El destino de Venezuela se juega este domingo en unas elecciones que podrían definir el futuro del país suramericano, y girar a su vez el rumbo político de América Latina. En este escenario de alta tensión, los países de la región centroamericana no solo observan con atención, sino que también se posicionan estratégicamente, revelando expectativas que podrían cambiar el equilibrio interno en algunos países, como en el caso de Nicaragua, el país más vinculado con el actual régimen venezolano.
Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio
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Cobertura especial para Centroamérica
El destino de Venezuela se juega este domingo en unas elecciones que podrían definir el futuro del país y girar el rumbo político de América Latina. En este escenario de alta tensión, los países de la región centroamericana no solo observan con atención, sino que también se posicionan estratégicamente, revelando expectativas que podrían cambiar el equilibrio interno en algunos países, como en el caso de Nicaragua, el país más vinculado con el actual régimen venezolano.
La región centroamericana ha sido testigo de un flujo constante de migrantes venezolanos que huyen de la crisis en su país en los últimos años. Este éxodo masivo ha puesto a prueba la capacidad de estos países para gestionar la migración, ofreciendo refugio y oportunidades a los desplazados. La elección en Venezuela podría influir en la política migratoria de estos países y en la estabilidad regional, dependiendo de los resultados y de las posibles repercusiones económicas y sociales.
En ese sentido, cada país de la región y particularmente de Centroamérica ha tomado una postura distinta ante el proceso electoral venezolano. Guatemala ha condenado la persecución del chavismo contra la oposición y exige transparencia en el proceso electoral. El Salvador, aunque no ha manifestado una postura oficial, pero observa con atención, especialmente por la relación cercana entre el presidente Nayib Bukele y el presidente el argentino Javier Milei. Honduras, por su parte, muestra un fuerte apoyo al régimen de Maduro, con la participación activa del expresidente Manuel Zelaya como observador electoral.
Mientras Nicaragua apoya incondicionalmente a Maduro, Costa Rica condena enérgicamente la exclusión de observadores internacionales. Panamá, por su parte, ha señalado a Venezuela por impedir la entrada de observadores, subrayando la importancia de elecciones transparentes y justas para la región.
Guatemala: condena persecución y exige transparencia
En el marco del proceso electoral en Venezuela, Guatemala se ha unido a Argentina, Costa Rica, Paraguay y Uruguay para condenar enfáticamente la persecución del chavismo contra la oposición. En una declaración conjunta emitida el pasado viernes 19 de julio, estos cinco países exigieron el "inmediato cese del hostigamiento, persecución y represión contra activistas políticos y sociales". Esta postura reflejó la preocupación de Guatemala por la situación política en Venezuela y su compromiso con la defensa de los derechos humanos y la democracia en la región.
La declaración enfatiza la necesidad de que el régimen chavista cumpla con los compromisos adquiridos en los Acuerdos de Barbados, especialmente en lo referente a la emisión de salvoconductos para los miembros de la campaña opositora asilados en la sede diplomática de Argentina en Caracas.
El presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, ya había anticipado su postura por un medio de un tuit el pasado 26 de marzo, donde manifestó su preocupación por el proceso electoral en Venezuela. Arévalo señaló que "el bloqueo constante a la candidatura unitaria de la oposición ante el acoso y persecución del oficialismo consolida un sistema antidemocrático". Esta declaración subraya la firme posición de Guatemala en defensa de la transparencia y la libre expresión ciudadana a través del voto. Además, el respaldo de Arévalo a la declaración conjunta pone de relieve la importancia de garantizar que el resultado de las elecciones venezolanas sea un fiel reflejo de la soberanía popular, sin intimidación ni obstáculos. Guatemala, al igual que sus aliados, ve en estas elecciones una oportunidad crucial para traer paz, unidad, progreso y democracia a Venezuela, siempre y cuando se respete la integridad del proceso electoral.
El Salvador: a la expectativa
Aunque en ocasiones anteriores el presidente salvadoreño Nayib Bukele ha calificado a Nicolás Maduro como dictador, esta vez no ha manifestado ninguna postura oficial respecto al desarrollo del proceso electoral en Venezuela. Sin embargo, la creciente cercanía entre Bukele y el presidente argentino Javier Milei, claramente ha abierto especulaciones sobre la postura que adoptaría la diplomacia salvadoreña una vez se conozcan los resultados electorales en Venezuela durante la noche de hoy o la madrugada de mañana, lunes 29 de julio de 2024.
Por su parte, la exdiputada salvadoreña Lorena Peña del Partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) fue invitada por el régimen chavista de Maduro para asistir a los comicios del domingo en calidad de observadora.
Está por verse la reacción y la postura del polémico presidente salvadoreño una vez que se den a conocer los resultados, lo que podría definir la futura relación entre El Salvador y Venezuela en el marco de estos acontecimientos políticos cruciales para el continente. Además, pondría en evidencia el compromiso del Gobierno salvadoreño con la democracia.
Honduras: fiel simpatía al régimen chavista
La administración pública de Honduras, encabezada por la presidenta Xiomara Castro, ha demostrado un fuerte apoyo al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Este respaldo se evidencia con la reciente llegada del expresidente hondureño Manuel Zelaya a Caracas para acompañar el proceso electoral del 28 de julio. Zelaya, actual asesor presidencial y esposo de la presidenta Castro, fue recibido por el canciller venezolano, Yvan Gil, quien destacó la presencia del exmandatario como un apoyo al sistema electoral venezolano, considerado por Gil como "uno de los más avanzados del mundo". Este gesto subraya la estrecha relación entre los gobiernos de Honduras y Venezuela, marcada por una afinidad hacia los regímenes autoritarios.
