Eje Moscú-Managua: blindaje mutuo, espionaje y cooperación militar en nombre de la "seguridad"
- Jairo Videa
- hace 2 días
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El "Acuerdo entre la República de Nicaragua y la Federación de Rusia sobre la Protección Recíproca de los Ciudadanos contra los Abusos en el Ámbito de la Justicia Internacional" es una maniobra jurídica que, según expertos en derecho internacional, busca blindar a funcionarios y ciudadanos de ambos países ante posibles investigaciones y juicios por crímenes de lesa humanidad. "Representa un desconocimiento de la legitimidad de la justicia internacional, y es jurídicamente cuestionable", explicó un especialista guatemalteco.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Managua, Nicaragua

En un contexto marcado por la creciente confrontación global y la consolidación de alianzas autoritarias, incluso en el centro de América continental, la relación entre Rusia y Nicaragua se ha profundizado de manera significativa durante la primera mitad de 2025. La reciente XIII Reunión de Representantes de Alto Nivel para Asuntos de Seguridad celebrada en Moscú sirvió de escenario para una nueva etapa de cooperación que incluye desde consultas multilaterales de seguridad hasta la firma de acuerdos bilaterales para blindar a sus ciudadanos frente a mecanismos judiciales internacionales.
El secretario del Consejo de Seguridad ruso, general de Ejército, Serguéi Shoigú, anunció con énfasis la reanudación de las consultas a cinco bandas entre Rusia y sus principales aliados en América Latina: Nicaragua, Bolivia, Venezuela y Cuba. Este formato multilateral se presenta como una plataforma para coordinar estrategias conjuntas de seguridad y defensa, reflejando la consolidación de un bloque antioccidental en la región.
Shoigú destacó a Venezuela como un socio estratégico clave, resaltando la reciente visita del dictador chavista Nicolás Maduro a Rusia, en la que se estrecharon vínculos con el Kremlin y se reafirmaron compromisos políticos y militares. Por otro lado, la reunión bilateral con el canciller venezolano José Adelino Ornelas Ferreira sirvió para subrayar la intensificación del diálogo político y la ejecución de acuerdos en materia de seguridad.
Este impulso hacia una coordinación estrecha en seguridad a nivel multilateral expresa la intención de Moscú de mantener una presencia firme en América Latina, en medio de tensiones geopolíticas crecientes con Occidente.
La delegación nicaragüense en Moscú estuvo encabezada por Laureano Ortega Murillo, hijo del binomio copresidencial entre Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, quien representa un eje clave en la interlocución entre Managua y Moscú. Ortega Murillo agradeció la cooperación en materia de seguridad ofrecida por Rusia, especialmente la participación del Ministerio del Interior ruso y la Guardia Nacional, además de la colaboración con el Ministerio de Defensa ruso.
Además de Laureano Ortega Murillo, quien asistió en calidad de asesor de la Copresidencia, la comitiva de Nicaragua estuvo conformada por figuras clave del aparato estatal, militar y diplomático. Acompañándolo viajó el comisionado general Zhukov Serrano, subdirector de la Policía Nacional, y el coronel Álvaro Peña, segundo jefe de la Dirección de Información para la Defensa del Ejército de Nicaragua, lo que revela un marcado enfoque en la seguridad y defensa del Estado.
Desde el ámbito de las telecomunicaciones y los servicios estratégicos, se integró también Celia Reyes, subdirectora del ente Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (TELCOR), así como Oknan Bello, director de Vigilancia Financiera del Banco Central (BCN), cuyas funciones se relacionan con el control económico y financiero del país. Completó la delegación Alba Azucena Torres, embajadora y ministra asesora para las Relaciones Internacionales del Órgano Ejecutivo, reconocida también como poeta y escritora, sumando una dimensión cultural y diplomática a la representación.
No obstante, a pesar de los elogios oficiales, Ortega Murillo evitó abordar la existencia del polémico centro de espionaje ruso ubicado en la base militar de Cerro Mokorón, al sur de Managua, cuya presencia ha generado alarma internacional en los últimos meses. Este centro se considera un punto estratégico para la inteligencia rusa en la región y un elemento clave en la influencia militar del Kremlin en Centroamérica.
Además, Ortega Murillo destacó la importancia de la ciberseguridad como eje fundamental para salvaguardar la soberanía y estabilidad territorial de Nicaragua, adelantando la firma de un acuerdo de capacitación en este ámbito junto a Rusia, así como la realización de programas conjuntos con China. Este foco en la defensa cibernética revela la intención de ambos regímenes de fortalecer capacidades tecnológicas para proteger sus regímenes frente a amenazas externas, reales o percibidas.
Uno de los elementos más trascendentales y controvertidos anunciados hoy, jueves 29 de mayo de 2025, fue la aprobación por parte de la dictadura nicaragüense de un acuerdo bilateral con Rusia sobre la "Protección Recíproca de los Ciudadanos contra los Abusos en el Ámbito de la Justicia Internacional". Este tratado, que será suscrito oficialmente por Laureano Ortega Murillo, le otorga facultades plenas para representar a las y los nicaragüenses en Moscú.
El contenido del acuerdo no ha sido divulgado en su totalidad, pero su título y contexto sugieren que busca blindar a funcionarios y ciudadanos de ambos países frente a demandas o procesos en tribunales internacionales como la Corte Penal Internacional (CPI) o la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Esto implica una negación tácita del marco jurídico internacional que rige la rendición de cuentas por crímenes de guerra, violaciones a derechos humanos y abusos sistemáticos cometidos por ambos regímenes.
