Del poder sandinista a la hecatombe: Bayardo Arce, el comandante histórico fiel, se niega a rendir cuentas al régimen Ortega-Murillo
- Redacción Central
- 30 jul
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Nacido en 1949 y criado en una familia opositora al somocismo, se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en los años 60 y fue uno de los nueve comandantes que conformaron la Dirección Nacional del ente partidario, estructura que condujo el país durante la Revolución de los años 80. Fue también uno de los pocos que se mantuvo fiel a Daniel Ortega tras la derrota electoral de 1990 y hasta bien entrado el siglo XXI. La Procuraduría General de la República confirmó hoy la "desaparición" y el requerimiento judicial sobre el veterano asesor económico, quien rehúsa entregar información sobre varias propiedades y transacciones cuestionadas, desafiando explícitamente la autoridad estatal.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua

Bayardo Arce Castaño, veterano comandante revolucionario y asesor económico del régimen sandinista, se encuentra en el centro de una nueva purga interna impulsada por el aparato represivo del sistema matrimonial de Daniel Ortega y su esposa y comandataria Rosario Murillo. Este episodio refleja la caída definitiva de uno de los últimos puentes visibles entre la Revolución Ciudadana de 1979 y el autoritarismo actual que consume al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
La Procuraduría General de la República (PGR), máxima autoridad encargada de la protección de los bienes del Estado, ha confirmado la "desaparición" política y la resistencia de Arce a responder por las propiedades y bienes que supuestamente le pertenecen. Según una nota oficial publicada hoy, miércoles 30 de julio de 2025, transacciones y negociaciones vinculadas a Arce y gestionadas por su asistente, Ricardo Bonilla, incumplieron las normativas legales vigentes. Bonilla fue citado para aclarar estas operaciones pero se negó a comparecer y actualmente permanece bajo custodia e interrogatorio en el Sistema Penitenciario Nacional (SPN).
Por su parte, según el Estado sandinista, Arce se negó sistemáticamente a rendir cuentas, alegando propiedad privada que le eximiría de responsabilidades, actitud que fue interpretada como un desafío directo a la autoridad constitucional y que podría derivar en responsabilidades penales.
La intervención contra Arce incluyó allanamientos simultáneos en sus oficinas del reparto El Carmen y en su residencia en Las Sierritas de Santo Domingo, durante el pasado fin de semana, según medios exiliados, además del retiro de su escolta y el arresto de su chofer. Este operativo, calificado por fuentes consultadas por COYUNTURA como un "golpe fulminante", marca la tercera ocasión en que exmiembros de la Dirección Nacional del FSLN son confinados o reprimidos por el mismo régimen al que ayudaron a consolidar.
Bayardo Arce, nacido en 1949 en Managua, fue parte del núcleo fundador de la lucha sandinista contra la dictadura somocista y uno de los nueve comandantes que lideraron la revolución de 1979. Tras el triunfo revolucionario contra la dinastía de los Somoza, desempeñó cargos clave en el Estado y el partido, y entre 1997 y 2007 fue diputado de la Asamblea Legislativa. Con el regreso de Ortega al Ejecutivo en 2007, retomó un papel crucial como asesor económico, actuando como puente entre el régimen y el gran capital mediante un pacto tácito que garantizaba la libertad económica a cambio de apoyo político o silencio.
Sin embargo, el distanciamiento entre Arce y el poder comenzó a evidenciarse tras las protestas masivas iniciadas en abril de 2018, que dejaron un saldo de más de 350 muertos por la represión estatal. En ese contexto, Arce emitió declaraciones públicas cuestionando reformas gubernamentales y lamentando muertes, posturas que provocaron el rechazo frontal de Rosario Murillo. Desde entonces, fue progresivamente marginado: perdió influencia, fue sustituido en cargos claves y sus vínculos con el círculo de poder se diluyeron.
La presión también se trasladó al ámbito empresarial. En junio de 2025 se reveló que Agricorp, una de las principales compañías de Arce, fue forzada a pagar de forma retroactiva más de 367 millones de córdobas en impuestos tras un presunto incumplimiento entre 2019 y 2023, lo que dejó pérdidas por casi 420 millones, según fuentes consultadas por medios exiliados. Este estrangulamiento fiscal, sumado al creciente aislamiento político, selló el ocaso del exasesor económico.
"La Chayo busca como eliminarlo", declaró una fuente cercana al círculo de excomandantes, en referencia al destino de Arce. El mismo patrón ya había sido aplicado a Humberto Ortega, hermano del presidente y exjefe del Ejército, fallecido en 2024 en condición de prisionero político; y a Henry Ruiz, el comandante "Modesto", actualmente bajo arresto domiciliario. Lo que emerge con claridad es una lógica implacable: Murillo no tolera centros de poder alternativos, ni siquiera en figuras históricas del FSLN.
La supresión de Arce, al igual que de sus pares, responde a una estrategia de control total del sandinismo, donde solo caben la obediencia ciega y la lealtad incuestionable al liderazgo bicéfalo que rige el país. Arce no solo cayó en desgracia política. También está bajo sospecha judicial. Su asistente ejecutivo, Ricardo Bonilla, fue interrogado por la Policía y la Procuraduría General de la República. Los allanamientos incluyeron la confiscación de dispositivos electrónicos, lo cual sugiere que las autoridades buscan armar un expediente que justifique penalmente su persecución.
Pese a haber sido sancionado por Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) y mencionado en una investigación de corrupción en España, el régimen Ortega-Murillo lo mantuvo formalmente en el cargo de asesor presidencial hasta este año. Sin embargo, su función había sido meramente decorativa: una silla vacía, sin poder, sin micrófono, sin presencia en los medios oficialistas, y sin la posibilidad de incidir en la política económica.
Bayardo Arce representaba, hasta hace poco, el último puente visible entre el régimen de Ortega y el legado original de la revolución sandinista. Su purga no solo evidencia el grado de paranoia que consume al poder en Nicaragua, sino también el avance de un proceso de descomposición interna en el que ningún vínculo histórico ni antigua fidelidad garantiza protección. La eliminación sistemática de los comandantes de la Revolución Ciudadana de 1979 —Arce, Ruiz, Humberto Ortega— confirma que, para Rosario Murillo, todo vestigio del pasado debe ser removido si no está al servicio de su proyecto sucesorio. La vieja guardia del sandinismo ha sido neutralizada o muerta en cautiverio. Lo que queda es un aparato autoritario dirigido por una pareja que, sin contrapesos, transforma al FSLN en una maquinaria de poder cada vez más cerrada, familiar y represiva.
El sábado 17 de mayo de 2025, agentes policiales de la monarquía criolla irrumpieron en la vivienda del exmilitar Aníbal Martín Rivas Reed, de 61 años, en Matagalpa, Nicaragua. Desde entonces, su familia no supo nada de él durante 42 días. Se convirtió en un nuevo desaparecido político, en una larga lista de opositores y críticos a la administración del Frente Sandinista de Liberación Nacional que han sido arbitrariamente detenidos, silenciados y criminalizados por ejercer su derecho a disentir. Lo que vendría después sería una condena de 50 años de cárcel por el supuesto delito de "traición a la Patria", en un proceso realizado a finales de junio, plagado de irregularidades, secretismo, violencia estatal e inhumanidad.
En ese sentido, el caso de Bayardo Arce Castaño cierra simbólicamente un ciclo: del poder compartido a la soledad del encierro carmentiano.
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