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¿La Nicaragua sandinista es el último bastión chavista? Indicadores de un posible exilio de Nicolás Maduro ante una intervención militar de Estados Unidos

El Ministerio del Interior y la Corte Suprema de Justicia nicaragüenses no solo no obstaculizarían su llegada, sino que la facilitarían bajo el marco del matrimonio copresidencial, que impone reglas estrictas pero asegura lealtad y "buena vida". Maduro podría obtener cédula de identidad, una residencia segura, un estipendio mensual y plataformas para proclamar por todo lo alto su "inocencia" en eventos públicos —civiles, militares y hasta multilaterales—, moviéndose con libertad relativa en el territorio, con el sistema hondureño al lado declarando quizás "héroe" o "perseguido" al dictador chavista. Esta estructura se sustenta solamente en la solidaridad ideológica y la complicidad criminal, cuando Daniel Ortega ya ha ofrecido públicamente "combatientes sandinistas" para respaldar a Nicolás frente a amenazas externas.


Por Redacción Central | @CoyunturaNic

Managua, Nicaragua
Ilustración de COYUNTURA
Ilustración de COYUNTURA

En las calles de Managua, donde el Sol del trópico quema la piel y el aroma a plátano maduro frito se mezcla con el humo del pollo asado y la carne de res en las fritangas, Nicolás Maduro Moros (23 de noviembre de 1962) encontró un placer inesperado. "Rico maduro frito", exclamó desde Caracas el líder venezolano durante la reciente Cumbre Extraordinaria de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP), celebrada de forma virtual el miércoles 20 de agosto de 2025, mientras defendía y suplicaba a sus aliados regionales ante las crecientes tensiones continentales. Aquella frase, lanzada con un tono casi nostálgico, entre risas y con santos de fondo, revela una ironía cruel: el hombre que se autodenomina heredero de la Revolución Bolivariana podría estar preparándose para devorar no solo ese bocado nicaragüense —plátano dulce caramelizado en aceite caliente, acompañado de queso cuajado, ensalada de repollo y crema agria—, sino también para buscar en Nicaragua un santuario ante el eventual colapso de su régimen.


La dictadura chavista enfrenta una crisis de legitimidad desde las elecciones presidenciales del domingo 28 de julio de 2024, ampliamente cuestionadas por fraude electoral, reconocidas solo por Honduras, Cuba, China, Rusia y Bolivia. La oposición venezolana, liderada por Edmundo González Urrutia (hoy en el exilio) y María Corina Machado (en la clandestinidad), presentó pruebas de su victoria, mientras que el Consejo Nacional Electoral (CNE) no ha publicado hasta el cierre de este texto actas oficiales que demuestren la ilógica "victoria" de Maduro, lo que ha intensificado desde hace meses las críticas internacionales. Países como Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), la Unión Europea, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Brasil, Uruguay, Chile e incluso Colombia, y varios miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA), han rechazado los resultados, considerando a Maduro un líder ilegítimo, gran amigo de Daniel Ortega Saavedra, dictador sandinista, en el ahora Órgano Ejecutivo desde el año 2007.


A esto se suma la escalada de presión militar y judicial de Estados Unidos. En agosto de 2025, Washington intensificó su ofensiva contra el narcotráfico en el Mar Caribe, desplegando a grosso modo unos 6,000 infantes de marina, barcos, aviones y submarinos, según reportes de CNN, Reuters, The New York Times y EFE. Este martes 26 de agosto de 2025, el primer ministro de Curazao, Gilmar Pisas, confirmó que el jueves 28 de agosto llegará a la isla caribeña el "primer buque estadounidense como parte de la flota desplegada en la región". Se trata del USS Jason Dunham, un buque destructor de la Armada de EE.UU. con tripulación de unas 370 personas y desplazamiento de 9,200 toneladas, parte de los "esfuerzos internacionales contra el terrorismo y el tráfico de drogas". Según declaraciones de Pisas, el pasado viernes 15 de agosto Curazao recibió información sobre el estacionamiento de flotas marítimas estadounidenses. Por otro lado, el mandatario hizo un llamado a la población para "mantener la calma y evitar realizar viajes a Venezuela hasta nuevo aviso".


