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Centroamérica ha recibido al menos 152 vuelos de deportación desde la toma de posesión de Donald Trump hasta finalizar marzo de 2025

70 días exactos han pasado desde que el empresario y showman estadounidense, Donald Trump, tomó posesión de la Presidencia de su país para un segundo mandato no consecutivo, y aunque las deportaciones no han aumentado drásticamente con él en la Casa Blanca, sí han cambiado. Guatemala, Honduras, México y El Salvador han sido los principales destinos, igual que durante la administración del expresidente Joseph Biden. Centroamérica ha recibido 21 vuelos militares, dos de ellos a El Salvador.


Por Jairo Videa | @JairoVidea

Ciudad de Guatemala, Guatemala
"Los vuelos de repatriación continúan mientras aseguramos nuestras fronteras y protegemos al pueblo estadounidense", escribió la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, pos sus siglas en inglés) el miércoles 29 de enero de 2025 en su cuenta de X | Fotografía cortesía
"Los vuelos de repatriación continúan mientras aseguramos nuestras fronteras y protegemos al pueblo estadounidense", escribió la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, pos sus siglas en inglés) el miércoles 29 de enero de 2025 en su cuenta de X | Fotografía cortesía

Desde que Donald Trump asumió su segundo mandato no consecutivo como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) el lunes 20 de enero de 2025, el gobierno estadounidense ha intensificado sus esfuerzos para deportar a migrantes, especialmente a aquellos provenientes de América Central, por mucho. Según datos obtenidos por Tom Cartwright, de la organización Witness at the Border, y verificados uno a uno por COYUNTURA en Centroamérica, se han registrado al menos 152 vuelos de deportación hacia todos los países de nuestra región.


Este proceso, que ha involucrado tanto vuelos comerciales como militares, se ha convertido en una de las principales estrategias de la administración Trump para hacer frente a la migración irregular, si bien no ha alcanzado el nivel de deportaciones masivas prometido por el presidente republicano.


Hasta el lunes 31 de marzo de 2025, los vuelos de deportación hacia Centroamérica han seguido una tendencia similar a la de la administración del expresidente Joseph Biden, pero con características propias en la implementación. La gran diferencia radica en la utilización de aviones militares para transportar a los deportados, una táctica menos común en años anteriores. A pesar de que el número de vuelos de deportación ha sido elevado, la administración Trump no ha logrado cumplir con las metas de deportación que había prometido, un contraste con las expectativas generadas por su campaña.


Entre los vuelos registrados durante estos dos primeros meses de mandato de Trump, destacan los vuelos a Guatemala, que ha recibido 60 vuelos, de los cuales al menos 13 fueron operados en aviones del Ejército estadounidense. Honduras, por su parte, ha recibido 54 vuelos, de los cuales al menos seis fueron vuelos militares. El Salvador ha recibido 26 vuelos, incluidos al menos dos militares, mientras que Nicaragua y Costa Rica han recibido cifras más bajas, con solo 10 y 2 vuelos, respectivamente.


La administración de Trump ha adoptado un enfoque más agresivo y menos convencional respecto a la deportación de migrantes. En lugar de depender exclusivamente de vuelos comerciales, el gobierno de EE.UU. ha utilizado en casi 20 ocasiones en 70 días exactos aviones militares para deportar a personas de diversas nacionalidades. Esta estrategia no solo ha afectado a los migrantes de Centroamérica, sino que también ha incluido deportaciones a otros países como Ecuador, Perú e India.


La utilización de aviones militares, sin embargo, ha suscitado controversia a nivel internacional. Los vuelos militares, más costosos y menos habituales en las deportaciones de migrantes, han sido una muestra del endurecimiento de las políticas migratorias del gobierno de Trump. Desde el 24 de enero de 2025, los aviones militares comenzaron a trasladar deportados hacia países como Guatemala, El Salvador y Honduras, con vuelos de hasta 160 personas a bordo. Estos vuelos han generado tensiones diplomáticas, especialmente con países como Colombia, que inicialmente permitió pero luego rechazó la llegada de vuelos militares tras protestas del presidente Gustavo Petro por el trato recibido por las y los migrantes.


