La noche de este martes 03 de septiembre de 2024, la presidenta Xiomara Castro le anunció su primera disposición a la recién estrenada ministra de Defensa, Rixi Moncada, en medio de un narcoescándalo que involucra al cuñado de la mandataria. "Ordeno proveer todas las herramientas y la tecnología que requieren las Fuerzas Armadas para impedir que Honduras siga siendo utilizada como puente para el tráfico de la droga que se consume por toneladas en los países de destino", señaló Castro, mientras Moncada, también precandidata del oficialismo a la Presidencia, se encontraba a su lado, asumiendo una de las secretarías más complicadas e importantes del país centroamericano.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Tegucigalpa, Honduras
El reciente nombramiento de la abogada, notaria pública y financista Rixi Ramona Moncada Godoy como ministra de Defensa Nacional de Honduras ha desatado, en primer lugar, un debate sobre posibles conflictos de interés y la integridad del próximo proceso electoral en el país. La presidenta Iris Xiomara Castro Sarmiento, durante un acto oficial el domingo 01 de septiembre de 2024, anunció la designación de Moncada, quien es también aspirante presidencial por el oficialista partido Libertad y Refundación (LIBRE). Este hecho contraviene una disposición previa de la propia mandataria, quien había solicitado en marzo de 2024 -por segunda ocasión- que todos los funcionarios públicos con aspiraciones electorales renunciaran a sus puestos para evitar influencias indebidas en el proceso electoral.
Moncada asumió el cargo tras la renuncia de José Manuel Zelaya, sobrino de Xiomara Castro, quien dimitió para permitir una investigación "libre" sobre su padre, Carlos Zelaya Rosales, exlegislador y exsecretario del Congreso Nacional. Carlos Zelaya admitió reuniones con narcotraficantes hondureños ante el Ministerio Público (MP) y la ciudadanía, y el martes 03 de septiembre se viralizaron imágenes grabadas en 2013, cuando el hermano del expresidente Manuel Zelaya se reunió con un grupo de buscados y/o condenados para negociar sobornos en favor de la campaña de Castro. Esto ha incrementado las preocupaciones sobre la integridad de las figuras clave dentro del Estado y sus instituciones. En un comunicado en su cuenta de X, José Manuel Zelaya resaltó la integridad y honor de su padre, destacando su cooperación voluntaria con la Fiscalía para aclarar las circunstancias.
La designación de Moncada no solo se aparta de la orden presidencial de marzo de 2024, sino que también profundiza las dudas sobre la imparcialidad de las Fuerzas Armadas, la entidad encargada de custodiar y trasladar el próximo año el material electoral. La vinculación directa de Moncada con la familia presidencial y su rol como aspirante presidencial aumentan las suspicacias respecto a la influencia que podría ejercer desde su nuevo cargo en la Secretaría de Defensa Nacional, especialmente considerando que las Fuerzas Armadas se integran al Consejo Nacional Electoral (CNE) un mes antes de las elecciones. "Es una reconfiguración muy manipulada, porque LIBRE pone cada vez más piezas claves", comentó una abogada hondureña, quien solicitó anonimato "por el acoso oficialista".
Pero al final del día, Moncada ha generado reacciones mixtas. Sectores de la sociedad civil y analistas políticos han expresado su preocupación por lo que consideran una contradicción en las políticas de la presidenta Castro y una posible erosión de la credibilidad en el compromiso del Gobierno y el Estado con la transparencia electoral y la institucionalidad misma. En una conferencia de prensa, el aspirante presidencial y vicepresidente del Congreso Nacional, Rasel Tomé, cuestionó públicamente la coherencia de la presidenta al nombrar a Moncada como ministra de Defensa, a pesar de haber pedido previamente la renuncia de otros funcionarios con aspiraciones electorales. Aunque, días después, para no parecer insolente en su partido, LIBRE, Tomé solicitó declarar persona non grata a la embajadora de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), como parte de la furia diplomática desatada contra Laura Dogu por el oficialismo, en medio de la escandalosa y retrograda cancelación del Tratado de Extradición entre EE.UU. y Honduras.
Por su parte, algunos especialistas en temas electorales han señalado que, aunque Moncada no está legalmente inhabilitada para participar en las primarias e internas programadas para el 09 de marzo de 2025, su permanencia en un cargo de tan alta jerarquía mientras mantiene su candidatura presidencial podría interpretarse como una ventaja indebida sobre sus competidores. Germán Lobo, consejero suplente del CNE, indicó que aunque Moncada cumple con los requisitos legales, el nombramiento deja "un mal mensaje" en la opinión pública y genera -por poco- percepciones de parcialidad en el proceso electoral.
