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Firmado el Tratado de Libre Comercio entre Nicaragua y China; un acuerdo con inquietudes y desafíos

"Día histórico" para Nicaragua, según el oficialismo. Aunque el acuerdo podría proporcionar nuevas oportunidades económicas y comerciales, la falta de transparencia en torno a los detalles y las incertidumbres regionales han llevado a un análisis cuidadoso por parte de expertos. Mientras Nicaragua se prepara para la entrada en vigor del tratado en enero de 2024, será crucial seguir monitoreando su impacto y sus consecuencias tanto económicas como políticas


Por Redacción Central | @CoyunturaNic

Managua, Nicaragua
La reunión virtual entre Nicaragua y China para firmar el TLC entre ambas administraciones | Fotografía de El 19 Digital por César Pérez
Reunión entre Nicaragua y China para firmar el TLC entre ambas naciones | Fotografía de El 19 Digital por César Pérez

En un acto que ha generado controversia y expectación, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua finalmente firmó un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la República Popular China, marcando un hito en las relaciones económicas y comerciales bilaterales entre ambos países. Después de un año de intensas negociaciones, este acuerdo plantea la posibilidad de abrir nuevas vías económicas y comerciales para Nicaragua, pero también suscita cuestionamientos y desafíos en cuanto a su impacto económico y político, principalmente cuando el gigante asiático era el quinto consumidor masivo de productos nicaragüenses.


El tratado, que fue sellado en una ceremonia virtual el miércoles 30 de agosto de 2023, contó con la participación de Laureano Ortega Murillo, hijo del binomio copresidencial, quien representó a Nicaragua, y el ministro de Comercio de China, Wang Wentao. Las palabras de Laureano Ortega al respecto fueron optimistas, destacando los potenciales beneficios económicos y sociales que el tratado podría traer a las familias nicaragüenses. Además, resaltó que este acuerdo proporcionará una mayor presencia de China en Nicaragua, abriendo nuevas puertas para la cooperación bilateral.


En este contexto, se plantea la pregunta sobre si China tiene un interés económico genuino en la región centroamericana. Margaret Myers, directora del programa Asia y América Latina del centro de pensamiento Diálogo Interamericano, ha sugerido que Centroamérica representa un interés geopolítico para China más que una prioridad económica. Además, se suma el hecho de que China enfrenta su propia desaceleración económica y que las proyecciones de crecimiento para 2023 son modestas.


Las opiniones sobre las implicaciones reales del acuerdo con Nicaragua varían considerablemente. Algunos analistas sugieren que el tratado tiene un "tinte más político que económico", dado el contexto actual en el que Washington ha evaluado la posibilidad de suspender a Nicaragua de su acuerdo comercial debido a cuestiones de derechos humanos. En este sentido, el economista costarricense Daniel Suchar advirtió en un medio de comunicación independiente que, a pesar de una reducción de aranceles, el intercambio comercial dependerá en gran medida de la población nicaragüense, y que la cercanía geográfica de los Estados Unidos de América (EE.UU.) sigue siendo una ventaja competitiva en términos de exportación e importación.


El contenido específico del tratado ha sido objeto de especulación y preocupación. Hasta la fecha, ni la administración nicaragüense ni la china han proporcionado detalles concretos sobre los productos incluidos y exentos de aranceles. Sin embargo, se ha revelado que el acuerdo entrará en vigor a partir de enero de 2024. Para algunos observadores, esta falta de transparencia genera incertidumbre sobre cómo se verá afectada la economía nicaragüense y qué impacto tendrá en los sectores clave.


La relación comercial actual entre China y Nicaragua es relativamente limitada, con el gigante asiático representando solo el 0.32 % de las exportaciones de Nicaragua en 2022. En contraste, EE.UU. sigue siendo el principal socio comercial del país centroamericano, con un 60.8 % de las exportaciones. Este hecho plantea la pregunta de si Nicaragua podrá lograr un balance beneficioso con China, especialmente considerando la preeminencia económica del mercado norteamericano y el de Centroamérica.


En términos de los productos abarcados por el tratado, se ha anunciado que el 91.4 % de las exportaciones totales de Nicaragua al mundo quedarán con preferencias arancelarias para ser exportadas a China. Entre estos productos se incluyen textiles, carnes, mariscos, productos agrícolas y manufacturados, entre otros. Además, se han negociado canastas de desgravación en diferentes plazos, desde acceso inmediato hasta 15 años.



Los beneficios potenciales del tratado se presentan en un contexto regional en el que otros países de Centroamérica también han explorado acuerdos comerciales con China. Costa Rica es el único país de la región que ya ha firmado un TLC con China, pero los resultados han sido mixtos, con un balance comercial desfavorable para Costa Rica y una diversificación de las exportaciones hacia productos de mayor valor agregado.


Por su parte, El Salvador y Honduras también han iniciado conversaciones para establecer acuerdos comerciales con China, mientras que Guatemala mantiene relaciones sólidas con Taiwán. Estos movimientos demuestran que China está buscando expandir su influencia económica en la región centroamericana, aunque el grado de beneficio para los países involucrados es aún objeto de debate.


El hermetismo en torno a las negociaciones del TLC en El Salvador y Nicaragua ha aumentado las incertidumbres. En El Salvador, bajo el Gobierno de Nayib Bukele, se han llevado a cabo negociaciones secretas con China, suscitando preocupaciones sobre la transparencia del proceso y los posibles resultados para la economía salvadoreña.


Funcionarios sandinistas en Managua durante la firma del TLC con China | Fotografía de El 19 Digital por César Pérez
Funcionarios sandinistas en Managua durante la firma del TLC con China | Fotografía de El 19 Digital por César Pérez

En el caso de Nicaragua, el régimen de Ortega ha mantenido un control estricto sobre la información relacionada con el tratado. A pesar de las expectativas de que el acuerdo pueda potenciar la economía y las relaciones comerciales del país, existen dudas sobre si el sandinismo permitirá una verdadera apertura en términos económicos y comerciales.


El Tratado de Libre Comercio entre Nicaragua y China marca un paso significativo en las relaciones económicas y comerciales de ambos países. Sin embargo, las incertidumbres en torno a los detalles específicos del acuerdo, su impacto económico real y las implicaciones políticas a largo plazo generan un clima de cautela y escrutinio. A medida que el tratado avance hacia su entrada en vigor en enero de 2024, será fundamental que se brinde mayor claridad sobre las implicaciones y se fomente un diálogo informado sobre los beneficios y desafíos que este acuerdo podría traer para Nicaragua y su relación con China.


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