Oposición nicaragüense en el exilio propone crear una "Asamblea de Gobierno Transitorio". Buscan respaldo internacional
- Redacción Central
- hace 2 días
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"El objetivo no es figurar ni improvisar, sino construir una propuesta política legítima, firme y reconocida, capaz de guiar a Nicaragua hacia la libertad", afirmó uno de los voceros del grupo, que también rindió homenaje a las víctimas del 30 de mayo de 2018, cuando francotiradores y fuerzas paramilitares del régimen sandinista asesinaron a casi 20 personas en todo el territorio, en su mayoría jóvenes que protestaban de forma pacífica.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Miami, Estados Unidos de Norteamérica

A siete años de la masacre perpetrada por el régimen sandinista de Daniel Ortega y su esposa y comandataria Rosario Murillo el miércoles 30 de mayo de 2018, una nueva tentativa de reorganización opositora ha tenido lugar en Miami, Florida, Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.). En conmemoración de aquella fecha sangrienta que convirtió el Día de las Madres en una jornada de luto nacional, 28 representantes de unas 40 organizaciones opositoras en el exilio se congregaron en la Universidad Internacional de Florida (FIU) para proponer una "estrategia unificada" que facilite una transición democrática en Nicaragua.
El encuentro fue convocado por el sacerdote Benito Enrique Martínez Gamboa, una figura central entre las y los desterrados nicaragüenses en EE.UU., y se desarrolló bajo el lema "que todos sean uno". Esta cita se convierte en al menos la décima tentativa formal de articulación opositora fuera de país centroamericano, según documentación de COYUNTURA, marcada por una historia de divisiones, esfuerzos fragmentarios y represalias políticas y jurídicas desde Managua.
El objetivo principal de la reunión fue debatir y "sentar las bases" para la creación de una "Asamblea de Gobierno Transitorio" en el exilio, que aspire al reconocimiento internacional como una alternativa legítima frente a la monarquía del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Esta propuesta surge como una medida concreta para convertir la retórica opositora en una arquitectura política con capacidad operativa y diplomática, luego de que Ortega oficializara su quinta toma de posesión en el año 2022.
Entre las organizaciones presentes se encontraban la Gran Confederación Opositora Nicaragüense, el Movimiento Campesino, la Plataforma de la Unidad por la Democracia, y el Movimiento Eddy Montes Praslín —este último, integrado principalmente por exiliados del departamento de Matagalpa—. Aunque diversas en origen y enfoque, todas las agrupaciones coincidieron en un punto neurálgico: la necesidad de pasar de la denuncia simbólica a la acción articulada y estratégica.
El consenso entre los asistentes fue claro: la unidad no puede seguir siendo un eslogan. Se necesita traducirla en estructuras políticas y cívicas eficaces, capaces de representar, organizar y actuar frente a un régimen que ha cerrado todas las vías democráticas internas, cuando ya cerca de un millón de nicaragüenses se encuentran fuera de casa. En ese sentido, los puntos estratégicos discutidos en la asamblea incluyen:
Promover el desconocimiento del régimen Ortega-Murillo ante organismos multilaterales.
Intensificar las presiones para congelar activos utilizados para la represión.
Aplicar legislaciones como la Nica Act, la Ley Magnitsky y la Ley RENACER en Estados Unidos de Norteamérica.
Impulsar que el FSLN sea declarado como una organización criminal y terrorista, por representar —según los opositores— una amenaza para la seguridad regional.
Estos ejes, según los presentes, deben integrarse en una estrategia común de resistencia pacífica, arraigada en las bases ciudadanas, reforzada por alianzas internacionales, y ejecutada mediante coordinación constante desde el exilio, sin intervención ideológica o el rechazo a posturas diversas.
