Aumenta la urgencia por salir: encuesta pinta una Nicaragua en fuga, empobrecida y vigilada
- Redacción Central
- hace 2 días
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Más allá de los problemas económicos, el estudio de la sociedad civil ilustra un país sometido a una red de vigilancia comunitaria. Nueve de cada diez nicaragüenses (92.25 %) perciben que son observados y controlados, principalmente por los Consejos de Liderazgo Sandinista (CLS), estructuras barriales que sustituyeron a los antiguos Consejos del Poder Ciudadano, creados en 2013 por el Frente Sandinista.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua

Un sondeo aplicado entre el viernes 18 y el miércoles 23 de julio de 2025 por la organización Hagamos Democracia vuelve a trazar, con cifras concretas, la gravedad simultánea de la crisis económica, la desafección política y el reforzamiento del control social en Nicaragua. La consulta —la undécima que realiza la entidad, con cuatro mediciones anuales— incluyó 400 personas distribuidas en 40 municipios de una decena de departamentos y se aplicó mediante formularios digitales. Sus resultados muestran una población con voluntad mayoritaria de emigrar, ingresos que no alcanzan para la canasta básica y una percepción generalizada de vigilancia comunitaria vinculada al aparato del régimen.
El indicador más llamativo es el aumento del porcentaje de personas que afirmaron que "si pudieran, se irían de Nicaragua": pasó del 63.1 % en abril de 2025 al 69.5 % en julio. El incremento absoluto —6.41 puntos porcentuales según el informe— se produce en un contexto de cambios en las políticas migratorias internacionales; sin embargo, la encuesta registra que el 50.7 % de quienes desean emigrar aún señalan a Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) como destino preferente, pese a las campañas de deportaciones mencionadas por los autores del estudio.
El documento subraya un cambio en las motivaciones que sostienen esa aspiración: la proporción de encuestados que citó razones económicas como principal motivo para migrar descendió del 61 % al 53.6 % (-7.4 puntos), mientras que quienes adujeron razones políticas aumentaron del 33 % al 39.3 % (+6.3 puntos). El informe interpreta esos movimientos como la confirmación de una relación estrecha entre crisis económica y crisis política: aunque, a la hora de decidir migrar, las necesidades materiales siguen siendo predominantes, la desesperanza política está ganando peso como motor de la salida.
Economía doméstica: la canasta básica es inalcanzable para la mayoría
Los datos económicos son contundentes. La encuesta sitúa el valor de referencia de la canasta básica en 21,019.41 córdobas, y revela que el 87.25 % de los encuestados declaró que sus ingresos no les permiten costearla; apenas el 12.75 % afirmó poder hacerlo. Más aún, el 71.25 % declaró percibir un salario que no alcanza ni para la mitad de la canasta.
La distribución de ingresos mensuales reportada por las 400 personas es la siguiente:
8.7 % recibe 3,500 córdobas o menos;
14.3 % percibe entre 3,500 y 5,000 córdobas;
12.3 % tiene entre 5,500 y 7,000 córdobas;
36 % gana entre 7,500 y 11,000 córdobas;
28.7 % obtiene más de 11,000 córdobas.
Pese a esa distribución, solo el 22.7 % afirmó que sus ingresos le permiten cubrir los gastos mensuales cotidianos. El informe destaca que 35.25 % de las y los encuestados gana menos de 7,000 córdobas (menos de 190 dólares estadounidenses al mes), y que incluso en el segmento de mayores ingresos, 38.26 % reconoce no poder cubrir gastos esenciales y 66.08 % admite no poder costear la canasta del país centroamericano.
El panorama laboral agrega otra capa de vulnerabilidad: 34 % dijo estar formalmente empleado, 19.3 % respondió que no tiene empleo y 46.7 % trabaja por cuenta propia —una tasa de informalidad que supera los registros de consultas anteriores (44.6 % y 42.4 %). En términos más generales, el estudio identifica que 66 % de la muestra está en condición de empleo precario (autoempleo o desempleo), y 77.25 % aseguró que sus ingresos no alcanzan siquiera para los gastos mensuales más básicos.
Ese desequilibrio tiene un impacto familiar tangible: 53.5 % de los consultados señaló que en su hogar viven cuatro o más personas, mientras que en 48.75 % de los hogares solo un integrante aporta ingresos, lo que significa que una sola fuente debe sufragar alimentación, servicios, vivienda, educación y otros gastos.