Desafío en la independencia de las Fuerzas Armadas
El rol de las Fuerzas Armadas en Honduras es crucial, no solo en la defensa del territorio nacional, sino también en la logística electoral, y en la protección de las libertades y los derechos humanos, lo que amplifica las preocupaciones sobre el control de esta institución por parte de una aspirante presidencial, con una visión ideológica clara, vinculada directamente a las narrativas existentes en Nicaragua, Venezuela y Cuba.
Raúl Pineda Alvarado, abogado constitucionalista y analista político, destacó que, a diferencia de otros cargos ministeriales, el puesto de secretaria de Defensa implica acceso a recursos de inteligencia, logística y personal, los cuales podrían ser utilizados en el peor de los casos en beneficio de una campaña política. Pineda Alvarado señaló que el nombramiento de Moncada "no es lo mismo que ser ministro de Finanzas; implica un acceso a una red de apoyo que podría ser aprovechada políticamente".
Desde una perspectiva histórica, el rol de las Fuerzas Armadas en los procesos electorales hondureños ha sido objeto de escrutinio y controversia. La percepción pública de la neutralidad militar es fundamental para la legitimidad de los comicios, y cualquier acción que sugiera una alineación política de las Fuerzas Armadas puede erosionar la confianza en el sistema electoral y en el quehacer diario de las instituciones.
Compromisos y declaraciones de Rixi Moncada
En su primer acto como ministra de Defensa, el lunes 02 de septiembre, Moncada reafirmó su compromiso de cumplir con las obligaciones constitucionales de las Fuerzas Armadas y continuar la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico. Durante su presentación ante los altos mandos del Estado Mayor Conjunto, Moncada hizo un llamado a trabajar en conjunto para fortalecer la defensa del territorio nacional. Además, se describió como "víctima del golpe de Estado" de 2009, lo que subrayó sin duda su alineación con el discurso de "resistencia y refundación" promovido por LIBRE, su casa política. Moncada enfatizó la necesidad de "llenar de dignidad y contenido patrio" las Fuerzas Armadas, incorporando los valores de honor, lealtad y sacrificio. En su discurso, hizo hincapié en la defensa de la soberanía frente a amenazas tanto internas como externas, un mensaje que resonó con los valores de independencia y resistencia que el oficialismo ha defendido en su discurso desde su formación.
La presentación de Moncada contó con el apoyo del exsecretario de Defensa, José Manuel Zelaya, quien elogió su integridad y valentía. Zelaya afirmó que la elección de Moncada como su sucesora fue acertada y aseguró que ella defenderá la soberanía del país centroamericano con la misma firmeza que él demostró durante su gestión. No obstante, el respaldo de Zelaya también se interpreta en algunos sectores como una continuación del nepotismo y la consolidación del poder familiar dentro de las estructuras del Estado.
Por otro lado, la relación entre la ministra y la presidenta Xiomara Castro, sumada a su rol en la comisión que negocia la eterna instalación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Honduras (CICIH), añade capas adicionales de complejidad al debate sobre el balance entre la política partidista y las responsabilidades de Estado. La influencia de la familia presidencial en la carrera de Moncada ha sido un factor constante y sonante, y su vinculación a la CICIH, vista por algunos como nada más que un mecanismo para controlar la narrativa anticorrupción, genera preguntas sobre la verdadera independencia de esta iniciativa.
Moncada enfrenta ahora el reto de gestionar sus responsabilidades como ministra de Defensa mientras continúa su carrera hacia la Presidencia desde LIBRE. La percepción pública de su imparcialidad y la capacidad de las Fuerzas Armadas para operar de manera independiente en el contexto electoral serán aspectos críticos a vigilar en los próximos meses. La administración de Xiomara Castro, en su conjunto, se enfrenta a la difícil tarea de justificar sus decisiones y mantener la confianza pública en su compromiso con la transparencia y la equidad electoral. Las tensiones internas dentro de LIBRE, manifestadas en críticas como las de Tomé, reflejan un entorno político que está lejos de ser monolítico y donde las aspiraciones personales pueden entrar en conflicto con los principios y promesas de la administración.
