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"Se buscan periodistas en Nicaragua"

Más de 200 periodistas nicaragüenses se encuentran en el exilio hasta la fecha, junto a otros muchos trabajadores de medios de comunicación, independientes y masivos. Tuvieron que desplazarse fuera de su país por "temores fundados". Y dejaron un vacío laboral e informacional en la nación centroamericano que justo ahora se busca remediar. "Llevamos varios meses buscando colaboradores dentro del territorio, y no hay colegas o estudiantes para al menos hacer prácticas", señala la directora de un medio.

Por Jairo Videa | @JairoVidea

Managua, Nicaragua
Fotografía de Coyuntura

En los últimos años, Nicaragua ha sido testigo de un deterioro significativo en la libertad de prensa y los derechos humanos, especialmente para las y los periodistas independientes, quienes desde el año 2018 se las ingenian para cubrir, redactar, profundizar y dar seguimiento a las noticias desde el territorio ante la política de censura instaurada por el oficialismo contra toda disidencia. La persecución directa del Ejecutivo y la Policía Nacional ha obligado a muchas y muchos profesionales de los medios y trabajadores de la comunicación a abandonar el país centroamericano por "temores fundados" contra la integridad y vida, dejando un vacío informativo y un ambiente laboral desafiante para esta generación y las que se encuentran en construcción.


En medio de este contexto, la Fundación para la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) ha revelado esta semana que al menos 208 periodistas han buscado refugio en el exilio durante los últimos cinco años, en respuesta a la crisis social, humanitaria, política y económica que afecta a Nicaragua desde abril de 2018.


La magnitud de esta situación se vuelve aún más evidente al considerar que la cantidad de periodistas activos en el país no supera los 500 profesionales, según Guillermo Medrano, director de FLED. Enfatiza que las y los 208 periodistas exiliados representan una proporción alarmante y catastrófica para el periodismo independiente en Nicaragua, ya que los medios oficialistas siguen operando dentro del país, cada vez con más recursos provenientes del Estado y las empresas de la familia gobernante.


El régimen de Nicaragua, liderado por el mandatario Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, no ha emitido comentarios al respecto. Por el contrario, durante la conmemoración número 44 de la Revolución Ciudadana este miércoles 19 de julio de 2023, Murillo, quien también ostenta la Vicepresidencia y la Coordinación de Comunicación del Ejecutivo, escupió toda su furia contra quienes piensan diferente o denuncian las violaciones de derechos, actos corruptos y crímenes contra la población. "Son una peste", sentenció.


Murillo ha arremetido repetidamente contra las y los periodistas críticos a la gestión sandinista, calificándolos de "chachalacas" que "mienten" con el objetivo de desestabilizar. Les ha acusado de "inventar cualquier cosa para sembrar el terror". Para referirse a los comunicadores ha utilizado términos como "hipócritas", "destructores", "criminales" y "terroristas".


La mayoría de los periodistas nicaragüenses en el exilio han encontrado refugio en países como Costa Rica, Estados Unidos, España y Guatemala, tal es el caso de la Redacción de COYUNTURA, o las salas editoriales de Nicaragua Investiga, Confidencial, La Prensa y Onda Local en el vecino del sur. Sus historias personales ilustran los desafíos y los temores que enfrentan. Muchas y muchos de ellos se han desplazado de manera forzosa dentro o fuera del territorio nicaragüense y centroamericano debido a que la Policía Nacional ha llegado o llega con insistencia a sus viviendas para buscarles. Sus salidas son forzadas debido a la incertidumbre y preocupación por su seguridad y la de sus familias, ya que su labor informativa y postura crítica o ímpetu de investigar generaron su seguimiento.