La percepción ciudadana sobre qué ha subido más en los últimos meses es nítida: la carne encabeza la lista con 86.75 % de menciones, seguida por frijoles (75.25 %), aceite (67.75 %) y queso (64.5 %). También aparecen la tortilla (42.25 %), productos de limpieza (42 %) y una amplia gama que incluye arroz, harina, azúcar, frutas, verduras, lácteos, medicinas, ropa y útiles escolares. En cuanto a la magnitud del aumento, 65.5 % considera que la canasta ha subido "mucho" en los últimos tres meses; 33.25 % opina que ha subido "poco" y solo 1.25 % que se ha mantenido estable. Aunque ese 65.5 % es algo menor al 74 % registrado en abril, el informe advierte que la caída de la percepción no mitiga el impacto real sobre el poder adquisitivo, dado el estancamiento salarial.
Vigilancia social y seguridad: la percepción de ojos en todos lados
La sensación de vigilancia es casi unánime. Entre abril y junio de 2025, al menos nueve de cada diez nicaragüenses encuestados percibieron ser vigilados por el sistema de espionaje del régimen. El 92.25 % identificó a los Consejos de Liderazgo Sandinista (CLS) como los principales actores que ejercen vigilancia en su entorno; la Policía fue mencionada por aproximadamente tres de cada diez. Jesús Tefel, dirigente de Hagamos Democracia, resumió la percepción: la gente siente que son sus propios vecinos —los secretarios políticos, la estructura de los CLS— quienes "transmiten la información, delatan y funcionan como 'orejas'", un fenómeno que, según Tefel, erosiona los lazos comunitarios y familiares.
El sondeo también registra que 97 % de los entrevistados considera que la criminalidad aumentó en el periodo referido. Solo 1.35 % identificó de manera directa a los secretarios políticos como operadores de vigilancia, lo que sugiere que la percepción se concentra en la estructura comunitaria más amplia (CLS) antes que en individuos concretos nombrados por los encuestados.
Organismos internacionales como el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua (GHREN) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han descrito a los CLS como redes que recopilan información, identifican opositores, presionan para la asistencia a actividades partidarias y difunden propaganda; la encuesta local refleja esa percepción entre la población consultada.
En materia política, la encuesta revela una percepción casi unánime sobre la preparación de una sucesión dinástica: 98 % de las y los entrevistados considera que la dictadura se está preparando para ese tránsito. Entre ellos, 52.6 % cree que el poder pasará a Laureano Ortega Murillo, y 46.1 % piensa que será para Rosario Murillo. Paralelamente, 75.3 % juzga como negativas las alianzas internacionales del régimen del Frente Sandinista con Rusia, China e Irán, por razones que van desde el riesgo geopolítico y el aislamiento hasta efectos económicos y la percepción de que esos vínculos fortalecen al aparato represivo de la ahora Copresidencia de Daniel Ortega y su esposa y comandataria Rosario Murillo.
El informe añade que, entre las señales que alimentan la decisión de migrar y la frustración ciudadana, figuran las expulsiones del país de nicaragüenses en el exterior, la intensificación de purgas en instituciones estatales, la continuidad de la "cacería contra la disidencia" y el fortalecimiento de vínculos internacionales que, según los encuestados, benefician a la dictadura en términos de financiamiento y apoyo logístico.
La fotografía que arroja la undécima medición de Hagamos Democracia sintetiza tres nudos críticos: una mayoría que quiere salir del país, ingresos que no alcanzan para vivir y una sensación de vigilancia comunitaria permanente. Las cifras empíricas —el 69.5 % que querría emigrar, el 87.25 % que no cubre la canasta, la casi totalidad que percibe vigilancia por parte de los CLS— dibujan una coyuntura donde la degradación del bienestar material y la erosión de la esfera pública se refuerzan mutuamente.
El propio informe evita conclusiones causalistas fuera de sus datos, pero los patrones que registra —el aumento de motivaciones políticas para migrar, la persistente informalidad laboral, la percepción de alianzas internacionales que fortalecen al régimen— permiten trazar una correlación sustentada en las respuestas ciudadanas: la degradación de la vida cotidiana y el aumento del control político aparecen, en la voz de la población, como fuerzas que empujan a la salida y que remodelan la convivencia social e institucional en Nicaragua en 2025.
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