En términos de política pública, la designación de Moncada y la continuidad de la influencia de la familia Castro-Zelaya dentro del Estado y las estructuras gubernamentales plantean desafíos significativos para la percepción de la independencia del aparato de seguridad nacional. Las Fuerzas Armadas, en tanto guardianes del proceso electoral, deberán demostrar una rigurosa adherencia a la neutralidad para salvaguardar la integridad del proceso democrático.
La noche de este martes 03 de septiembre de 2024, la presidenta Xiomara Castro le anunció su primera disposición a la recién estrenada ministra de Defensa, Rixi Moncada, en medio de un narcoescándalo que involucra al cuñado de la mandataria. "Ordeno proveer todas las herramientas y la tecnología que requieren las Fuerzas Armadas para impedir que Honduras siga siendo utilizada como puente para el tráfico de la droga que se consume por toneladas en los países de destino", señaló Castro, mientras Moncada, también precandidata del oficialismo a la Presidencia, se encontraba a su lado, asumiendo una de las secretarías más complicadas e importantes del país centroamericano.
Críticas en voz alta
El Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal de Honduras (CCEPL) expresó este lunes una postura firme ante los recientes cambios en la administración de la presidenta Castro, subrayando su compromiso con la legalidad y la transparencia en el próximo proceso electoral. En un comunicado, el CCEPL denuncia las acciones de la presidenta Castro, que incluyen la suspensión del Tratado de Extradición entre Honduras y EE.UU., y la reciente asignación de Rixi Moncada como ministra de Defensa, acciones que consideran ponen en riesgo la integridad de las elecciones primarias e internas. El liberalismo hondureño sostiene que la designación de Moncada, quien también es aspirante presidencial por el partido oficialista LIBRE, representa un claro conflicto de intereses. La preocupación radica en la influencia que Moncada podría ejercer desde su posición sobre las Fuerzas Armadas, que juegan un rol crucial en la logística electoral al custodiar y transportar el material electoral. Según la declaración del CCEPL, la acumulación de cargos y el nepotismo reflejan prácticas negativas que contravienen los principios democráticos y la igualdad de oportunidades en un proceso electoral.
Además, el partido Liberal de Honduras enfatizó la necesidad de respetar la Constitución y los tratados internacionales, subrayando que la suspensión del Tratado de Extradición va en contra de sus principios y pone en duda el compromiso del Gobierno de Castro con la justicia internacional y la cooperación en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico.
Por otro lado, el partido Nacional de Honduras (PN) adoptó una postura más confrontativa, organizando una marcha de protesta para expresar su descontento con las decisiones de LIBRE. En una conferencia de prensa, el jefe de la bancada del nacionalismo en el Poder Legislativo, Tomás Zambrano, acusó al Gobierno de Castro de intentar polarizar el país y de amenazar la estabilidad democrática con posibles medidas autoritarias, como la disolución de poderes y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Zambrano enfatizó la gravedad de la derogación del Tratado de Extradición, argumentando que esta acción no solo pone en riesgo la cooperación internacional en temas de seguridad, sino que también refleja una priorización de intereses familiares sobre los intereses nacionales. En un comunicado leído por la diputada Lissi Cano, el PN acusó al oficialismo de proteger a individuos ligados al poder mediante la eliminación del Tratado de Extradición, sugiriendo además una posible injerencia de inteligencia extranjera en las decisiones del Estado, específicamente de Cuba y Venezuela.
El nacionalismo también ha manifestado su preocupación de que el Gobierno pueda intentar manipular las elecciones o incluso extender el mandato de la presidenta Xiomara Castro a través de un autogolpe, insinuando una similitud con las administraciones autoritarias en la región. La consigna "Honduras no es Venezuela" refleja así un llamado a la resistencia y a la defensa de la democracia hondureña frente a lo que consideran una amenaza creciente de consolidación del poder por parte del oficialismo.
Así, ambos partidos de oposición coinciden en que la situación actual requiere una vigilancia constante y una defensa activa de los procesos democráticos, con un enfoque en prevenir cualquier abuso de poder que pudiera distorsionar los próximos comicios, incluso desde el cargo máximo en la Secretaría de Defensa. La reacción del liberalismo y el nacionalismo ilustra un creciente clima de tensión política en Honduras, donde las decisiones de Castro y LIBRE son vistas con recelo y como posibles intentos de influir en el proceso electoral a su favor, con narrativas cada vez más confrontativas y de victimización extrema. La situación se encuentra a la fecha en un punto crítico donde las decisiones, especialmente aquellas que afectan directamente a las instituciones encargadas de garantizar la seguridad, las libertades y la transparencia electoral, serán observadas minuciosamente tanto por actores nacionales como internacionales. Con el llamado a la movilización y a la "alerta permanente", la oposición busca no solo mostrar su desacuerdo, sino también movilizar a la ciudadanía para defender lo que consideran los principios fundamentales de la democracia en Honduras.
