"Extra omnes". El cónclave más incierto de la historia ha comenzado
- Jairo Videa
- hace 1 hora
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Un papa africano o uno de Filipinas. Quizás alemán, o americano otra vez. Nada está escrito en la elección de la iglesia católica en 2025. Los 133 cardenales ya están encerrados en la Capilla Sixtina del Vaticano, sin ninguna comunicación con el exterior. Después de las 11 a.m. (hora de Centroamérica) se espera la primera fumata.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Roma, Italia
El reloj marca las 10:55 de la mañana en Centroamérica, mientras en Roma, los 133 cardenales electores de 71 países diferentes se encuentran ya dentro de la Capilla Sixtina del Vaticano, efectuando el cónclave más concurrido, dudoso y multicultural de la historia de la iglesia católica. El objetivo: elegir al Pontífice número 267, el sucesor de Francisco.
La jornada ha comenzado con la misa Pro eligiendo Pontifice, presidida por el decano de los cardenales, Giovanni Battista Re, en la Basílica de San Pedro. Durante la homilía, Re pidió a los purpurados que se escoja "el papa que la iglesia y la humanidad necesitan en este momento tan difícil", un mensaje que fue interpretado como un llamado a la unidad en medio de un contexto de profundas divisiones internas. Sin embargo, su gesto de felicitación al cardenal Pietro Parolin y la ausencia de una mención explícita a Francisco encendieron las primeras tensiones dentro del cónclave. Este detalle, lejos de pasar desapercibido, fue leído por analistas como una señal de respaldo al secretario de Estado, quien se perfila como uno de los favoritos en esta elección.
Desde las 03:00 p.m. de Roma, el Vaticano desactivó la cobertura de telefonía móvil y las redes de comunicación en todo su territorio para garantizar el secreto absoluto del cónclave. Las cámaras de seguridad y sensores que vigilan la Capilla Sixtina también fueron desactivados, y se verificó que no quedaran dispositivos de grabación en su interior. Esta medida, que forma parte de los protocolos de seguridad, busca evitar cualquier filtración de información sobre las deliberaciones.
Los 133 cardenales ingresaron a la Capilla Sixtina pasadas las 16:30, donde, uno por uno, prestaron juramento de silencio con la mano sobre el Evangelio, un acto solemne y obligatorio bajo pena de excomunión. Minutos después, el maestro de la ceremonia, Diego Ravelli, expulsó de la capilla a todo aquel que no vestía púrpura con la fórmula en latín Extra omnes (Fuera todos), cerrando las puertas del recinto sagrado para iniciar las deliberaciones.
Dentro de la Sixtina, el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, dirigió una catequesis destinada a inspirar el espíritu de los electores. Tras finalizar, él y Ravelli abandonaron el lugar para que los cardenales pudieran iniciar la primera votación del cónclave.
La primera fumata: incertidumbre y expectativas
Se espera que la primera fumata, el humo que emana de la estufa en la que se queman las papeletas de la votación, se produzca a partir de las 07:00 p.m. (hora local del Vaticano). Aunque lo previsible es que sea de color negro, lo que indicaría la falta de un consenso, este primer gesto será el inicio de un proceso que podría extenderse por días o incluso semanas, dependiendo de las alianzas que logren consolidarse.
El pontificado de Jorge Mario Bergoglio, marcado por una visión pastoral centrada en la humildad y la justicia social, concluyó el lunes 21 de abril de 2025 con su fallecimiento a los 88 años en la Casa Santa Marta. Comienza ahora un proceso solemne, cargado de simbolismo y tradición, que renovará el liderazgo espiritual de más de mil millones de católicos en el mundo.
El cónclave que sustituye ya a Francisco es el más diverso de la historia. Europa sigue liderando con 53 cardenales, pero sin mayoría absoluta; Asia aporta 23, África 18, América del Sur 17, Norteamérica 16, América Central 4 y Oceanía 4. Italia cuenta con 17 purpurados, seguida de Estados Unidos (10), Brasil (7), España y Francia (5 cada una) e India (4). El Colegio totaliza 252 miembros, de los cuales 135 tienen derecho de voto.
Entre los nombres que resuenan en las quinielas destaca Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano. El cardenal, considerado una figura diplomática y moderada, ha sabido posicionarse como un punto intermedio entre los sectores más conservadores y aquellos que buscan una continuidad reformista del legado de Francisco. Su capacidad para tender puentes entre distintas corrientes le ha permitido consolidar apoyos en diversas regiones, un detalle clave en un cónclave donde 71 países están representados.
El abrazo y la felicitación de Giovanni Battista Re hacia Parolin, un gesto inusual durante la homilía de la mañana, ha sido interpretado como un respaldo directo del sector conservador. Esta señal podría definir el curso de las primeras votaciones, aunque en un cónclave, los apoyos iniciales pueden cambiar rápidamente.
Pastor-gestor
La figura del próximo papa se perfila como un desafío complejo: se espera un líder capaz de conjugar el carisma pastoral de Francisco con una visión de gobierno más estructurada. El panorama interno de la Iglesia refleja divisiones y falta de cohesión, un escollo que el nuevo pontífice deberá sortear si pretende restaurar la unidad y fortalecer la fe en tiempos de incertidumbre.
A medida que avancen las votaciones, la Capilla Sixtina se convertirá en el epicentro de un proceso que definirá el rumbo de la Iglesia católica para los próximos años. En el exterior, millones de fieles aguardan el humo blanco, símbolo de que un nuevo pastor ha sido elegido. Mientras tanto, las tensiones, los juegos de poder y las expectativas se entretejen en un cónclave que ya marca un antes y un después en la historia vaticana.
Al concluir cada ronda de votación, las papeletas se queman: el humo negro indica que no hubo acuerdo, mientras que el humo blanco —esperado con fervor desde la Plaza de San Pedro— anunciará al mundo que la Iglesia ya tiene nuevo líder. Cuando se logre la elección, el decano —o su sustituto— preguntará al elegido si acepta el cargo y qué nombre desea asumir. Después, el nuevo pontífice se presentará en el balcón central de la basílica de San Pedro, donde un cardenal anunciará solemnemente: Habemus Papam.
Francisco, primer papa latinoamericano y jesuita, deja tras de sí una huella profunda: su énfasis en la misericordia, su denuncia contra la desigualdad, su apertura al diálogo interreligioso y su impulso a una Iglesia más cercana a los pobres y a las periferias. La elección de su sucesor no solo definirá el rumbo del Vaticano, sino también el futuro de una comunidad global que se enfrenta a desafíos éticos, políticos y espirituales cada vez más complejos. En medio del luto y la solemnidad, comienza la cuenta regresiva para una nueva etapa en la historia de la iglesia católica. El mundo aguarda.
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