La Nicaragua sandinista afianza su respaldo a Irán en medio de una escalada bélica casi mundial. Así se lee la lealtad ideológica en tiempos de guerra
- Redacción Central
- 18 jun
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Actualizado: 19 jun
De forma preventiva, el Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) anunció esta semana el cierre de su embajada en Jerusalén y la suspensión de operaciones consulares hasta el próximo 20 de julio. También ordenó a su personal y familiares permanecer confinados debido al riesgo inminente. Otros gobiernos, como el de México, han iniciado evacuaciones parciales de sus ciudadanos en Irán, mientras el país centroamericano dice poner a sus funcionarios "en manos de Dios, todopoderoso".
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua

Mientras el conflicto armado entre Israel e Irán vive hoy, miércoles 18 de junio de 2025, su sexta jornada con ataques cruzados, amenazas de represalias regionales y advertencias nucleares, la monarquía sandinista de Nicaragua ha reafirmado públicamente su respaldo al régimen iraní, intensificando su postura geopolítica frente a Occidente, cuando toda Centroamérica guarda silencio al respecto. En un contexto donde las hostilidades podrían extenderse a todo Oriente Próximo, Managua no solo condena a Tel Aviv, sino que también respalda la narrativa de Teherán como víctima de una agresión injustificada, al tiempo que denuncia al "imperialismo" estadounidense como artífice de las tensiones, que se vuelven más globales con cada nuevo comunicado y denuncia.
Desde la capital iraní, el embajador nicaragüense Ramón Moncada Colindres ha reiterado la permanencia de la misión diplomática pese a los riesgos crecientes contra la seguridad y el bienestar de miles de locales y cientos de trabajadores de distintas delegaciones. En un mensaje fechado el martes 17 de junio, en vísperas de una posible ofensiva estadounidense en la región, Moncada reafirmó su respaldo al ayatolá Ali Jameneí, al mandatario Masoud Pezeshkian y al pueblo iraní.
El diplomático calificó como "ilegales" los ataques israelíes —que ya han dejado más de 230 fallecidos en territorio de Irán— y describió la representación nicaragüense como una muestra del "honor y la valentía del pueblo aguerrido de Rubén Darío y Augusto Sandino", en alusión al simbolismo nacionalista y revolucionario del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en el Órgano Ejecutivo desde el año 2007.
Desde Managua, la administración de Daniel Ortega y su esposa y comandataria Rosario Murillo condenó el jueves 12 de junio los ataques israelíes a Irán, acusando al Estado hebreo de violar normas internacionales y alertando sobre una escalada militar "de incalculables proporciones". En su declaración oficial, la ahora Copresidencia denunció un ataque "cobarde" y responsabilizó a Israel de poner en peligro la estabilidad global. La misiva incluyó expresiones de solidaridad con las víctimas iraníes y un llamado a un orden mundial "basado en la paz y la autodeterminación".
Este posicionamiento se suma a las declaraciones emitidas meses atrás por Laureano Ortega Murillo, hijo del matrimonio dictatorial y asesor copresidencial en temas de cooperación internacional, quien el martes 11 de febrero del presente año reafirmó el compromiso de Nicaragua con Irán en su lucha contra "el imperio", al conmemorarse 46 años de la Revolución Islámica. "Somos compañeros de lucha", afirmó entonces, mientras destacaba los "avances" del país persa en ciencia, salud y tecnología pese a las sanciones occidentales.
Este respaldo incondicional se produce en un momento de máxima tensión. Según The New York Times, Irán ha movilizado recientemente misiles y equipos militares con la intención de atacar bases estadounidenses en caso de una intervención directa de Washington. El presidente estadounidense Donald Trump ha declarado que su gobierno evalúa unirse a los ataques israelíes y ha emitido amenazas directas contra el líder supremo iraní. "Tenemos control total de los cielos de Irán", declaró ayer, dejando entrever que una ofensiva aérea podría estar en preparación.
En represalia, Irán lanzó misiles contra objetivos estratégicos en Israel, causando explosiones en Tel Aviv y Jerusalén. La Guardia Revolucionaria iraní aseguró haber destruido un centro de operaciones del Mosad (agencia de inteligencia), mientras que Israel afirmó haber matado al general Ali Shadmani en un ataque al centro de Teherán. Por orden de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) también se bombardeó una sede de la Media Luna Roja; la entidad aseguró además haber destruido el Cuartel General de Seguridad Interna iraní.