El escenario político hondureño se perfila, por tanto, como uno de creciente polarización, donde la competencia electoral se enmarca desde ya, a pocos días de la convocatoria oficial y sin un presupuesto electoral aprobado, en un contexto de desconfianza y cuestionamientos sobre la imparcialidad y la independencia de las instituciones encargadas de administrar los procesos electorales.
El adiós de José Zelaya
En su discurso de despedida como ministro de Defensa, José Manuel Zelaya expresó su satisfacción por los logros alcanzados durante su gestión y su confianza en el futuro de la Secretaría de Defensa Nacional bajo la dirección de Rixi Moncada. Zelaya destacó su aprecio por los oficiales comprometidos y el avance en proyectos clave, incluyendo la modernización de la Fuerza Aérea Hondureña con una inversión significativa de 50 millones de dólares en nuevos helicópteros. Además, subrayó la creación de tres batallones de protección ambiental y la "exitosa lucha" contra el narcotráfico, que resultó en la incautación de 11.6 toneladas de cocaína y la desmantelación de una cantidad no identificada de narcolaboratorios bajo la administración de José.
Zelaya también hizo hincapié en su creencia de que Moncada, la nueva ministra de Defensa, es la "mejor elección" para continuar con la misión de defensa del país, confiando en su integridad y valentía para enfrentar los desafíos pendientes. El exministro dejó claro que, si tuviera la oportunidad de regresar a la Secretaría, lo haría con el mismo compromiso con el que realizó su labor durante dos años y ocho meses al frente de la institución.
Por su parte, el expresidente Porfirio "Pepe" Lobo Sosa manifestó su preocupación sobre los recientes cambios en el Gobierno, sugiriendo que podrían estar relacionados con movimientos estratégicos o conspiraciones. Lobo Sosa se mostró escéptico respecto a la denuncia del canciller Enrique Reina sobre una posible conspiración dentro de las Fuerzas Armadas para llevar a cabo un golpe de Estado, afirmando que la verdadera amenaza proviene del descontento popular para las próximas elecciones, en lugar de una acción militar. Lobo Sosa también cuestionó el fin del Tratado de Extradición entre Honduras y EE.UU., argumentando que las acciones del oficialismo son una respuesta a la presión y las implicaciones políticas de las recientes revelaciones, como reuniones entre Zelaya, un jefe de las Fuerzas Armadas y funcionarios venezolanos. El expresidente consideró que la decisión de cancelar el tratado es una reacción a las acciones de los actores internacionales y locales que han sido parte de los debates y juicios recientes, incluyendo el caso del expresidente Juan Orlando Hernández.
En cuanto a su propia situación legal, Lobo Sosa mencionó que aún no ha sido convocado por el Ministerio Público, pero aseguró que, en caso de no recibir una citación en los próximos meses, se presentará voluntariamente para dar sus declaraciones.
Y así, el cambio en la Secretaría de Defensa y los movimientos estratégicos en el Gobierno han suscitado una serie de reacciones y especulaciones entre los políticos hondureños. Mientras Zelaya deja el cargo con una serie de logros a su nombre y una visión optimista sobre el futuro, las inquietudes de muchos actores políticos, sociales y ciudadanos subrayan e ilustran la tensión y la complejidad del clima político e institucional en el país. La combinación de estos elementos refleja un panorama en constante evolución, con importantes implicaciones para la estabilidad y el futuro de Honduras.
La precandidata presidencial de LIBRE, Rixi Moncada, anunció esta semana en sus redes sociales digitales el "aplazamiento" de su lanzamiento de campaña, inicialmente previsto para el domingo 08 de septiembre de 2024, sin detallar las razones. Moncada anunció su intención de confirmar su precandidatura el 30 de agosto, pero su reciente nombramiento como ministra de Defensa limitó sin duda su capacidad para organizar el evento para el fin de semana que llega, afectando también su agenda política. Sus seguidores esperan una nueva fecha para el lanzamiento, uno de los más anticipados dentro del partido oficialista, con todo el apoyo de Xiomara a la "Rixineta".
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