La reforma del Instituto Nacional Electoral propuesta por el presidente López Obrador ha hecho saltar todas las alarmas, tanto dentro del país como fuera.
Por Tomás Guevara | @VozDeAmerica
Ciudad de México, México
Después de las protestas en México contra los cambios al Instituto Nacional Electoral (INE), propuestos por el presidente Andrés López Obrador, la reacción internacional no se ha hecho esperar al considerar que existen "riesgos" en limitar una instancia que en las últimas décadas facilitó la alternancia en el poder.
Cuando la ciudadana mexicana Ana María Olmedo decidió sumarse a las multitudinarias protestas del domingo reciente en Ciudad de México, como lo hicieron miles de sus compatriotas en otras urbes del país, dijo hacerlo por la convicción de que "el país necesita reglas claras, transparencia y por supuesto democracia", según la citó The Associated Press.
El paquete de reformas al INE que el poder legislativo mexicano, dominado por mayoría simple del partido gobernante de Andrés Manuel López Obrador, aprobó la semana pasada, hizo saltar las alarmas internacionales y desató una ola interna de descontento bajo la consigna: "El INE no se toca".
El paquete aprobado incluye una drástica reducción del presupuesto asignado a la instancia autónoma que organiza, dirige y arbitra los procesos electorales tanto locales como a nivel federal, cambios que entrarían en vigencia una vez la firme el presidente López Obrador.
La normativa incluye eliminar unas 300 juntas distritales, que son las designadas para trabajar sobre el terreno en los procesos electorales, tanto en elecciones locales como a nivel nacional, con las presidenciales inclusive. Según los primeros cálculos se reduciría la estructura de 32 juntas locales con más de 260 plazas.
El INE ya hizo una estimación del impacto que tendría la reducción presupuestaria en la plantilla del Servicio Profesional Electoral Nacional, calculado en un 84.6 % menos, con lo que se le dificultaría realizar el trabajo en terreno tanto para la actualización del padrón electoral como para las capacitaciones de funcionarios, entre otros.
Otro punto de cambio es la eliminación de los fideicomisos con los que el INE podía retener recursos públicos y permitir a los partidos políticos utilizar remanentes de asignaciones, tanto públicas como privadas, en el siguiente proceso electoral.
El cambio de la ley electoral también restringiría el concepto de "propaganda gubernamental" y lo acotaría sólo a lo que esté designado como tal en el Presupuesto General de la Nación, lo que los detractores ven como una puerta abierta para a que el Ejecutivo dirija fondos a propaganda política encubierta durante los procesos electorales sin ser sancionado por el INE.
Al mismo tiempo, se revisarán las tablas salariales de los empleados con montos que no deben superar el salario del presidente de México.
Para quedarse
El exembajador de Estados Unidos en Washington, Arturo Sarukhán (2007-2013), le dijo a la Voz de América en la capital estadounidense que el mandatario mexicano se niega "a aceptar que las elecciones presidenciales próximas le den el Ejecutivo a otro partido", luego de una sangría constante de apoyos ciudadanos a su partido.
Esos cambios al INE "han despertado" a la clase media mexicana asegura el diplomático, porque se reconoce el trabajo realizado -dice- para llegar a tener una instancia garante en de los procesos electorales transparentes.
"Es un sistema electoral que costó mucho trabajo, que fue una inversión política de esfuerzos, de cabildeo que unió a la oposición de izquierda, de centro y de derecha en su momento en el México en los años de 1990 para arrebatarle al gobierno federal la organización de las elecciones", explica Sarukhán.
La reacción de EE.UU.
Antes de que los mexicanos salieran a las calles para mostrar rechazo, los presidentes de los comités de exteriores del Senado y la Cámara de Representantes de EE.UU. expresaron recelo este pasado fin de semana. En una declaración conjunta, el senador demócrata Robert Menéndez, y el congresista republicano Michael McCaul alertaron sobre el paso dado por el legislativo mexicano para "debilitar el Instituto Nacional Electoral".
"El Congreso de México ha puesto en peligro el futuro de las instituciones democráticas de su país, regresando a México a su pasado oscuro de elecciones controladas por el presidente no sólo retrasando el reloj de su democracia, sino también el de las relaciones entre nuestros países", dijeron los legisladores.
Este lunes, el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América afirmó que la administración estadounidense "apoya las instituciones electorales independientes y con recursos suficientes", lo que en algunos círculos se ve como una injerencia de Washington en una polémica interna.
Por otra parte, la polémica desatada por la reforma ha provocado aireadas respuestas de López Obrador contra los manifestantes. El mandatario mexicano subió el tono en las últimas horas contra sus detractores tanto internos como a Estados Unidos y apuntó a "una mala costumbre" de Washington.
Y sobre sus conciudadanos, dijo que los opositores a sus planes de reducir el presupuesto al INE en unos 5.000 millones de pesos, uno 271 millones de dólares en el primer año y destinar esos recursos a programas sociales para los pobres "no les importa la democracia, sino lo que quieren es que continúe el predominio de una oligarquía, un gobierno de los ricos".
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