71 %
La encuestadora CID Gallup reveló en junio de este año, en plena pandemia, que el 71 % de la población nicaragüense considera que el país va por el "rumbo equivocado", es decir, que las quejas se convirtieron en un amplio consenso. Para especificarlo aún más, tres de cada cuatro nicaragüenses creen necesario un cambio amplio. Aunque muy pocos adjudiquen credibilidad a las encuestas, los dirigentes y actores políticos que entran en contienda este año electoral deben poner mayor observación a este masivo descontento como primer paso para definir sus estrategias.
Esa misma encuesta indica que solamente el 24 % de los participantes votaría por el Frente Sandinista, lo cual puede ser considerado como la cama, o el voto fiel de los simpatizantes del Gobierno. Sin embargo, el resto de opciones políticas no responde a las expectativas de esa mayoría que se identifica como un sector independiente, sin color y sin casilla, pero con la responsabilidad de inclinar la balanza a favor de quienes asuman la posición de responder a las demandas de sus necesidades.
Ese 71 % es una población ampliamente diversa y es por tal razón que sus demandas, necesidades, exigencias y planteamientos no logran ser comprendidos. Si esto fuera un gráfico de pastel, cada individuo representa un porcentaje de probabilidad para generar un cambio; es una mayoría que está en todas partes, harta, fastidiada y cansada de la realidad. Llegar al 71 % es un reto, incluso para los medios de comunicación, y no hay otra opción más que llegar a él. Si dicho porcentaje de la población quiere un cambio, sería contraproducente llegar con un discurso abstencionista y sin soluciones.
1984
El comportamiento orwelliano en Nicaragua puede ser meramente coincidencia, en referencia a 1984. El pasado 15 de diciembre, Daniel Ortega se serenó. Con siete estrellas a su espalda, bajo un moderno puente peatonal, y frente a un grupo importante de embajadores, el Comandante inició su año electoral. Las primeras palabras de su discurso hicieron referencia a las Elecciones de 1984, precisamente su primera vez en una contienda electoral, y por primera vez sin oposición.
"Fuimos a las Elecciones, se abrió el proceso electoral, estábamos en plena guerra, y cuando parecía que todo caminaba normalmente, los opositores recibieron la orden del Gobierno de Reagan de retirarse de las Elecciones porque si participaban iban a legitimar el Gobierno y se iba a debilitar la política de guerra; si se retiraban de las Elecciones, entonces el Gobierno era ilegítimo y seguían teniendo las condiciones para tratar de justificar la intervención", manifestó Ortega, a 36 años de ese acontecimiento, dirigido por él mismo.
No ha sido ninguna casualidad traer como referencia las Elecciones de 1984; sencillamente, Ortega expone sus estrategias de cara a la contienda de 2021. Tampoco fue casualidad utilizar La Plaza de la Paz y la Vida, lugar construido bajo ordenes de Rosario Murillo durante los días más álgidos de la represión, para sustituir el Parque de la Paz que se construyó bajo el mandato de Violeta Barrios de Chamorro. Ortega no desaprovechó la oportunidad y se victimizó frente a Embajadas claves y donantes importantes como la UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos.
Aunque Ortega es un experto en el arte de jugar con el tiempo y los plazos vencidos, sabe que tiene mucho que perder. Si su intención es repetir las Elecciones de 1984, estará apostando a las peores condiciones, incluso para sí mismo, y tiene como primera tarea crear una oposición a su conveniencia o impedir que la real participe. Lo hizo en el 2016 y le funcionó. Pero, ahora, hay un 71 % capaz de cambiar ese escenario.
2021
El 2020 no puede culminar, no sin antes repasar los acontecimientos que trascendieron durante todo el año. Es necesario mantener todo fresco, para entrar con mayor claridad a un año decisivo, sin perder de vista que lo que pasa en el país, por muy insignificante que parezca, repercute en cada individuo. Para iniciar el 2021 es necesario prepararse, incluso emocionalmente, para un contexto más adverso, sin desatender la esperanza y encontrar en cada crisis oportunidades de cambio para el bienestar individual y colectivo.
Será en el 2021 cuando el 71 % decidirá: si regresar a 1984, o emprender una nueva era.
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