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Iglesia por cárcel para San Jerónimo. Ni las figuras religiosas salen a las calles de Nicaragua

A las 08:00 a.m. de este 20 de septiembre, las calles de Masaya ya estaban tomadas por la Policía Nacional, y un cerco de oficiales antimotines rodeaba la iglesia católica San Jerónimo, con el objetivo de impedir la tradicional bajada del santo patrono de la ciudad, ubicada a poco más de 20 KM de la capital nicaragüense. El operativo, bajo la dirección del comisionado Ramón Avellán, se da luego de que el órgano represor del régimen de Daniel Ortega prohibiera las procesiones en honor a San Jerónimo y San Miguel Arcángel.


Por Redacción Central | @CoyunturaNic

Locales

Masaya, Nicaragua
Ilustración de Coyuntura
Ilustración de Coyuntura

El comunicado publicado por la Arquidiócesis de Managua sobre las festividades en honor a San Jerónimo, patrono de la ciudad de Masaya, fue claro. La Policía Nacional prohibió todas las actividades, incluidas la tradicional bajada del santo que se realizaría este martes. Y bajo las órdenes y supervisión personal del comisionado Ramón Avellán -sancionado por violar los derechos humanos de la ciudadanía nicaragüense-, esa tarea es cumplida por una treintena de oficiales antimotines, apostados en los alrededores de la iglesia católica San Jerónimo. Varias patrullas y autobuses de la fuerza armada impiden que las y los feligreses ingresen a las instalaciones, aunque el objetivo, según la ciudadanía, es que la imagen religiosa no salga a la calle y no realice su procesión, con más 200 años de historia, como pasó el día de ayer con San Miguel Arcángel en su propia celebración interrumpida.


A pesar de que la Arquidiócesis de Managua invitó a la ciudadanía a vivir las celebraciones religiosas "en el corazón", el sancionado órgano de seguridad pública creyó necesario un operativo de la magnitud exagerada que muestran las imágenes en redes sociales y que el equipo de COYUNTURA pudo confirmar. A solo dos calles de la iglesia San Jerónimo se despliegan varios retenes y patrullas; ingresar a Masaya o salir de ella también implica encontrarse oficiales a la defensiva y ciudadanos descontentos por los hechos, mientras en las principales arterias de la ciudad el terror ha sido impuesto.


Esta sería la tercera festividad religiosa que la Policía impide por orden de la pareja Ortega-Murillo en los últimos 37 días. El pasado 13 de agosto también prohibieron la realización de la procesión de la virgen de Fátima por motivo de la conclusión del Congreso Mariano en la capital nicaragüense, cuando se terminaban 30 meses de peregrinación de la imagen de Nuestra Señora de Fátima.


A pesar de que constitucional y universalmente el derecho a profesar y expresar una religión, así como el derecho a realizar actividades religiosas, están protegidos, el régimen se ha adjudicado la facultad de prohibir festividades religiosas -en este caso católicas-. Para la doctora Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) estos hechos buscan demostrar que la administración Ortega-Murillo "tiene control hasta de lo que ocurre dentro de la liturgia de la iglesia católica".



Según cita el medio de comunicación independiente Nicaragua Investiga, Núñez cuestionó la cancelación de estas actividades por parte de la Conferencia Episcopal, debido a que la institución "envía un mensaje subliminal que es prácticamente criminalizador y que, indirectamente le imputa un delito". "¿Cuál fue la respuesta de la Conferencia Episcopal? ¿Cuál fue el diálogo? ¿Aceptó tranquilamente ese diálogo? ¿No fue capaz de argumentar el derecho de la feligresía y de la iglesia misma de ejercer su mandato religioso?", se preguntó la defensora de derechos humanos.


Repudio y abucheos


Mientras el padre Ramón López realizaba este lunes en la parroquia San Miguel Arcángel una misa en honor a dicho santo, justo cuando el público agitaba con fervor la imagen, el comisionado abiertamente orteguista Juan Valle Valle fue abucheado por la feligresía, tras prohibir que los masayas sacaran la efigie en procesión. "Ni el asedio, ni la intimidación penetran en las profundidades más sublimes de nuestras creencias religiosas, heredadas por nuestros amados y respetables ancestros cristianos. Nuestro pueblo creyente es celoso de su idiosincrasia. ¡Masaya llena de flores... Monimbó en su corazón!", dijo al respecto el sacerdote exiliado Edwin Román, fuerte crítico del régimen nicaragüense.


El grito de desprecio contra Valle y los oficiales que lo custodiaban era unísono, aunque la Policía alega razones de seguridad para impedir que ambas imágenes salgan en procesión a las calles de Masaya. "Es increíble e injustificable. Nos tomó por sorpresa y evidentemente responde a la escalada represiva del Estado contra la iglesia católica por ser la única institución que tiene el respaldo ciudadano", comentó a COYUNTURA una fuente cercana a los religiosos de ambas iglesias de Masaya bajo anonimato.


La escalada represiva contra el catolicismo


Estas prohibiciones se suman a los varios ataques del régimen Ortega-Murillo contra la iglesia católica, intensificados este año, en medio de la esperanza religiosa que se respiraba en la ciudad de Masaya luego de cuatro años en que esta celebración ha estado marcada por la crisis sociopolítica y la pandemia de Covid-19.


Siete sacerdotes nicaragüenses se encuentran detenidos y están siendo supuestamente investigados, mientras a Monseñor Rolando Álvarez le fue impuesta la casa por cárcel. La salud de este último religioso va en deterioro tras 47 días de detención ilegal, a pesar de que hasta la fecha no hay un caso judicial abierto en su contra. Otros seis sacerdotes se han visto obligados a desplazarse fuera del país en los últimos dos meses, a raíz de la persecución y asedio que desató la Policía Nacional contra sus parroquias, viviendas y familia.


Tanto ruido ha causado la escalada represiva de Ortega contra el catolicismo que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aseguró este martes en la 77ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York que está "dispuesto" a "abrir sus puertas" y acoger a los religiosos católicos "perseguidos por el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua". Además, afirmó que su gestión "ha trabajado para traer el derecho a la libertad de religión al centro de la agenda internacional de los derechos humanos", por ello "Brasil abre sus puertas para acoger a los padres y monjas católicos que han sufrido persecución del régimen dictatorial de Nicaragua".


Las actividades religiosas en honor a San Jerónimo deben finalizar el 30 de septiembre con el recorrido de la imagen por las principales calles de Masaya, mientras es acompañada de grupos filarmónicos, bailes típicos y algarabía ciudadana. Se desconoce si el acto se realizará. Mientras tanto, el santo queda bajo el régimen de iglesia por cárcel, y la Arquidiócesis de Managua inicia una jornada de "ejercicios espirituales" pidiendo intervención divina.


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