El Departamento de Estado de EE.UU., bajo la jerarquía de Marco Rubio, aumentó la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro a 50 millones de dólares, acusándolo de liderar el Cartel de los Soles, una organización narcotraficante internacional. Además, se han confiscado activos por más de 700 millones de dólares relacionados con el régimen chavista, incluyendo aviones y vehículos. Estas acciones han generado y alimentado especulaciones sobre una "operación quirúrgica" para capturar a Maduro, aunque no hay evidencia concreta de una "invasión militar" inminente.


A la izquierda de la imagen, José Daniel Ortega Saavedra, dictador sandinista de Nicaragua; junto a Nicolás Maduro Moros, dictador chavista de Venezuela, el viernes 10 de enero de 2025 | Fotografía cortesía
A la izquierda de la imagen, José Daniel Ortega Saavedra, dictador sandinista de Nicaragua; junto a Nicolás Maduro Moros, dictador chavista de Venezuela, el viernes 10 de enero de 2025 | Fotografía cortesía

En este contexto, Nicaragua emerge como un potencial refugio debido a su alineación ideológica con el chavismo, su historial de asilo a figuras controvertidas y su aislamiento relativo frente a la presión y la justicia internacional. Un paraíso tropical, literal, para el sandinismo y, de paso, para el chavismo. ¿A cuánto el asilo?


CONVIASA


Uno de los principales indicios que alimentan la hipótesis de un exilio de Maduro hacia Nicaragua son los movimientos de aviones de CONVIASA, la aerolínea estatal venezolana. Según un rastreo aéreo realizado por el equipo de COYUNTURA, se han realizado dos vuelos de Caracas a Managua desde que se inició la confrontación diplomática y la especulación social en torno al despliegue militar. El primero llegó la noche del viernes 15 y regresó al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Caracas la madrugada del sábado 16. Fue el Airbus A340 (MSN 31), matrícula YV-1004 y código de vuelo VCV1004/V01004, utilizado por la Presidencia de Venezuela. Esa misma aeronave aterrizó nuevamente en la capital nicaragüense el domingo 24 de agosto de 2025, arribando al Aeropuerto Internacional Augusto César Sandino exactamente a las 04:22 p.m. (hora de Centroamérica), después de un vuelo de más de tres horas, en el que bordeó nuevamente la costa del Caribe venezolano y sobrevoló territorio colombiano y hondureño.


Fuentes anónimas en el aeropuerto nicaragüense y residentes locales han reportado que estos vuelos, que permanecen en tierra entre una y cuatro horas, descargan "maletas negras", incluso a plena luz del día. Analistas, periodistas, defensores de derechos humanos y especialistas en relaciones internacionales consultados por esta Redacción especulan que podrían contener oro, dinero en efectivo, documentos sensibles y/o pertenencias personales, aunque no hay confirmación oficial de su contenido, ni una verificación visual al respecto. El periodista Jaime Bayly —horas después de que analistas chilenos y colombianos sospecharan y declararan lo mismo— afirmó el lunes 25 de agosto que estos movimientos sugieren que Maduro estaría planeando trasladar a su familia su esposa Cilia Flores, su hijo y los hijos de ella de una relación anterior junto con activos valiosos, como lingotes de oro y "muchos euros". El Comando Sur de Estados Unidos ha monitoreado estos vuelos, sospechando que se trata de una operación para evacuar recursos físicos y familiares ante un posible colapso político en Caracas.



Las Fuerzas Armadas de Honduras y el Ejército de Nicaragua todavía no brindan declaraciones al respecto.


Además, CONVIASA ha operado vuelos a otros destinos como Belice y México (Aeropuerto Internacional de Cancún) el presente mes y en julio pasado, coincidiendo con la ofensiva antidrogas de Estados Unidos. Estos movimientos podrían estar relacionados con transferencias logísticas o exploración de rutas alternativas, aunque Nicaragua parece ser el destino principal debido a su estabilidad como aliado chavista. Es necesario recordar que Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel fueron los únicos mandatarios de América continental que acompañaron y arroparon a Nicolás Maduro en su toma de posesión ilegítima, el viernes 10 de enero de 2025.


