Ludwika Vega: "En este país ya tocamos fondo"

Ludwika Vega es la Presidenta de la Asociación Nicaragüense de Transgéneras (ANIT). Tiene 10 años de ser activista de los derechos humanos de las mujeres transgéneras y es Licenciada en Mercadeo. Gran parte de su vida la ha dedicado a la formación que tiene como propósito romper los estigmas y estereotipos que existen alrededor de su comunidad, una de las poblaciones más vulnerabilizadas del país.

En esta entrevista a profundidad, Ludwika comparte con Coyuntura los retos a los que se enfrenta la población trans en Nicaragua, en un año tan convulso para el país, durante el cual ya se han cometido crímenes en contra de la población LGBTIQ+.

Ludwika Vega | Fotografía de Niú

¿Te ha afectado personalmente el asesinato de Lala?

"Me encuentro conmovida y dolida, porque es un caso que, de una u otra forma, las mujeres trans vivimos día a día: la violencia. Cada vez que yo veo un caso de agresión, violencia o asesinato a mujeres trans me hace recordar la vez que a mí me intentaron matar. Todo lo que pasé en ese momento. Me hicieron sentir indefensa. Uno pedía ayuda y no había, de ningún tipo.

Esto me ha traslada a los momentos de sufrimiento por los que pasó la compañera; ese nivel de tortura, atroz, con saña y a sangre fría. Eso me hace sentir vulnerable e incapaz de no encontrar una salida a estos casos de violencia, que se dan día a día aquí en Nicaragua y en el mundo".

¿Cuál es la situación actual de las colectivas trans en el país?

"El asesinato de Lala es el tema en cada grupo en este momento. Todas las compañeras están asombradas y temerosas, porque todas corremos el riesgo de ser una víctima más. A partir de ahora tenemos que mejorar las estrategias de autocuido y cuidarnos entre nosotras. De no aislarnos ante las amenazas, de buscar ayuda con personas de confianza. Estamos llevando el duelo, por Lala y por todas las que han sido asesinadas por su identidad".

¿Se puede considerar el caso de Lala un acontecimiento aislado o este pone en evidencia los niveles de violencia que enfrenta la población trans?

"Este caso vino a poner en evidencia lo que sufrimos las trans. El de Lala no es el primer caso de crimen de odio. Nosotras tenemos registros de cantidades de crímenes impunes. Nosotras nos enfrentamos a violencia psicológica, verbal, física. A todas nos afecta. Es una violencia que viene desde la misma familia y que está en todos los espacios de la sociedad".

¿Han identificado el origen del odio hacia la población trans?

"Fíjate que eso es en lo que pensamos todos los días. ¿Cuál será el motivo del odio de las personas hacia nosotras? Eso tiene que ver mucho con la expresión de nuestra identidad. La sociedad rechaza el ver que personas que nacimos con el sexo masculino nos expresamos con una identidad femenina. Ellos consideran que es ridiculizar al sexo fuerte. Eso tiene que ver mucho con el sistema de educación y los patrones que impone la sociedad. Incluso las muchachas del colectivo han llegado a pensar que lo que hacemos nosotras está mal y que por eso nos pasan cosas, porque eso es lo que nos quiere hacer creer la sociedad.

Me parece interesante que la mayoría de las mujeres trans que yo conozco provienen de familias evangélicas o religiosas, sin embargo, yo tengo mi fe, mis creencias y mi comportamiento, y le pido a Dios por una pareja que me quiera y me respete, que no me golpee y me valore.

Mi propósito es ayudar a compañeras que sufren violencia. Porque para andar haciendo daño como muchos hombres, mejor sigo siendo lo que soy".

¿Y qué sos?

"Una mujer trans, humana, lideresa, defensora de derechos humanos".

¿Cómo lo asumiste?

"El mismo rechazo saca valor. Las experiencias y los golpes aumentan la fuerza y el coraje. Yo no nací líder, eso nació en mi corazón. Tengo 10 años de estar en el activismo, sin salario ni conveniencia. Incluso el rechazo de la familia impulsa a que uno salga adelante".