Los países centroamericanos han sido receptores clave de estos vuelos de deportación. Guatemala, el país más afectado hasta ahora, ha visto un aumento significativo en los vuelos, con 60 registrados hasta finales de marzo de 2025. En estos vuelos, los deportados incluyen principalmente a personas detenidas bajo la administración del expresidente Biden, lo que indica que las políticas de Trump no han logrado acelerar significativamente el proceso de deportación, aunque sí se han intensificado en cuanto al uso de recursos militares.


Bajo el mandato del demócrata, del 18 de noviembre de 2024 al domingo 19 de enero de 2025, es decir, en 63 días, se registraron 127 vuelos con personas deportadas, ninguno de ellos militar, solo a Centroamérica.


Un avión militar C-17 despega con deportados desde Estados Unidos | Fotografía cortesía
Un avión militar C-17 despega con deportados desde Estados Unidos | Fotografía cortesía

En Honduras, el número de deportaciones ha sido igualmente alto, con 55 vuelos registrados, lo que refleja tanto la cercanía geográfica como las tensiones políticas entre ambos gobiernos. El Salvador, a pesar de recibir un número menor de deportados, también ha sido parte de este flujo de migrantes retornados, en su mayoría provenientes de Estados Unidos de Norteamérica.


La presión para aceptar a los deportados no se ha limitado a los países centroamericanos. Otros países de la región, como Panamá y Costa Rica, han comenzado a recibir vuelos de deportación de migrantes provenientes de otras partes del mundo, como Asia, Medio Oriente y África. Esta dinámica ha puesto en evidencia una creciente cooperación entre los gobiernos centroamericanos y EE.UU. en la gestión de los flujos migratorios, aunque también ha suscitado preocupaciones sobre las condiciones en que se trasladan y reciben a los migrantes.


Una de las medidas más controvertidas implementadas por la administración Trump ha sido el uso de la Ley de Enemigos Extranjeros, que permitió la detención y deportación de migrantes bajo la acusación de pertenecer a bandas criminales. Este enfoque ha generado rechazo, especialmente cuando se utilizaron aviones militares para trasladar a cientos de venezolanos detenidos en Guantánamo a El Salvador, bajo la justificación de que se trata de miembros de pandillas.


Este tipo de medidas, junto con la intensificación de las deportaciones a terceros países y la presión sobre gobiernos como el de Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Panamá para aceptar a deportados, refleja la estrategia de Trump para externalizar la gestión migratoria. La controversia generada por estos vuelos militares ha sido alimentada por imágenes de migrantes esposados y encadenados a bordo de los aviones, una práctica que ha sido criticada por organismos de derechos humanos y gobiernos de la región, que han expresado su descontento por el trato recibido por los deportados.


A pesar de las intensas medidas adoptadas por Trump, las deportaciones no han alcanzado las cifras previstas. De acuerdo con los datos más recientes, al menos 27,000 personas fueron deportadas en las seis semanas posteriores a la toma de posesión de Trump, un ritmo más bajo en comparación con las deportaciones registradas durante el mandato de Biden. Esto se debe, en parte, a la disminución del número de migrantes que intentan cruzar la frontera sur de Estados Unidos con México, lo que ha reducido el flujo de deportados.


Uno de los desafíos que enfrenta el gobierno de Trump es la logística y la organización de los vuelos de deportación, especialmente los militares, que requieren una coordinación diplomática y logística más compleja. Aunque los vuelos militares han sido utilizados con mayor frecuencia este año, particularmente en Centroamérica, con al menos 21 de un total de 29 en seis países diferentes durante 2025, los vuelos comerciales no han desaparecido, y muchos migrantes siguen siendo deportados a través de rutas más tradicionales, lo que dificulta obtener una imagen completa del alcance de las deportaciones.


 

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