Refugio estratégico


Académicos de Centroamérica, México y Sudamérica, consultados durante las últimas dos semanas por COYUNTURA, consideran a Nicaragua, bajo el régimen sandinista del comandante Daniel Ortega y la copresidenta y primera dama Rosario Murillo, el único país en América Latina capaz de ofrecer a Maduro protección institucional, policial y militar. Completa inmunidad e impunidad. A diferencia de otros aliados del eje ALBA-TCP (como Cuba, México o Bolivia), Nicaragua presenta ventajas únicas:


  1. Control institucional absoluto: El sandinismo ha consolidado una monarquía autoritaria que controla el Órgano Judicial, las Fuerzas Armadas, los medios de comunicación masivos y la Policía. La Corte Suprema de Justicia, la Asamblea Legislativa, el Ministerio del Interior e incluso el sector privado que controla el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) no se opondrían a recibir a Nicolás Maduro; por el contrario, podrían facilitar su integración con cédula, residencia, seguridad personal y recursos económicos. Ortega ha expresado apoyo explícito a Maduro, como en la XIII Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP, donde condenó las "amenazas imperialistas" contra Venezuela y exigió una respuesta más "contundente" de América continental.


    Desde Managua, el dictador nicaragüense cuestionó: "¿Cómo es posible que América Latina entera, territorio de paz, no haya reaccionado de manera unánime y contundente ante la amenaza lanzada por los nerones de Washington, quienes ofrecen una recompensa de millones de dólares por la vida del presidente legítimo de la República Bolivariana de Venezuela?". Ortega llamó entonces a reforzar la unidad regional: "tenemos que unir fuerzas, desde las bases y desde los pueblos, y que surja la dignidad de los gobernantes latinoamericanos para defender la soberanía". "La amenaza contra Maduro es una amenaza contra la soberanía de toda Latinoamérica", declaró el sandinista el miércoles 20 de agosto.


  2. Historial de asilo: Nicaragua tiene antecedentes de albergar a figuras buscadas por la justicia internacional. Por ejemplo, el expresidente salvadoreño Mauricio Funes, acusado de corrupción, vivió en Managua desde 2016 hasta su supuesta muerte el martes 21 de enero de 2025, protegido por el régimen sandinista. Aunque circularon rumores de que Funes fingió su fallecimiento para evadir procesos judiciales, estos no han sido corroborados. Maduro podría buscar un esquema similar, aprovechando la opacidad del sistema nicaragüense y las cortinas de humo locales. El colombiano Carlos Ramón González; el salvadoreño Salvador Sánchez Cerén; el argentino Mario Firmenich; los hondureños Óscar Fernando Chinchilla, Ebal Díaz y Ricardo Cardona; todos gozan de una vida plena, protegidos por el FSLN y la maquinaria "socialista".


    "Por razones de solidaridad y simpatía ideológica, Nicaragua se convierte entonces en algo como la segunda Cuba de América Latina", compara el historiador nicaragüense Mateo Jarquín. "El sandinismo recibió a muchísimas personas de movimientos de izquierda que no podían regresar a sus países, y pasa a ser como un santuario para la izquierda latinoamericana", dijo el académico a la BBC Mundo.


  3. Aislamiento relativo: A diferencia de Cuba, cuya economía depende en gran medida del petróleo venezolano, Nicaragua opera con mayor autonomía frente a sanciones internacionales y presiones globales. Su "autocracia cerrada", como la describe el politólogo John Magdaleno, permite a Ortega mantener un control interno sin grandes presiones externas inmediatas, teniendo en cuenta además que en el norte tiene a una aliada (Xiomara Castro) y en el sur a un cómplice desde el silencio (Rodrigo Chaves). Esto hace de Managua un enclave más seguro que La Habana e incluso Moscú o muy a lo absurdo Ciudad de Guatemala. "En otras esquinas del mundo existen todavía jueces, militares y tribunales independientes, que serían un riesgo para Nicolás Maduro, porque las democracias del mundo le buscan para que rinda cuentas, y detener así un increíble flujo de drogas, personas desplazas y políticas autoritarias", explica una abogada costarricense, quien solicitó anonimato por seguridad. "En Managua los márgenes de error son más pequeños, y solo giran en torno a la dictadura Ortega-Murillo. A ellos también debería tenerles miedo, porque también confiscan y encarcelan a su propia gente", agregó.