Uno de los momentos más significativos del encuentro fue el discurso del padre Benito Martínez. Su intervención, más que un pronunciamiento político, se convirtió en un llamado ético a las estructuras que aún sostienen a la administración de Daniel y Rosario, porque el religioso parece entender que a ellos y ellas es a quienes hay que hablar ahora. Con palabras directas, apeló a la conciencia de militares, policías y jueces en Nicaragua. "No hablo a los corruptos ni a los criminales. Les hablo a ustedes, policías profesionales y militares de carrera, en los que todavía queda honor, prestigio y amor por Nicaragua", expresó el sacerdote.
El mensaje se centró en un llamado a recuperar la dignidad individual y profesional, evitando seguir siendo instrumentos de un régimen al que calificó de "psicópata" y "asesino". Martínez instó a los uniformados a no heredar a sus hijos "esta gran prisión en que la dictadura ha convertido a nuestra Nicaragua".
También se dirigió a los jueces, exigiendo que dejen de actuar como "empleados y marionetas" del ahora Órgano Ejecutivo, representando en una Copresidencia gracias a una nueva Constitución. Les recordó que si no pueden impartir justicia con valentía, aún tienen la opción de renunciar con dignidad: "aún pueden salvar el honor. Háganlo por el país, por ustedes mismos".
Por otro lado, a los jóvenes nicaragüenses, los llamó "reserva moral del país", pidiéndoles no olvidar a quienes fueron asesinados, perseguidos o abandonados. "Esta lucha es por ustedes. Para que tengan una Patria de todos y para todos", afirmó.
El pronunciamiento final de la asamblea, firmado de forma colectiva, reivindica la resistencia cívica como eje central de la estrategia opositora, dijeron los presentes. Recalca que la lucha contra la dictadura no debe limitarse a la caída del régimen, sino apuntar a la reconstrucción ética, social y política del país. "No luchamos solo por una transición política, sino por un nuevo pacto de nación, donde la justicia no sea negociable y donde la dignidad sea el principio y el fin de toda política", sostiene el documento.
El texto hace un homenaje explícito a las víctimas del 30 de mayo de 2018, recordando la masacre como un punto de inflexión que rompió la aparente pasividad del país centroamericano. "Fue una masacre, sí, pero también un despertar", dice el manifiesto, que reivindica la memoria de los jóvenes asesinados como la llama que encendió la resistencia popular.
En el mismo documento, se hace una invitación abierta a otros grupos opositores que no participaron en el encuentro: "las puertas a la unidad siguen y seguirán abiertas. Esta causa nos necesita a todos".
A pesar del entusiasmo y la claridad del pronunciamiento, la propuesta enfrenta un desafío estructural: la fragmentación histórica del exilio nicaragüense. Desde 2018, múltiples esfuerzos de unidad han fracasado por diferencias ideológicas, disputas por liderazgo y desconfianzas heredadas de la historia política reciente.
Esta asamblea representa al menos el décimo intento documentado de cohesión en el exilio, y aunque plantea propuestas nuevas —como una asamblea transitoria con proyección internacional—, enfrenta los mismos obstáculos de legitimidad y operatividad. No obstante, sus impulsores aseguran que esta vez hay un cambio de enfoque: menos improvisación y más planificación.
En su pronunciamiento final, los participantes agradecieron el respaldo de la comunidad internacional, en particular de EE.UU. y la Unión Europea, a quienes consideran "socios estratégicos" en la lucha por la democracia. Instaron a estas naciones a no aflojar la presión contra el régimen ni a suavizar las sanciones económicas y diplomáticas. "La solidaridad internacional es un faro en medio de la oscuridad", concluye el manifiesto, en una declaración que busca reforzar las alianzas externas mientras se reorganiza la acción interna desde el exilio.
Lo que resta por ver es si esta nueva tentativa logra evitar los errores del pasado. Porque, como lo expresó el sacerdote Martínez, "un pueblo que se une, aún en el exilio, es capaz de renacer. Y cuando un pueblo decide renacer, ninguna dictadura puede detenerlo".
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