El informe reciente de FLED revela que el periodismo en Nicaragua está viviendo su peor momento, y destaca que en al menos tres de los 15 departamentos del país ya no existe una práctica periodística independiente. "Lo local pasa por desapercibido y la política se come toda la agenda nacional", reclama una reportera de la ciudad de Bluefields, uno de los municipios más mortíferos para las mujeres. "Los femicidios acá han generado un impacto y preocupación que hasta la fecha no se ha visto reflejada ni en las agendas de los medios y mucho menos en la del Estado y las instituciones gubernamentales", explica la periodista de 26 años, quien usa el anonimato para las pocas fuentes que "aún" le "quedan", y para su propia identidad.


La situación se agrava aún más por la implementación de nuevos mecanismos represivos por parte de la administración de Ortega. Ya no solo basta con censurar, criminalizar y desplazar a las y los periodistas. En ese sentido, Medrano destacó en una nota de la Voz de América que los juicios exprés son uno de los patrones de represión documentados en los meses de mayo y abril de 2023.


Por otro lado, durante febrero y marzo, el régimen Ortega-Murillo utilizó de manera indiscriminada la desnacionalización, la expulsión territorial y la confiscación como herramientas para castigar a expresidenciables, opositores políticos, activistas, exfuncionarios desertores, defensores de derechos humanos, abogados, periodistas y hasta sacerdotes católicos.


Aunque en lo que va del año varios periodistas han sido detenidos, estos han sido liberados durante los juicios, imponiéndoles la condición de presentarse periódicamente a firmar en las dependencias del Ministerio de Gobernación, la Policía Nacional o la Fiscalía. Este enfoque representa una nueva forma de criminalizar la labor periodística, y marca un cambio en comparación con las penas de cárcel anteriores bajo la acusación de "terrorismo", aunque sigue teniendo la misma intensión: censurar.


La asfixia de los medios independientes también ha sido un factor importante en la crisis. Los principales periódicos de Nicaragua, como El Nuevo Diario, Metro y La Prensa, han dejado de circular debido a la suspensión de operaciones o la retención de materias primas necesarias para la producción diaria. Ya no hay un solo medio de comunicación impreso masivo. La prensa oficialista, que se limita a describir y narrar los acontecimientos según el libreto proporcionado por el Poder Ejecutivo, ha ocupado el espacio mediático, dejando un vacío en la prensa crítica e investigativa.


La condena reciente del periodista Víctor Ticay Ruiz es un ejemplo claro de la represión que enfrentan las y los periodistas independientes en Nicaragua. Fue declarado culpable de "traición a la patria y ciberdelitos" en un juicio arbitrario que careció de garantías legales básicas. Ticay, corresponsal de Canal 10 -el único canal de señal abierta que no controla el sandinismo-, fue llevado a una audiencia sorpresiva sin la presencia de su abogado de elección y se le negó el derecho a recibir visitas familiares.


En el caso de Ticay, la Fiscalía presentó testigos parciales vinculados al régimen, lo que socava la credibilidad e imparcialidad del proceso judicial. Y, como si fuera poco, nadie ha podido verle desde hace más de tres meses. Fue detenido el 06 de abril, en medio de la Semana Santa, en la ciudad de Nandaime, a unos 50 KM de la capital.


El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más ha denunciado estas violaciones y expresa constantemente su preocupación por el mensaje que el régimen de Ortega envía a los periodistas independientes del país. La lucha por la justicia y la libertad de expresión en Nicaragua está lejos de terminar, y se requiere la atención y la acción de la comunidad internacional para proteger la integridad y la labor periodística en el país centroamericano.


La situación en Nicaragua refleja un panorama oscuro de represión, exilio forzado y asfixia de la prensa independiente. La libertad de expresión y los derechos humanos están siendo vulnerados, y el periodismo independiente se encuentra en su peor momento. La comunidad internacional debe mantener la atención sobre esta alarmante situación y apoyar a las y los periodistas nicaragüenses que luchan por la justicia y la libertad de prensa. Solo a través de la presión y la solidaridad internacional se podrá lograr un cambio en Nicaragua y garantizar un ambiente seguro para la práctica periodística independiente.