    En ese sentido, Nicaragua no forma parte de la Corte Penal Internacional (CPI), y desconoce hasta hoy al Sistema Interamericano y a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH).


  4. Apoyo ideológico, estratégico y simbólico: El sandinismo y el chavismo comparten una narrativa antiimperialista que refuerza su alianza, todos los días del año. Durante la toma de posesión de Maduro en el Palacio Federal Legislativo de Caracas, Ortega asistió personalmente y a última hora para abrazar a Nicolás, siendo uno de los pocos líderes regionales presentes, lo que subraya su compromiso con el chavismo. En un comentario ligero pero revelador, Maduro mencionó en el encuentro reciente del ALBA-TCP su gusto por el "maduro frito" de Managua, un guiño cultural que refleja su familiaridad con el país y su "gran líder". Un presagio, en todo caso.


    Desde la óptica sandinista, la actual escalada estadounidense representa una nueva arremetida imperial contra regímenes "progresistas"que defienden su soberanía, en línea con patrones históricos de persecución y exilio de líderes opositores al modelo capitalista. En un comunicado publicado el viernes 08 de agosto del presente año, el FSLN enfatizó la no negociabilidad de la independencia: "somos de Patria libre, soberana... y esta, la soberanía, no la discutimos, nada más la defendemos". Esta narrativa conecta directamente con alianzas entre gobiernos autodenominados socialistas, como los de Nicaragua, Cuba, Honduras y Venezuela, acusados por críticos de colaborar con estructuras delictivas transnacionales mientras reprimen disidencias y críticas internas.


Invitados especiales en la toma de posesión presidencial del chavista Nicolás Maduro, el viernes 10 de enero de 2025 en Caracas, Venezuela. Entre ellos, un ruso, la esposa de Nicolás Maduro y Daniel Ortega | Fotografía cortesía
Invitados especiales en la toma de posesión presidencial del chavista Nicolás Maduro, el viernes 10 de enero de 2025 en Caracas, Venezuela. Entre ellos, un ruso, la esposa de Nicolás Maduro y Daniel Ortega | Fotografía cortesía

En contraste, otros países como Honduras o México presentan limitaciones más grandes. Honduras, bajo la administración de Xiomara Castro, podría simpatizar con Maduro ideológicamente, pero enfrenta presiones internas por las próximas elecciones, en noviembre, y acusaciones de vínculos con el narcotráfico contra figuras cercanas a su administración y familia, como su cuñado, Carlos Zelaya, hermano del expresidente José Manuel Zelaya. Aunque Castro ordenó acompañar el fraude electoral de 2024 en Venezuela, y ha calificado a Maduro como víctima del "imperialismo", su capacidad para ofrecer refugio es limitada debido a la vigilancia estadounidense desde la base aérea José Enrique Soto Cano, y la opinión pública local. México, por su parte, ha mantenido una postura extremadamente neutral, y su presidenta, Claudia Sheinbaum, ha descartado y rechazado intervenciones en territorios fuera del propio.


Ahora bien. Palmerola en Comayagua es un gran muro logístico y militar. Un "as bajo la manga" para Xiomara y Manuel, "alineados abiertamente" con Maduro, según el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos de Norteamérica. De realizarse una operación estadounidense en contra de Maduro en territorio venezolano, la presidenta hondureña podría muy probablemente ordenar la ruptura de cualquier vínculo con EE.UU., como sucedió con el Tratado de Extradición, vigente hasta 2026.