¿Es difícil mantener esa identidad?

"Es difícil. Pero desde los 18 años, cuando me asumí, no me he escondido de nadie".

¿Cuál es la parte bonita de ser quien sos?

"Vivo libre, sin prejuicios. He aprendido a tener autoridad sobre mi vida. En mi hogar soy la cabeza que vela por el bienestar de mi familia".

Y, dentro de la sociedad, ¿te sentís libre?

"No, no, no, no. Donde sea que vaya la gente va criticando, señalando, ni siquiera es posible demostrar cariño hacia una persona o a tu pareja. Nos tratan de oprimir con el pensamiento moralista. Nos siguen viendo como personas aberradas. Nos ha tocado educar, enseñar el respeto y la identidad".

¿Cómo se traducen las estadísticas?

"Nosotras el año pasado fuimos testigos de un repunte de violencia desde que inició lo de la pandemia. Registramos hasta 27 casos de agresiones, la mayoría fueron dirigidas a mujeres trans que son trabajadoras sexuales, quienes son las que están más expuestas y vulnerables. En lo que va del año, hemos registrado cinco casos de agresiones físicas y el caso de Lala que fue el más atroz".

¿Cómo ha sido el comportamiento del Gobierno y las instituciones ante estos acontecimientos?

"El Gobierno hace mención de algunas cosas referentes al tema de la diversidad sexual, pero tienen que ver con el tema de la salud. Existe la resolución ministerial 671-2014 que sanciona y penaliza al personal médico que emita actos de discriminación a personas LGBTIQ, mujeres trans, trabajadoras sexuales y personas con VIH. Esta resolución difícilmente se cumple dentro del sistema médico.

Aquí incluso ya se hubiera aprobado una ley de identidad que reconozca a las personas como tal, pero todo lo manejan a conveniencia política".

¿Guardas la esperanza de que se avance en ese aspecto?

"La esperanza se mantiene".

¿Cómo actuarán ante este escenario electoral que se avecina?

"Los colectivos trans nos estamos planificando para trabajar una agenda en común sobre personas trans y presentarlo por medio de un encuentro a los posibles candidatos, a todos los que vayan a postularse. Y de entrada la tenemos difícil, porque ya hemos escuchado debates de los precandidatos y todos tienen temor a hablar sobre el tema.

Si les da temor hablar sobre las mujeres y el aborto, ahora el tema de diversidad sexual. Tiene que ver mucho con la relación que tienen con la iglesia".

¿Cómo se ha visto particularmente afectado el colectivo ante las diversas crisis que atraviesa el país?

"Estamos en una situación grave. No tratamos de publicar todo lo que nos pasa, pero hemos tratado de estar pendientes de las compañeras que están enfermas y las que están en deplorables situaciones económicas; muchas rentan cuartos y buscan algún tipo de apoyo. No hay trabajo, ninguna organización tiene fondos para apoyar; teníamos un proyecto para poner un comedor para mujeres trans y no hemos podido iniciar siquiera. Muchas compañeras no tienen qué comer, y mucho menos para comprar alcohol o mascarillas".

¿Has identificado soluciones inmediatas ante esta situación?

"Es importante el reconocimiento a las organizaciones para poder trabajar sin pegones. En el Ministerio de Gobernación nos están revisando todo y estamos esperando superar ese proceso para dar paso a la realización del comedor y ayudarle a las compañeras, capacitarlas para que puedan emprender y se ayuden. Poder recibir apoyo de mascarilla, condones, etc".

¿En algún momento has pensado en migrar para buscar mejores condiciones?

"Ya lo he pensado. Hace menos de un año fui víctima de un intento de asesinato y no pensaba migrar. Yo quisiera estar en mi país, pero se me ha metido irme y buscar una mejor vida fuera. La población LGTBIQ está buscando cómo irse, y si a mí me sale una oportunidad de irme, yo me voy. En este país ya tocamos fondo".

¿Cómo sería un país idóneo para la comunidad?

"Un país donde te reconozcan, respeten y brinden oportunidades de sobrevivencia y dignidad".