En Granada son pocas las personas que conocen el nombre de Karla Adelina Sánchez, pero si preguntan por "Marucha" todos sabrán dar referencia de ella, como la mujer morena que vende con humor y picardía dulces tradicionales en el Parque Central de Granada.
Por Voces En Libertad | @VocesNi
Rostros
Granada, Nicaragua
"Marucha" tiene el don de sacar risas y carcajadas a sus clientes con ingeniosas retahílas, al momento de entregar las cajetas, caramelos y churros que carga en su tradicional bandeja de madera.
"Caramelos de coco, para que aprendan, que después de los ochenta años todo es chupadito", les dice la "Marucha" a un grupo de jóvenes de Jinotega que llegaron de paseo a Granada, y cuyo itinerario incluía conocer a la carismática vendedora, luego de ver sus videos en redes sociales, viralizados por la originalidad de su labor.
"Venimos de Jinotega y queríamos conocer ese carisma y sazón con el que vende sus dulces, que nos hace comprar por esa manera única de ofertarlos", cuenta la joven Grethel Castro. "Con las lecheburras solo las orejas te crecen, si esperas algo más no hay pepino", dice "Marucha" en medio de la incontenible risa de sus compradores. Lleva más de 20 años en este trabajo, el cual realiza junto a su única hija, con una estrategia de venta que la diferencia del resto de los comerciantes que tienen establecimientos en este espacio público de la Gran Sultana.
Su picardía, una herencia familiar
"Marucha" recuerda que apenas cursó el primer año de secundaria, pero con gran orgullo confiesa haberse graduado en la mejor universidad "que es la vida". Enfatiza en que no es cualquiera el que pasa al alto nivel de disponer de su propio tiempo, sin tener un jefe que controle su reloj, como trabajo hoy ella.
"Mi familia siempre se ha dedicado al comercio ambulante y la verdad que me gustó esta forma de ganarse la vida, porque no hay nada mejor que ser uno mismo su propio jefe. Y con respecto al humor y carisma para atender a los clientes, se trae en la sangre", cuenta Karla.
"Marucha" es un nombre de varias generaciones en su familia, que viene desde su abuela María Sánchez Busto, quién vendía vigorón (un platillo típico nicaragüense) en las avenidas de la ciudad y en el Estadio Roque Tadeo Zavala. Su nombre sigue en el imaginario de la población, como uno de esos personajes tradicionales, que logró incluso ser parte del repertorio del reconocido cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy.
Su negocio no le genera una fortuna, pero le garantiza el sustento de su hogar, que mantiene junto a su hija, quien desde pequeña observa y entiende la estrategia de venta, para ser parte de la cuarta generación de las "Maruchas".
Redes sociales: una herramienta clave en sus ventas
En las redes sociales perfilan muchos vídeos grabados por los clientes al momento que realizan su compra de dulces. Karla se muestra halagada por la popularidad y fama alcanzada, más aún, cuando algunos le piden tomarse una foto con ella.
"Me gusta que mis clientes me digan venimos por la muchacha del video y no hay ninguno que se vaya sin comprarme, gracias a la bendición de Dios", apunta esta mujer trabajadora que dice endulzar sus cajetas "con azúcar dietética" para "no engordar a las barbies".
Siempre mantiene un rostro alegre para su clientela, pero mientras conversaba congeló su sonrisa por un minuto lloró, de enojo, según contó. Se acababa de percatar de que le habían robado su celular, al momento de levantarse de la acera de un quiosco para atender a unos cliente. Secó sus lágrimas y volvió al trabajo. Asegura que ahorrará una vez más para comprar un nuevo celular. Tras repetir la rutina con más clientes, les pidió pausar el vídeo que grababan, para advertirles que solo acepta dólares y euros.
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