La narrativa de una posible intervención militar de Estados Unidos es un punto central en el discurso chavista. Maduro ha advertido que, junto con Cuba y Nicaragua, está preparado para "tomar las armas" ante una agresión externa, como declaró el 11 de enero de 2025 durante el Festival Mundial Antifascista en Caracas. Sin embargo, analistas como David Rico, de la firma Fábrica Política, consideran improbable una invasión a gran escala, similar a la de Panamá en 1989 contra el exmilitar Manuel Noriega, debido a las implicaciones legales y diplomáticas en el marco internacional y del Sistema Interamericano. En cambio, EE.UU. parece apostar por una "operación quirúrgica" para capturar a Maduro, o a lo mucho arrinconarlo, a la espera de la luz verde que pueda emitir el presidente republicano Donald Trump, respaldado por sanciones, alianzas militares, confiscaciones de activos y recompensas que podrían seguir aumentando.


El despliegue de destructores y marines estadounidenses en el Caribe, que llegarán este fin de semana al límite oceánico de Venezuela, se enmarca en una estrategia antidrogas apoyada por Argentina, Paraguay, Guyana y Francia, pero también ejerce presión psicológica sobre el régimen chavista. Maduro ha respondido activando milicias civiles, ordenando que estén "preparadas, activadas y armadas", aunque no especificó su despliegue y el número total. Esta retórica busca proyectar fortaleza interna, pero también refleja la percepción de una amenaza inminente. La frontera con Colombia ya está militarizada. Y aunque Maduro y Ortega han dicho no creer en las posturas y mecanismos alrededor de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ambos dictadores han pedido "acciones" del órgano bilateral, argumentando una "amenaza para la paz y la estabilidad".


Paralelismos entre Nicaragua y Venezuela


Expertos como Juan Pappier, de Human Rights Watch, y John Magdaleno destacan similitudes entre los regímenes de Nicolás y Daniel. Ambos han desmantelado los contrapesos democráticos, cooptado elecciones, tribunales, entes descentralizados y cuerpos de seguridad, y restringen hasta la fecha muchas libertades y derechos establecidos en las respectivas constituciones. Nicaragua, sin embargo, ha avanzado hacia una autocracia más cerrada, con medidas como el destierro de más de 500 opositores entre 2023 y 2024, incluyendo figuras como Rolando Álvarez, Dora María Téllez, Gioconda Belli, Cristiana Chamorro Barrios y Sergio Ramírez, a quienes se despojó de su nacionalidad y bienes. En Venezuela, se han reportado inhabilitaciones de opositores, como los diez alcaldes sancionados en 2024 por apoyar a González Urrutia, y anulaciones de pasaportes para impedir la movilidad de disidentes.


Confiscaciones, persecución transnacional, ejecuciones, judicialización, expulsión. Guiones que llevan la misma tinta.


Cierta convergencia, sin embargo, sugiere que Maduro podría encontrar en Nicaragua un modelo para protegerse, cuidarse y expandirse, incluso. Pero el respaldo de Ortega y Murillo tiene límites: Nicaragua carece de la capacidad militar para enfrentar una intervención estadounidense, y su economía depende de alianzas regionales frágiles.


Asimismo, a pesar de los indicios acá detallados, hay factores que cuestionan la viabilidad de Nicaragua como "último bastión". Primero, la presión internacional sobre Ortega también es significativa, con sanciones de Estados Unidos, Canadá, Suiza y la Unión Europea por violaciones a derechos humanos y crímenes de lesa humanidad cometidos desde abril de 2018. Segundo, recibir a Maduro podría convertir a Nicaragua en un objetivo diplomático y militar, algo que Ortega podría evitar para no comprometer su propio castillo de naipes. Finalmente, los vuelos de CONVIASA, aunque sospechosos, no constituyen prueba definitiva de un plan de exilio, y aunque no están relacionados con operaciones diplomáticas o comerciales legítimas, un "garaje" para Maduro y los suyos también es posible en Managua.


Lo cierto es que la presión sobre Maduro —judicial, militar y diplomática— está empujando al chavismo a explorar opciones de supervivencia, con Nicaragua como un aliado clave, pero no infalible y tampoco completamente seguro, en un contexto regional volátil.



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