Expertos en derecho internacional han señalado que este tipo de pactos carecen de fundamento legal y constituyen una flagrante violación al derecho internacional, pues los tribunales supranacionales son instancias de última apelación reconocidas por los Estados. En esencia, el acuerdo busca otorgar impunidad a altos funcionarios de Moscú y Managua, ambos acusados de crímenes de lesa humanidad, y bloquear la acción judicial global.
Asimismo, la Asamblea Legislativa de Nicaragua, bajo el control del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y sus aliados, aprobó el lunes 25 de noviembre de 2024 una controvertida normativa denominada "Ley de Protección de los Nicaragüenses ante Sanciones y Agresiones Externas". Dicho documento establece que las sanciones impuestas por países y organismos internacionales, como Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) , la Unión Europea y Canadá, son "nulas y sin efecto" dentro del territorio nacional.
Por otro lado, Rusia enfrenta órdenes de arresto internacionales contra el mandatario Vladimir Putin, señalada por crímenes durante la guerra en Ucrania, a causa de la invasión rusa, mientras que la dictadura Ortega-Murillo ha sido denunciada repetidamente ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por su brutal represión multifactorial desde abril de 2018.
Este pacto jurídico forma parte de un patrón creciente de alianzas entre regímenes autoritarios que buscan eludir la justicia internacional y consolidar un frente común para desafiar las sanciones y resoluciones que los afectan.
Paralelamente a los acuerdos de seguridad y blindaje legal, Ortega Murillo recibió esta semana más poderes para firmar un convenio entre la Agencia de Industrias Creativas, una organización creada por Moscú en 2020, y la Secretaría de Economía Creativa y Naranja de la Copresidencia que dirigen sus padres, buscando fomentar la cooperación en sectores de economía cultural, arte, innovación y emprendimiento.
Este acuerdo refleja la intención del régimen de diversificar las áreas de cooperación con Moscú y fortalecer vínculos en el ámbito económico, institucional y social, en un momento en que Nicaragua enfrenta aislamiento diplomático y sanciones internacionales.
Los altos funcionarios de Nicaragua y Rusia siguen estrechando lazos, con el fin de "aumentar las relaciones y llevarlas a un nivel cualitativamente más alto". En abril de 2023 aterrizó en Managua el canciller ruso Serguéi Lavrov. La Redacción de COYUNTURA ofreció entonces una interpretación detallada de su comparecencia, en la que se destacaron incalculables acuerdos, y la narrativa del "mundo nuevo" que Rusia y su gran aliado China buscan instaurar.
La estrecha alianza entre Rusia y Nicaragua, consolidada a través de mecanismos de seguridad, blindaje legal y cooperación económica, pone en evidencia la profundización de un bloque autoritario que desafía las normas internacionales. La participación activa de Bolivia, Venezuela y Cuba en este esquema multipolar refuerza la estrategia del Kremlin para proyectar influencia en América Latina. "Se preparan para algo más grande", señaló un periodista centroamericano consultado por este medio bajo anonimato.
Este bloque, que funciona como contrapeso a la presión occidental, genera preocupaciones en la comunidad internacional sobre la estabilidad democrática en la región y el respeto a los derechos humanos. La presencia militar rusa, la cooperación en ciberseguridad y la búsqueda de impunidad judicial constituyen factores que pueden desestabilizar aún más el contexto político regional, donde la democracia enfrenta crecientes amenazas, desde Guatemala, pasando por El Salvador y Honduras, hasta llegar a Costa Rica.
La XIII Cumbre Internacional de Seguridad en Moscú reveló que la relación entre Rusia y Nicaragua ha trascendido lo meramente diplomático para convertirse en una alianza estratégica integral, "fuerte" y de "grandes amigos". Desde la reanudación de consultas multilaterales de seguridad con sus aliados latinoamericanos, hasta la firma de acuerdos que buscan impedir que sus ciudadanos enfrenten la justicia internacional, esta colaboración se inscribe en una lógica de resistencia autoritaria y confrontación global.
El protagonismo de Laureano Ortega Murillo como principal representante de Nicaragua ante Moscú y la multiplicidad de poderes que acumula evidencian el carácter dinástico y militarizado del régimen nicaragüense, que apuesta por la protección mutua con Moscú para mantenerse en el poder a toda costa.
Este escenario augura un aumento en la militarización y vigilancia en la región, la profundización de las brechas jurídicas internacionales y una mayor complejidad para los esfuerzos de defensa de los derechos humanos y la democracia en América Latina. "Desde el año 2018, cuando sufrimos el sangriento y terrorista intento de golpe de Estado, nos hemos dado a la tarea de fortalecer la seguridad y la defensa en nuestro país, neutralizando y eliminando a los autores y actores claves del odio, mercenarios y vendepatrias que actúan bajo la bota y el pago imperial, con la pretensión de entregar a nuestro país al dominio estadounidense", señaló Laureano, desde Moscú, esta semana. "La Policía Nacional, el Ejército de Nicaragua y el Ministerio del Interior en coordinación permanente con la población nicaragüense han logrado establecer mecanismos de prevención, atención y control efectivos ante las amenazas", agregó.
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