Ante la escalada, Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) cerró su embajada en Jerusalén y ordenó a sus funcionarios permanecer confinados. En paralelo, México evacuó hace algunas horas a 18 connacionales desde Irán hacia Azerbaiyán, mientras su embajada en Teherán se mantiene operativa pero en estado de alerta, sin emitir comentarios ideológicos todavía.
"Podría atacar o no podría hacerlo"
Donald Trump ordenó instalar dos grandes banderas de EE.UU. ante la Casa Blanca, con "los mástiles más magníficos jamás fabricados", en su continua retórica grandilocuente. Este miércoles ha acompañado a las cuadrillas encargadas del trabajo y ha arremetido contra el presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, como también acostumbra. Ha soltado mentiras descaradas sobre la economía y luego ha respondido alguna pregunta sobre Irán, pero ha rechazado aclarar si planea lanzar un ataque a sus instalaciones nucleares. "Podría hacerlo o podría no hacerlo. Nadie sabe lo que voy a hacer", dijo el magnate, la mañana de hoy.
Trump ha insistido en reclamar a Teherán una "rendición incondicional", por segunda ocasión. "Te puedo decir que Irán tiene muchos problemas y que quiere negociar. Y yo dije: '¿por qué no negociaste conmigo antes de toda esta muerte y destrucción? ¿Por qué no lo hiciste? ¿Por qué no negociaste conmigo hace dos semanas? Podrías haberlo hecho bien. Y es muy triste ver esto'", señaló.
Preguntado sobre si cree que es demasiado tarde, ha contestado: "en realidad, nunca es demasiado tarde". "Lo único que es 'demasiado tarde' es Powell. Powell llega demasiado tarde. Demasiado tarde Powell", ha dicho, en referencia al presidente de la Reserva Federal, que este miércoles se reúne con él, para decidir sobre los tipos de interés, que Trump quiere que bajen. Pero aunque ha dicho que no es "demasiado tarde" para Irán, a la vez ha indicado que es "muy tarde" y que hay una gran diferencia entre ahora y hace una semana.
"No sé cuánto tiempo más va a durar. Están totalmente indefensos. No tienen defensa aérea alguna. Totalmente capturados, ya sabes, hemos capturado totalmente el aire", ha añadido el presidente, sin querer aclarar en ningún momento si Estados Unidos lanzará su propio ataque sobre Irán e incluso burlándose de la pregunta: "¿quieres saber a qué hora para estar allí?".
Ahora bien. La ministra de Defensa de España, Margarita Robles, confirmó también hoy que EE.UU. ha desplegado aviones cisterna en las bases militares de Rota y Morón en el contexto de la creciente tensión entre Israel e Irán. El movimiento, que se enmarca dentro de los tratados bilaterales entre ambos países, busca reforzar la "capacidad operativa" de la aviación estadounidense, aunque hasta ahora Washington no ha intervenido directamente en el conflicto. Según la BBC, al menos 30 aviones de reabastecimiento en vuelo han sido movilizados en los últimos días hacia bases en España, Inglaterra y Escocia, mientras la preocupación del gobierno español que encabeza Pedro Sánchez crece ante la posibilidad de una escalada mayor y sin retorno.
Sandinismo-islamismo
El vínculo entre Nicaragua e Irán no es reciente. Desde el regreso al poder de Daniel Ortega en 2007, las relaciones bilaterales han experimentado una intensificación marcada por acuerdos de cooperación económica, tecnológica y energética. El lunes 10 de marzo de 2025, el canciller nicaragüense Valdrack Jaentschke reafirmó este compromiso al recibir las cartas credenciales del actual embajador iraní en Managua, Ramin Zare Banadkooki. "Nos une la solidaridad y la lucha contra las sanciones coercitivas impuestas por EE.UU. y la Unión Europea", declaró Jaentschke.
Durante ese acto protocolario, ambas naciones se comprometieron a profundizar su cooperación "en todos los campos", incluyendo iniciativas para enfrentar el aislamiento diplomático y económico promovido por Washington y sus aliados, una estrategia que el FSLN ya implementa con Rusia y China.
Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Legislativa nicaragüense, reforzó esta retórica al asegurar que tanto Nicaragua como Irán han derrotado en el pasado dictaduras sostenidas por "el mismo demonio", en referencia a Estados Unidos.
Entonces, en la escena internacional, Nicaragua se alinea como siempre con el eje geopolítico conformado por países con tensiones abiertas con Occidente: Rusia, China, Venezuela, Corea del Norte e Irán. En ese contexto, su respaldo a Teherán no es sólo simbólico, sino parte de una apuesta clara por la "multipolaridad", como lo ha enunciado en muchas ocasiones Laureano Ortega Murillo, desde Moscú, Managua o Pekín.
Sin embargo, este posicionamiento también ahonda el aislamiento del régimen sandinista en América Latina y dificulta más sus relaciones con democracias liberales del hemisferio. La confluencia entre el FSLN y Teherán, en un momento en que Irán enfrenta acusaciones por parte de Israel de financiar y armar a milicias que han golpeado su territorio, en plena guerra, podría generar nuevas sanciones o represalias diplomáticas y hasta de seguridad contra la administración nicaragüense. "Ramón Moncada Colindres podría no entender el trasfondo de sus declaraciones, pero Daniel y Rosario sí lo comprenden. Si Estados Unidos considera viable ahora destruir al régimen islámico de Irán, lo hará, y con ello caerán sin duda los sistemas que se sostienen todavía con esa narrativa y esos engranajes militares. Será el fin de una alianza, o gran parte de ella, y Rusia por ello no apuesta por dejarlos caer, pero sí apuesta por debilitar", explicó a esta Redacción un docente universitario centroamericano de relaciones internacionales, quien solicitó anonimato.
Tanto Irán como Nicaragua han denunciado de forma reiterada las sanciones impuestas por EE.UU. y la Unión Europea. El canciller Jaentschke ha calificado estas medidas como "ilegales, arbitrarias y contrarias al derecho internacional". Las acusa de sabotear el desarrollo soberano de naciones que no se alinean con el orden hegemónico occidental.
Daniel Ortega —que en octubre de 2024 calificó al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como el "Hitler" del siglo XXI— defiende ese ideal "anti" algo. En febrero del año 2023, en un discurso cargado de provocación y respaldo a Irán, sugirió que todos los países del mundo deberían procurar tener su propia "armita atómica" como única garantía de respeto frente a las potencias globales. La declaración, realizada durante un encuentro en Managua con el exministro de Exteriores iraní Hossein Amir Abdolahian, fue transmitida por la televisión oficial y se enmarcó en el rechazo abierto del sandinismo al papel de EE.UU. en los asuntos nucleares internacionales. "Ahí sí respetan, cuando saben que ese país que quieren aplastar tiene el arma atómica", afirmó Daniel.
Además, Ortega cuestionó la autoridad moral de Washington para imponer restricciones nucleares a países como Irán o Corea del Norte, recordando que EE.UU. es el único país que ha utilizado bombas atómicas en la historia, aludiendo a las víctimas de Hiroshima y Nagasaki. Aunque dijo no ser partidario de las armas nucleares, el mandatario centroamericano criticó lo que considera un doble rasero occidental y defendió el derecho de Irán a desarrollar energía atómica con fines pacíficos. También acusó a las potencias occidentales de disfrazar con "veneno" sus propuestas de diálogo, destinadas —según él— a socavar la soberanía de los pueblos.
Esa narrativa ha sido constante en los foros multilaterales en los que participa Nicaragua, y encuentra eco en los discursos de Teherán, que también enfrenta sanciones por su programa nuclear, su rol en conflictos regionales y sus violaciones a derechos humanos. En el contexto actual, Irán ha causado la muerte de al menos 25 personas en territorio de Israel.
Nicaragua ha dejado claro que no sólo mantiene relaciones estrechas con Irán, sino que las refuerza en tiempos de guerra. Este posicionamiento se nutre de una narrativa antiimperialista, de una narrativa compartida de "revolución" y de un interés mutuo en desafiar el liderazgo occidental en el sistema internacional.
