Donald Trump endosa a "Tito" Asfura, promete indulto a Juan Orlando Hernández —preso por narcotráfico— y amenaza con cerrar la billetera si no gana el Partido Nacional en Honduras
- Jairo Videa
- hace 1 día
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Si alguien está feliz, es la esposa del conservador hondureño. Ana García de Hernández obtendrá, sin llegar a la Presidencia de Honduras, la libertad de su esposo, la que fue su bandera de precampaña electoral en el Partido Nacional (PNH). Un chiste amargo que encapsula el sinsabor: mientras el mandatario republicano agita el tablero centroamericano con extremismo y promesas, Honduras decide si abraza el "make Honduras great again" o defiende su frágil liberación post-golpe y tras el régimen autoritario de Hernández, cuyo hermano está en prisión también por narcotráfico. Trump ya se metió de lleno al campo. El interés es personal. Donald pone las manos al fuego por Honduras, con un cheque casi que en blanco para "Tito" y el nacionalismo, a menos de 50 horas de que abran las urnas.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Tegucigalpa, Honduras
A dos días de que más de 6.5 millones de hondureños acudan a las urnas para elegir al sucesor de Xiomara Castro, primera presidenta en tocar la silla del Ejecutivo tras derrotar a la dictadura nacionalista, el presidente de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), Donald Trump, ha lanzado una bomba política y de seguridad que sacude el frágil equilibrio de la contienda, y la región. En un mensaje publicado en su red Truth Social, el magnate republicano no solo endosó al candidato conservador Nasry "Tito" Asfura, del Partido Nacional (PNH), sino que anunció un "indulto total y completo" al expresidente Juan Orlando Hernández (JOH), condenado a 45 años de prisión en Nueva York por narcotráfico y tráfico de armas, cuyo hermano también está en la cárcel por los mismo delitos transnacionales. El anuncio, que Trump vinculó explícitamente a una presunta victoria de Asfura, ha desatado un torbellino de reacciones: desde euforia en el nacionalismo hondureño hasta acusaciones de injerencia imperialista desde el oficialismo izquierdista.
"Si Tito Asfura gana la Presidencia de Honduras, Estados Unidos le brindará un gran apoyo, ya que tiene tanta confianza en él, en sus políticas y en lo que hará por el gran pueblo hondureño. Si no gana, Estados Unidos no malgastará su dinero", escribió Trump en su post de hoy, viernes 28 de noviembre de 2025, presagiando un "gran éxito político y financiero" para el país centroamericano bajo el liderazgo de Asfura. El magnate republicano, que ya había irrumpido en la campaña el miércoles atacando a la candidata oficialista Rixi Ramona Moncada como "ídolo de Fidel Castro" y a Salvador Nasralla como "comunista borderline", remató con un llamado directo: "VOTE POR TITO ASFURA PARA PRESIDENTE Y FELICITACIONES A JUAN ORLANDO HERNÁNDEZ POR SU PRÓXIMO INDULTO. ¡HAZ QUE HONDURAS SEA GRANDE DE NUEVO!".
El mensaje, verificado a través de múltiples fuentes internacionales como The New York Times, Infobae y Reuters, no es solo un guiño electoral: es un golpe de timón descarado en la arena centroamericana. Hernández, extraditado en 2022 y sentenciado en marzo de 2024 por conspirar con cárteles como el de Sinaloa —incluyendo recibir sobornos del narco mexicano Joaquín "El Chapo" Guzmán—, representa el talón de Aquiles del PNH. Su captura fue uno de los "grandes logros" del gobierno de Castro en su primer mes, según analistas locales, y su indulto podría revivir el espectro de un "bipartidismo golpista, narcotraficante y fraudulento", como lo tildó la oposición socialista.
El "efecto Trump": ¿impulso o bumerán para la derecha?
En un país donde el Estado de Excepción contra pandillas y extorsión lleva casi tres años vigente, el respaldo de Trump llega en un momento de máxima tensión política, institucional y electoral. Las encuestas previas al voto muestran un empate técnico: Nasralla (27 %), Moncada (26 %) y Asfura (24 %), con un margen de error que hace impredecible el resultado. Algunas firmas y sitios independientes colocan a Nasralla desde hoy al frente con 37 %, seguido de Asfura (29 %) y Moncada (27 %). El Consejo Nacional Electoral (CNE), cuestionado por presuntos sesgos desde el oficialista Partido Libertad y Refundación (LIBRE), asegura "preparativos listos" para un proceso transparente, pero la violencia política ya ha cobrado seis vidas, cuatro de ellas precandidatas a diputados y alcaldes.
Fuentes diplomáticas consultadas por COYUNTURA indican que Trump tiene "autoridad plena" para el indulto, que no requiere aprobación del Congreso ni del Departamento de Justicia. Sin embargo, el Departamento de Estado no ha emitido pronunciamiento oficial alguno, manteniendo un silencio ensordecedor que contrasta con las visitas recientes de altos funcionarios como la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem. "Esto pesa en la balanza electoral, en la conciencia ciudadana. Pura manipulación para influir, que se fraguó hace algún tiempo", explica una periodista y socióloga hondureña con más de 30 años de experiencia, quien prefiere el anonimato por temor a represalias.
El oficialismo, por su parte, ve en el "efecto Trump" un posible bumerán. "Este domingo 30 de noviembre, la palabra es del pueblo. Solo les pido que no olviden lo que somos: somos resistencia", escribió, al cierre de este texto, la mandataria "social-demócrata" Xiomara Castro. Rixi Moncada, exministra de Defensa y abanderada de LIBRE, quien ha dicho que no reconocerá otro resultado que no sea su triunfo, respondió en X con un mensaje incendiario: "el pueblo sabe que el bipartidismo golpista, narcotraficante y fraudulento está derrotado. Mi fuerza es mi conciencia y el pueblo movilizado. Hoy desde el extranjero quieren revivir a criminales, y detener el proceso de liberación que nació contra el golpe de Estado del 28 de junio de 2009. Las élites financieras que explotan nuestro pueblo y mueven sus hilos en Washington, son fariseos, no les importa la justicia y menos la democracia. El 30 de noviembre junto al pueblo les venceremos en las urnas".
La alegría contenida de la familia Hernández: Un "chiste" de la historia
Lejos de Nueva York, cerca de las urnas, el anuncio llegó como un bálsamo para la familia de JOH. Ana García de Hernández, esposa del exmandatario y quien convirtió la defensa de su liberación en bandera de su fallida precampaña por el Partido Nacional hondureño, no tardó en reaccionar.
En una rueda de prensa improvisada, García —flanqueada por sus tres hijos— se arrodilló para orar y agradecer: "Dios ha dignificado el nombre de nuestra familia". Si alguien tiene que estar feliz, es la esposa del conservador hondureño. Ana obtendrá, sin llegar a la Presidencia de Honduras, la libertad de su esposo. Un giro irónico que, en los pasillos de Tegucigalpa, ya se susurra como el "chiste" de esta crónica electoral: la política, al final, siempre encuentra formas de arrodillarse ante el poder.
Asfura aún no se pronuncia. La pregunta que flota en el aire húmedo de Honduras esta noche es si este intervencionismo descarado galvanizará a una fuerza opositora, de dos, o impulsará la "reconquista" izquierdista. En un año ya marcado por políticas restrictivas y miradas extremistas, las elecciones hondureñas no solo definirán el rumbo del país, sino el de toda Centroamérica. El domingo, las urnas hablarán. O al menos, eso esperan millones de voces catrachas en un silencio cargado de promesas, logros y traiciones.
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