Crisis del gusano barrenador reaviva tensiones comerciales y sanitarias entre México, Centroamérica y EE.UU.
- Redacción Central
- 10 jul
- 7 Min. de lectura
Ante el nuevo cierre fronterizo, el secretario de Agricultura mexicano, Julio Berdegué Sacristán, aseguró que el país mantiene un "control estricto" sobre la situación sanitaria. Según sus reportes, de los más de 2,200 casos detectados desde noviembre de 2024, solo 337 permanecen activos. El funcionario subrayó que el porcentaje de afectación actual representa apenas el 0.005 % del hato nacional.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Sonora, México

La reaparición del gusano barrenador del ganado (GBG), una devastadora plaga provocada por la mosca cochliomyia hominivorax, ha provocado el colapso de las recién reabiertas exportaciones de ganado mexicano hacia Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.). La alerta fue detonada apenas dos días después del reinicio oficial del comercio por el puerto de Agua Prieta, Sonora, debido a la detección de nuevos brotes en Veracruz. Este revés no solo amenaza con nuevas pérdidas económicas para el sector pecuario, sino que también pone en entredicho los controles sanitarios implementados y genera desconfianza en torno a recientes importaciones procedentes de Centroamérica.
Todo comenzó en Ixhuatlán de Madero, un municipio del norte de Veracruz donde se confirmaron dos focos activos del gusano barrenador en bovinos. La Unión Ganadera Regional del Norte de Puebla (UGRNP) rápidamente encendió las alarmas, advirtiendo sobre el riesgo de dispersión hacia la Huasteca Veracruzana y Poblana, señalando como puntos críticos los municipios de Poza Rica (Veracruz), Francisco Z. Mena, Pantepec y Venustiano Carranza (Puebla). Esta región ganadera, densamente poblada y de tránsito frecuente de animales, podría convertirse en una vía de expansión acelerada de la plaga si no se toman medidas urgentes.
Como respuesta inmediata, la secretaria de Agricultura de EE.UU., Brooke Rollins, ordenó la suspensión total del comercio de ganado, caballos y bisontes desde México, afectando directamente la reapertura portuaria planeada entre el 07 de julio y el 15 de septiembre. "Para proteger al ganado estadounidense y el suministro alimentario, hemos tomado esta decisión crítica tras recibir el reporte más reciente de casos en Veracruz, demasiado cerca de nuestra frontera", expresó Rollins en un comunicado emitido la noche del miércoles 09 de julio de 2025.
El nuevo cierre fronterizo ocurre tras una reapertura breve que había generado optimismo entre los productores mexicanos. Durante siete semanas, entre mayo y junio de este año, las exportaciones estuvieron suspendidas por brotes anteriores de gusano barrenador, lo que representó pérdidas estimadas en 700 millones de pesos (cerca de 38 millones de dólares), según datos del Consejo Mexicano de la Carne. El 30 de junio, EE.UU. consideró que la situación estaba bajo control gracias a la colaboración binacional y anunció una reapertura progresiva.
La reapertura contemplaba cinco puertos, comenzando por Agua Prieta, pero el hallazgo en Ixhuatlán frenó de golpe ese proceso. La distancia entre el brote y la frontera (370 millas) es alarmantemente corta, considerando que la zona está fuera del alcance actual del programa de dispersión de moscas estériles, el método más eficaz para combatir la plaga.
Temores por ganado importado desde Nicaragua
En medio de esta crisis, la llegada a Durango de 4,600 cabezas de ganado procedentes de Nicaragua encendió aún más las alertas entre ganaderos del norte de México. El embarque ingresó por el puerto de Mazatlán y fue trasladado hasta la planta procesadora SuKarne en Tlahualilo, bajo autorización del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA). Según el organismo, los animales llegaron en fase final de engorda, destinados exclusivamente al sacrificio, sin riesgo de reproducción o contacto con otros hatos.
A pesar de haber cumplido los protocolos zoosanitarios federales —incluyendo pruebas negativas de enfermedades y tratamientos preventivos contra plagas—, la Unión Ganadera Regional manifestó su preocupación, especialmente por el contexto en el que se produjo esta importación: justo cuando se reanudaban las exportaciones hacia Estados Unidos. "No tenemos atribuciones para impedir la entrada, pero sí se levantó un acta de amonestación por no contar con permiso estatal de internación", indicó Rogelio Soto Ochoa, dirigente de la organización.
Este episodio pone en la mira la vigilancia en los puertos y la confianza en los certificados sanitarios, ya que Nicaragua, al igual que otros países de Centroamérica, ha enfrentado brotes recientes de gusano barrenador desde 2023.