Un exmandatario iraní en Managua
Durante una visita oficial a Managua en junio de 2023, el expresidente iraní Ebrahim Raisí intentó construir un relato simbólico que enlazara la revolución islámica de 1979 con la revolución ciudadana en Nicaragua del mismo año, como si ambos procesos hubiesen sido eslabones de una misma cadena antiimperialista. Esa narrativa fue repetida con vehemencia en cada intervención pública, en especial frente a Ortega y Murillo, quienes han convertido el discurso revolucionario en un recurso legitimador de su control autoritario. El gesto no fue accidental: Raisí buscaba consolidar entonces una alianza ideológica que trasciende lo diplomático y se ancla en una cosmovisión compartida sobre el poder, la soberanía y la confrontación contra Occidente.
En el acto central celebrado en la capital nicaragüense, el exmandatario iraní no escatimó en elogios hacia el liderazgo de Ortega y la resistencia del pueblo nicaragüense frente al "imperialismo", una palabra repetida insistentemente durante el acto. Raisí presentó a Irán como un modelo de desarrollo pese a las sanciones internacionales, y como una nación que, al igual que Nicaragua, habría transformado las restricciones impuestas por EE.UU. en supuestas oportunidades para crecer. Sin embargo, más allá de las frases pomposas, los vínculos comerciales entre ambos países han sido históricamente escasos, y sus colaboraciones han estado marcadas más por la retórica que por resultados tangibles.
La visita fue también una demostración de poder simbólico por parte del régimen Ortega-Murillo. Ofrecer una tribuna internacional a un líder acusado por organismos de derechos humanos de reprimir brutalmente las protestas en su país, y cuya administración fue sancionada por su programa nuclear y presunto financiamiento a grupos extremistas, reveló la dirección cada vez más aislada y radicalizada del Estado nicaragüense. En ese contexto, la figura de Raisí fue instrumentalizada para reforzar el relato de una Nicaragua asediada que encuentra refugio en alianzas con otros países "resistentes".
Detrás del discurso oficial, la visita de Raisí desató una ola de críticas tanto dentro como fuera del país. Diversas voces opositoras señalaron que la llegada del mandatario iraní no era un gesto de amistad, sino una maniobra política peligrosa que podría tener consecuencias para la ya frágil posición de Nicaragua en la comunidad internacional. Analistas geopolíticos advirtieron sobre los riesgos de que Managua se convirtiera en una plataforma para operaciones de inteligencia o alianzas encubiertas con fines estratégicos en la región. Hoy, esa alarma cobra más vida y tiene un poco más de sentido, gracias al comunicado del embajador Ramón Moncada.
Resultó llamativo que, durante su estadía, Raisí insistiera en la "democracia" de la República Islámica de Irán, pese a que su país ha sido objeto de múltiples denuncias por violaciones a los derechos humanos, represión de disidencia interna y exclusión de mujeres de la vida pública. Las comparaciones con el modelo de Nicaragua, donde los procesos de votación se realizan sin garantías mínimas desde 2013, y los opositores han sido encarcelados o forzados al exilio, subrayaron la afinidad política e institucional más que el interés por los valores democráticos.
A modo de despedida, Raisí agradeció el recibimiento de Ortega y Murillo, expresó sus oraciones por el pueblo de Nicaragua y retomó una vez más la idea de una "resistencia global" frente a los intereses imperialistas. Para el exjerarca iraní —que meses después moriría en un accidente de helicóptero en mayo de 2024, junto a Hossein Amir Abdolahian y otros altos mandos militares— esa visita fue parte de su última gira internacional, un intento por consolidar una narrativa de alianza global contra Estados Unidos y sus aliados. Para Nicaragua, en cambio, la cita quedó marcada como un episodio más del aislamiento diplomático, en el que se afianza el vínculo con actores controvertidos y nefastos, por decir menos, mientras se profundiza la ruptura con el mundo democrático.
En el epicentro de una escalada militar con dimensiones cada vez más globales, el régimen sandinista no da señales de neutralidad o de prudencia, caminos que Costa Rica, Honduras, El Salvador y Guatemala han decidido tomar por ahora. Por el contrario, los Ortega Murillo apuestan por una diplomacia militante, donde la lealtad a sus aliados estratégicos y "hermanos de armas" prevalece incluso ante el riesgo de verse arrastrado a un conflicto que aún no tiene un desenlace claro, pero cuyas consecuencias podrían impactar directa o indirectamente a toda América Latina.
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