ávila ha matizado su posición en torno a Venezuela y Nicaragua, insistiendo en la necesidad de una "democracia participativa con libertad plena", sectores empresariales y medios conservadores lo etiquetan como radical, lo que limita sus posibilidades de atraer al electorado de centro.
En otros contextos latinoamericanos, figuras con perfil técnico como Ávila han llegado al poder: Alejandro Toledo en Perú, Ernesto Zedillo en México, Fernando Henrique Cardoso en Brasil. Pero Honduras no ha tenido una experiencia similar. Desde el retorno al orden constitucional en 1982, la política hondureña ha estado dominada por cacicazgos tradicionales, clientelismo, estructuras patrimoniales y más recientemente, populismos personalizados. Ávila representa una ruptura con ese patrón, pero su desconexión con las redes territoriales, los liderazgos locales y las estructuras comunitarias lo debilitan. No es un desconocido, pero tampoco un político de proximidad. La mayoría del electorado hondureño no vota por hojas de vida, sino por promesas inmediatas, asistencia puntual, carisma o alianzas locales. Y en ese juego, Ávila no tiene fichas suficientes.
La lista rápida:
Extradición con EE.UU.:
Si
Aborto terapéutico:
No
Estado laico:
Si
Integración centroamericana:
No
Apoyo a personas LGBTIQ+:
Reforma tributaria:
Si
Si

En COYUNTURA, cada noticia y día de trabajo es un acto de valentía respaldado por personas, procesos, fuentes, documentos y perspectivas confiables, contrastadas y diversas, aunque muy a menudo debemos proteger la identidad de quienes informan y/o comentan. Pero la censura, la crisis económica y los obstáculos estatales y de seguridad no detienen a nuestra Redacción; seguimos informando con determinación, desde Centroamérica. Si has sufrido violaciones a tus derechos por un Estado centroamericano, o si quieres contar una historia, contáctanos a través de direccion@coyuntura.co o mediante la burbuja de mensajes en la parte inferior del medio.
Por otro lado, no te pierdas AULA MAGNA, nuestra radio en línea y plataforma de podcasts para la región y su gente, donde el periodismo y el entretenimiento se fusionan las 24 horas del día.
Juntos, construimos el puente de la verdad y la democracia, por eso ten en consideración adquirir una membresía de nuestro programa para socias y socios, con beneficios y servicios digitales únicos.