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El árbol de Navidad en la Casa Presidencial de El Salvador, símbolo de la "era de paz" bajo el mandato de Nayib Bukele

El árbol de Navidad de Nayib Bukele ha dejado de ser un adorno urbano para convertirse en un acontecimiento político e institucional con múltiples lecturas. Es —por un lado— espectáculo popular y revulsivo para la economía local; por otro, un instrumento comunicacional situado en un paisaje institucional donde la transparencia y los contrapesos han sufrido transformaciones profundas. Celebrar la recuperación del espacio público no es incompatible con exigir que el Estado explique con detalle cómo, cuánto y para quién gasta. El reto para la sociedad salvadoreña es mantener, simultáneamente, el disfrute ciudadano de la plaza y la exigencia democrática de cuentas claras: que las luces no sirvan para eclipsar lo esencial.


Por Jairo Videa | @JairoVidea

San Salvador, El Salvador
El mandatario derechista Nayib Bukele y su familia en San Salvador | Fotografía de Presidencia de El Salvador
El mandatario derechista Nayib Bukele y su familia en San Salvador | Fotografía de Presidencia de El Salvador

En la víspera de Navidad, mientras el mundo se prepara para celebrar el cierre de otro año marcado por desafíos globales, El Salvador ha consolidado una ceremonia que se ha convertido en emblema de su transformación interna: el encendido del árbol navideño en Casa Presidencial. Este ritual, impulsado por el presidente Nayib Bukele, no solo marca el inicio de las festividades decembrinas, sino que encapsula un mensaje de renovación, seguridad y cohesión familiar en un país que, hasta hace poco, lidiaba con índices alarmantes de violencia. Ayer, martes 23 de diciembre de 2025, la familia presidencial —compuesta por Bukele, su esposa Gabriela Rodríguez de Bukele y sus hijas Layla y Aminah— protagonizó una vez más este acto, transmitido en cadena nacional y a través de plataformas digitales, atrayendo la atención de miles de salvadoreños.


El evento, que se ha repetido anualmente desde al menos 2021, representa un punto de inflexión en la narrativa nacional. En un contexto donde El Salvador ha pasado de ser catalogado como uno de los países más peligrosos del mundo a un modelo de control sobre la delincuencia organizada, esta tradición parece servir como vitrina para exhibir los logros en materia de seguridad. Según declaraciones del propio mandatario, el encendido del árbol no es mero espectáculo festivo, sino una oportunidad para que las familias salvadoreñas experimenten el "espíritu navideño plenamente", en un entorno de "confianza recuperada y esperanza". Durante la ceremonia de 2024, por ejemplo, Bukele enfatizó cómo miles de hogares han podido disfrutar de atracciones como la Villa Navideña en el Centro Histórico, la más extensa de Centroamérica, sin el temor que antes imperaba debido a las pandillas.


Para comprender el alcance de esta costumbre, es necesario retroceder en el tiempo y verificar su evolución. Los registros públicos y transmisiones archivadas muestran que el primer encendido documentado bajo la administración Bukele ocurrió el 23 de diciembre de 2021. En aquella ocasión, el presidente invitó a la nación a sintonizar la cadena nacional a las 08:00 p.m., compartiendo el momento a través de una transmisión en vivo en Facebook. El acto incluyó un video donde Bukele, junto a su familia, activaba las luces del árbol, acompañado de un mensaje que destacaba la importancia de la unión en tiempos de adversidad. Aunque modesto en comparación con ediciones posteriores, ya entonces se perfilaba como un gesto para conectar directamente con la ciudadanía, evitando los canales tradicionales de comunicación.


Al año siguiente, en 2022, la ceremonia ganó en magnitud y simbolismo. El 23 de diciembre, Bukele, Gabriela y su hija Layla —entonces una niña pequeña— presidieron el encendido, que fue transmitido por YouTube y televisión abierta. En su alocución, el presidente subrayó que aquel era "el primer Navidad en paz y felicidad para todos", atribuyendo el cambio a la guía divina, al trabajo de las fuerzas de seguridad y al compromiso colectivo. "El 2022 será recordado como el año en que El Salvador alcanzó la verdadera seguridad, libertad y paz. Dios está sanando nuestra tierra, y los salvadoreños debemos agradecerle", expresó Bukele, aludiendo implícitamente al régimen de excepción implementado ese año para combatir a las maras. La transmisión incluyó interacciones con personajes festivos, como Rodolfo el Reno, y cerró con deseos de prosperidad para 2023, enfatizando la fe en un futuro mejor.


En 2024, la tradición se expandió geográficamente. El 07 de diciembre, Bukele anunció la inauguración de una "mágica Villa Navideña" en el Centro Histórico de San Salvador, que incluía el árbol de Navidad más grande de Centroamérica, la Casa de Santa Claus, una fábrica de galletas, una estación de tren y un mercado temático. Esta iniciativa, abierta al público desde las 06:00 p.m., atrajo multitudes y sirvió como preludio al encendido principal en Casa Presidencial, programado para el 22 de diciembre. La transmisión en vivo, disponible en X (anteriormente Twitter), capturó el momento en que la familia presidencial activaba las luces, acompañado de un mensaje que resaltaba la recuperación de la tranquilidad pública.


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