La alineación del sandinismo con el régimen venezolano, la represión de la oposición y el uso de la religión como herramienta de poder reflejan una estrategia que combina la política internacional con una política interna de control y represión. En este contexto, la situación en Nicaragua y Venezuela se presenta como un ejemplo de cómo los regímenes autoritarios utilizan el poder y la retórica para mantener su dominio y enfrentar los desafíos tanto internos como externos.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Managua, Nicaragua
Luego de los gritos y los "sí, mi general", en un nuevo acto cargado de simbolismo y del fervor revolucionario de siempre, con un montón de plantas, el dictador nicaragüense Daniel Ortega, acompañado por su esposa Rosario Murillo, abordó el contexto internacional y nacional con una retórica que profundiza la relación entre el régimen sandinista y sus aliados, al tiempo que refuerza su postura sobre la situación interna. El discurso, pronunciado la noche del martes 13 de agosto de 2024 en el acto conmemorativo del 44 aniversario de la Fuerza Naval del Ejército de Nicaragua, no solo reiteró el apoyo incondicional a Nicolás Maduro y su régimen en Venezuela, sino que también reveló la creciente radicalización de la retórica oficialista en Nicaragua. Ortega habló de la Revolución Ciudadana de 1979, de Cuba y Fidel Castro, y también del libro "Un grano de maíz".
"Gracias a la Revolución Cubana... llegó para quedarse la Revolución Ciudadana en Nicaragua. Dos revoluciones. Revoluciones que rompieron totalmente las estructuras de los poderes que habían enclavado aquí los que imponían la doctrina que decía 'América para los americanos', es decir, 'América para los yankees. En Cuba se rompieron esas estructuras, y en Nicaragua se rompieron esas estructuras. Y luego, la Revolución Bolivariana, llegando por otra vía, otro camino, com mucho heroísmo del pueblo venezolano, del comandante eterno Hugo Chávez", señaló Ortega.
Daniel, que preside Nicaragua desde el año 2007, expresó un fuerte apoyo al mandatario venezolano Nicolás Maduro, a quien describió como víctima de un supuesto golpe de Estado respaldado por la manipulación tecnológica. Según Ortega, la reciente crisis electoral en Venezuela, donde se acusa al régimen chavista de Maduro de fraude, es parte de un ataque más amplio que utiliza la tecnología para desestabilizar al país. "Han instalado contra el presidente Nicolás Maduro un golpe donde se manipulan todo lo que es la modernidad tecnológica, que debería de servir para el bien y no para el mal", afirmó Ortega, alineándose con el discurso oficial del régimen venezolano que ha señalado un hackeo del sistema de transmisión de datos electorales.
Este pronunciamiento no es un hecho aislado, sino parte de un patrón en la política exterior de Ortega, quien ha mantenido una postura firme de apoyo hacia aliados como Maduro y el fallecido Hugo Chávez. La alusión a Chávez como una figura que sigue "acompañando" al pueblo venezolano y a Maduro, refleja la conexión ideológica y estratégica entre los dos regímenes, ambos con un historial de controvertidas prácticas de gobernanza y represión.
La situación en Venezuela ha sido marcada por la controversia desde las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio de 2024, que resultaron en la reelección de Maduro, según el Consejo Nacional Electoral (CNE), pero fueron rechazadas por la oposición que denuncia un fraude electoral ya que hasta la fecha aún no se han publicado las actas oficialistas. Maduro ha intensificado su campaña contra plataformas de comunicación digital, acusando a aplicaciones como WhatsApp de entregar datos personales a líderes opositores, y ha solicitado la eliminación de estas plataformas. El régimen también ha implementado medidas drásticas como la suspensión temporal de la red social X (antes Twitter) y un nuevo paquete de legislaciones para regular el mensaje público.
Estas acusaciones y medidas represivas han sido acompañadas por un aumento en la violencia y las detenciones, con más de 2,200 personas arrestadas y al menos 25 fallecimientos reportados desde finales de julio hasta el cierre de este texto. El oficialismo venezolano ha calificado las protestas de actos "criminales" y "terroristas", mientras que la oposición y organizaciones de derechos humanos, incluyendo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acusan a las fuerzas de seguridad del Estado de brutalidad y represión.
Mientras tanto, en el acto celebrado en el centro de convenciones Olof Palme en Managua, no solo hubo una conmemoración militar, sino también una plataforma para reiterar la retórica oficialista. Ortega, además de defender a Maduro, aprovechó la ocasión para recordar a figuras históricas del movimiento sandinista, como Fidel Castro y Tomás Borge Martínez. Esta referencia a líderes revolucionarios refuerza el vínculo ideológico y simbólico entre el régimen sandinista y otros movimientos de izquierda en América Latina.
En paralelo, Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua y cónyuge de Ortega, pronunció un discurso en el que se autodenominó la "voz de Dios" en Nicaragua. En su alocución, Murillo afirmó que el régimen sandinista fue y es "escogido por Dios" y que su labor es una obra divina. Este tipo de retórica, profundamente religiosa y radical, subraya la manera en que el régimen pretende legitimar su poder y reforzar su control sobre la narrativa pública en Nicaragua. En el marco de su celebración y de sus declaraciones, la administración Ortega-Murillo continúa con una política de represión que incluye la expulsión de sacerdotes católicos y la confiscación de medios de comunicación religiosos. Estos actos forman parte de una estrategia más amplia para controlar todos los aspectos de la vida pública en Nicaragua, desde los medios de comunicación hasta las expresiones religiosas y políticas.
La detención de al menos 15 sacerdotes en lo que va de agosto de 2024 y la clausura de medios religiosos durante todo el año reflejan un patrón de represión que también afecta a otros sectores de la sociedad. La censura y la represión de la oposición, junto con el control de los medios y el uso de la retórica ideológica, son herramientas clave en la estrategia del régimen para mantener el poder y silenciar a sus críticos.
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