La impunidad sigue imperan en los casos de violencia contra periodistas, defensores y comunicadores en Nicaragua. Hasta la fecha, la administración sandinista no ha ordenado ni encabezado una investigación por el caso del periodista Ángel Gahona, asesinado por una bala policial durante las manifestaciones iniciadas en Nicaragua en abril del año 2018.


"Nadie quiere hacer periodismo desde adentro"


Desde su exilio en Costa Rica, una directora de un medio de comunicación nicaragüense ha compartido su desafío para encontrar periodistas locales que puedan cubrir la creciente demanda de noticias e información en su redacción. Esta directora, quien ha preferido mantener su nombre en el anonimato por razones de seguridad, señala la dificultad de encontrar colegas o estudiantes dispuestos a realizar labores o prácticas periodísticas dentro del territorio nicaragüense.


"Llevamos varios meses buscando colaboradores dentro del país, pero desafortunadamente no encontramos colegas o estudiantes dispuestos a unirse a nuestro equipo", señaló la directora. Esta situación ilustra el vacío laboral e informacional en Nicaragua, lo que ha llevado a un deterioro significativo en la libertad de prensa y ha limitado la diversidad de voces y perspectivas en el panorama mediático del país centroamericano.


La falta de periodistas dispuestos a trabajar en medios independientes se atribuye a los riesgos constantes y "sonantes" que enfrentan los profesionales de los medios en Nicaragua.


La directora destacó la importancia del periodismo independiente y la necesidad de contar con reporteros locales que puedan investigar, indagar y preguntar, en lugar de simplemente reproducir el libreto proporcionado por el sandinismo. "Nadie quiere hacer periodismo desde adentro", señala. "Aunque se ponga un letrero de 'se buscan periodistas en Nicaragua'. El periodismo crítico o sencillamente profundo huele a peligro", agrega.


A pesar de los desafíos, la directora continúa buscando soluciones para cubrir la demanda de noticias en su medio. Reconoce la valentía del periodismo nicaragüense que continúa, a pesar de las limitantes tan marcadas y cada vez más complejas.


Estudiar periodismo es cada vez más complicado


En el caso de las universidades y en lo que respecta a las carreras profesionales relacionadas al periodismo y la comunicación social, el equipo de COYUNTURA pudo constatar gracias a varios registros un ligero incremento en la matricula de la licenciatura de Comunicación para el Desarrollo en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) en Managua, a cargo de directivos y docentes sandinistas, quienes ejecutan sin ningún problema la orden de "decir todo lo que el Gobierno mande, y no confrontar de ninguna manera". Según varios estudiantes de dicha carrera, están ahí "porque no hay de otra". Es la universidad pública más grande del país, y la más controlada por el oficialismo y el Consejo Nacional de Universidades (CNU).


El alumnado de dicha carrera en la UNAN-Managua, que pertenece a la Facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas, también denuncia que las únicas oportunidades que la coordinación les brinda para realizar sus prácticas profesionales son en la Red de Comunicadores de la Juventud Sandinista, en Radio Nicaragua, Radio Ya, Radio Sandino, Canal 6 de Nicaragua, TN8 y, en ocasiones, en Multinoticias - Canal 4. Todos, espacios controlados por el oficialismo, bajo la vigilancia perpetua de Murillo.


Por el contrario, según docentes de universidades privadas consultados por esta Redacción, el efecto es diferente en las entidades de educación superior cerradas. "Varias han clausurado la carrera y otras han reconfigurado su programa para terminar exigiéndole más al docente y dándole menos al estudiante", señala una profesora de la Universidad del Valle, una casa de estudio privada que ha recibido en sus salones a estudiantes que han abandonado la educación pública por su mala calidad o por el control del sandinismo.


"Y sin importar en donde estudiemos, los medios independientes tampoco son una opción para trabajar. Parece que solo tenemos la elección de los medios oficialistas o la de los call centers (centros de llamada)", condena entre bromas un estudiante de la UNAN-Managua.


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