La amenaza del gusano barrenador en Centroamérica
El gusano barrenador del ganado es una larva parasitaria que se alimenta de la carne viva de animales de sangre caliente. Aunque afecta principalmente a bovinos, también puede infestar a mascotas e incluso, en raras ocasiones, a humanos. Desde 2023, se han reportado más de 35,000 infestaciones en la región mesoamericana, según la Comisión Panamá-Estados Unidos para la Erradicación y Prevención de la Infestación por Gusano Barrenador del Ganado (COPEG). Las vacas han sido las más afectadas, representando un 83 % de los casos.
Países como Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice, que habían erradicado la plaga durante las últimas dos décadas, enfrentan ahora una reemergencia que amenaza la sanidad animal, la seguridad alimentaria y el comercio internacional.
El Salvador es, hasta ahora, el país centroamericano con menor número de casos de gusano barrenador en humanos, según informó el ministro de Salud, Francisco Alabi, durante una entrevista televisada. "A la fecha, hemos registrado tres casos de miasis por gusano barrenador en humanos. En la región centroamericana también se han reportado casos. Actualmente, los registros indican: Panamá con 61 casos, Honduras con 59, Costa Rica con 40, Guatemala con 4 y El Salvador con tres", detalló el funcionario.
Sin embargo, una verificación realizada por COYUNTURA reveló que la situación en Honduras es más grave de lo señalado por Alabi. Según datos oficiales de la Secretaría de Salud hondureña (SESAL), hasta la semana epidemiológica 26 —correspondiente al periodo del 22 al 28 de junio— se contabilizaron 98 casos confirmados en personas. Entre ellos, se reportó la muerte de un recién nacido en el Hospital Escuela de Tegucigalpa, víctima de una miasis umbilical.
En el ámbito animal, la situación también es alarmante. El Servicio Nacional de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria (SENASA) de Honduras informó que los casos en ganado y otras especies ya superan los 1,820 registros.
Por su parte, México ha confirmado al menos 25 casos humanos de miasis por gusano barrenador, mientras que Nicaragua enfrenta un escenario preocupante con 100 personas afectadas hasta la fecha.
Estos datos reflejan una expansión sostenida de la plaga en la región, según expertos consultados, lo que mantiene en alerta a las autoridades sanitarias y agropecuarias de Centroamérica y México.
La estrategia binacional para erradicar la plaga
En respuesta a la gravedad del brote, Estados Unidos ha lanzado un ambicioso plan para erradicar al cochliomyia hominivorax, con una inversión inicial de 8,5 millones de dólares. La piedra angular del programa es la liberación masiva de moscas macho esterilizadas por radiación, una técnica probada con éxito entre 1960 y 1970.
Este plan se sustenta en cinco ejes:
Contención de la plaga en México mediante colaboración directa con las autoridades mexicanas.
Protección de la frontera sur de EE.UU. para evitar la entrada de ganado infestado.
Fortalecimiento de capacidades técnicas y operativas para vigilancia y respuesta.
Construcción de una planta de cría de moscas esterilizadas, complementando la existente en Texas.
Innovación tecnológica para mejorar la producción y dispersión de moscas estériles.
Estas acciones buscan frenar el avance de la plaga y evitar que cruce hacia territorio estadounidense, donde podría devastar la industria ganadera local.
El resurgimiento del gusano barrenador revela la fragilidad de los sistemas sanitarios agropecuarios frente a amenazas transfronterizas. México, que había logrado mantener bajo control este parásito durante más de 20 años, enfrenta ahora no solo una crisis sanitaria, sino también un reto diplomático y comercial.
Según el secretario de Agricultura, Julio Berdegué Sacristán, desde el primer caso reportado en noviembre de 2024, se han detectado más de 2,200 animales infectados, de los cuales solo 337 presentaban infestaciones activas a inicios de julio. "La ganadería mexicana es segura. Solo el 0.005 % del hato nacional está afectado", insistió Berdegué. No obstante, los números no han sido suficientes para convencer a las autoridades estadounidenses.
Este jueves 10 de julio, durante la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, se espera una postura oficial del gobierno mexicano frente al nuevo cierre, mientras los productores, exportadores y consumidores observan con incertidumbre el curso de los acontecimientos.
La actual emergencia sanitaria no es solo un asunto bilateral. La expansión del gusano barrenador en Centroamérica y su reaparición en México exponen la necesidad de fortalecer mecanismos regionales de prevención, vigilancia y respuesta sanitaria. El comercio agropecuario entre países del continente depende de la confianza en los protocolos sanitarios, y eventos como este erosionan esa base.
La experiencia deja claro que erradicar al cochliomyia hominivorax no es una batalla aislada, sino una guerra prolongada que exige coordinación internacional, inversión sostenida y compromiso político. Mientras tanto, miles de productores ven con preocupación cómo sus animales, sus inversiones y su sustento quedan atrapados en el centro de una crisis que, a pesar de los avances científicos, parece lejos de resolverse.
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