En enero de este año, la presidenta Xiomara Castro condecoró a Nicolás Maduro con la máxima orden "Francisco Morazán", reflejando la simpatía de la familia Castro Zelaya hacia el régimen chavista. Esta condecoración y la participación de Zelaya en el proceso electoral venezolano reafirman la postura de Honduras frente a las elecciones en Venezuela. La administración de Castro parece alinearse con Maduro, lo que podría influir en la percepción internacional de Honduras y su política exterior en un momento crítico para la democracia en América Latina.
Nicaragua: apoyo incondicional, de dictadura a dictadura
El dictador de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, Rosario Murillo, auguraron el pasado lunes 22 de julio de 2024 una "gran victoria" del ahora candidato chavista venezolano, Nicolás Maduro, en las elecciones presidenciales de hoy en el país caribeño. En una carta enviada a Maduro desde Managua, la pareja presidencial nicaragüense expresó su plena confianza, la del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y la "de la Revolución de 1979", en la "gran victoria que seguramente alcanzarán-alcanzaremos, otra vez, este 28 de julio". Además, destacaron que el día de las elecciones en Venezuela, que coincide con la fecha en la que se celebra el natalicio de Hugo Chávez, "es y será, no lo dudamos, una fecha bendecida por los grandes espíritus de nuestros maestros, próceres y guías, que convergen en Chávez".
Esta declaración subrayó por mucho el firme respaldo del régimen nicaragüense hacia el chavismo, consolidando una alianza estratégica, política y represora que ha perdurado durante años. El estrecho vínculo entre los regímenes de Daniel Ortega en Nicaragua y Nicolás Maduro en Venezuela implica que cualquier cambio significativo en el panorama político venezolano tendrá repercusiones directas en Nicaragua.
La lucha por la libertad y la democracia en ambos países está intrínsecamente conectada. Por tal razón, una transición de gobierno en Venezuela podría servir como un poderoso catalizador para los movimientos prodemocráticos en Nicaragua, ofreciendo un impulso vital a las aspiraciones de libertad y justicia en la región. Un cambio exitoso en Venezuela podría no solo inspirar, sino también fortalecer la resistencia nicaragüense, marcando un punto de inflexión en la lucha por los derechos humanos y la democracia en América Latina.
Costa Rica: firme con la democracia
Costa Rica ha manifestado firmemente su postura ante el proceso electoral en Venezuela, exigiendo que se respeten las normas democráticas y se garanticen elecciones libres, justas y transparentes. Junto a Ecuador, Panamá y República Dominicana, Costa Rica exhortó al gobierno venezolano a acatar la Carta Democrática Interamericana y los Acuerdos de Barbados, firmados entre la administración de Maduro y la oposición.
En un comunicado, la Cancillería costarricense enfatizó que la voluntad del pueblo venezolano, como fundamento de la democracia, debe ser respetada y llamó a la celebración de comicios con la supervisión de organismos internacionales reconocidos, en un ambiente de paz y respeto a los derechos de todos los actores políticos.
Sin embargo, la postura de Costa Rica se ha visto fortalecida tras el reciente incidente reciente con el expresidente costarricense Miguel Ángel Rodríguez, quien fue impedido de ingresar a Venezuela como observador internacional. Nicolás Maduro prohibió el ingreso de Rodríguez y otros tres expresidentes latinoamericanos, junto a otros altos funcionarios, acción que Costa Rica condenó enérgicamente. La Cancillería del país centroamericano declaró que esta medida resta legitimidad al proceso electoral y privó de transparencia a las elecciones presidenciales previstas para este domingo el 28 de julio. Según el Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica, la misión de los exmandatarios era verificar el cumplimiento de los requisitos democráticos en el proceso electoral venezolano.
Panamá: condena anticipada y a la expectativa de "El Darién"
Panamá ha señalado a Venezuela por impedir la entrada de los expresidentes latinoamericanos que iban a participar como observadores en las elecciones del 28 de julio. El presidente panameño, José Raúl Mulino, informó este fin de semana que el vuelo de Copa Airlines que transportaba a la expresidenta Mireya Moscoso y otros exmandatarios no pudo despegar desde el Aeropuerto Internacional de Tocumen debido a un supuesto bloqueo en el espacio aéreo venezolano. Mulino afirmó que esta medida impidió a los expresidentes viajar a Caracas para observar los comicios, lo cual, según él, afecta la transparencia del proceso electoral.
El régimen venezolano, sin embargo, negó haber cerrado el espacio aéreo y afirmó que los expresidentes no habían sido invitados oficialmente como observadores electorales. Freddy Ñáñez, ministro de Comunicación e Información de Venezuela, declaró que el espacio aéreo del país no estaba cerrado y que Venezuela no aceptaría injerencias extranjeras. Los expresidentes afectados forman parte del Grupo Libertad y Democracia, una iniciativa que incluye a exmandatarios de diversos países latinoamericanos y europeos, quienes buscan promover la democracia y los derechos humanos en la región.
Ante esta situación, el presidente panameño reiteró su llamado a que las elecciones en Venezuela sean libres, justas y transparentes, con el acompañamiento de organismos internacionales reconocidos. Panamá, junto a República Dominicana, Costa Rica y Ecuador, emitió un comunicado a través de la Alianza para el Desarrollo en Democracia, instando a las autoridades venezolanas a cumplir con la Carta Democrática Interamericana y los Acuerdos de Barbados, para garantizar un proceso electoral legítimo y en paz. El presidente Mulino subrayó así que unas elecciones bien conducidas en Venezuela podrían reducir el flujo migratorio por la selva del Darién, una ruta peligrosa utilizada por numerosos migrantes venezolanos para llegar a Norteamérica.
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