El pasado primero de julio fue asesinado a balazos el periodista Germán Vallecillo Jr. y el camarógrafo Jorge Posas, ambos del Canal 45 de La Ceiba, en la costa norte de Honduras. La esposa de Vallecillo no pudo contener el llanto al llegar al lugar del crimen y el padre del comunicador, también periodista, dice perdonar, pero también asegura que "Dios no".
La sociedad y el periodismo de Honduras no acaban de reponerse de esa noticia cuando esa misma noche se reporta desde Choluteca el fallecimiento por Covid-19 de la periodista Francis Jackeline Bojorque.
Solo unas horas antes, Bojorque, respetada periodista sureña, había dirigido su programa de opinión y debate en Radio Valle. “Recuerdo tu vozarrón en las aulas universitarias de la Escuela de Periodismo donde las generaciones nos entrecruzábamos. Fuiste pionera del periodismo profesional en el sur”, dice, conmovida, la periodista Thelma Mejía.
La muerte todavía se reserva otra víctima. Al mediodía del jueves 2 de julio anuncian el deceso del renombrado periodista de HCH Pablo Matamoros, víctima también de la fatídica Covid-19, que cada día va alargando más su estela de luto y enfermedad en el país. El canal de televisión dedicó ese día varias horas de programación para hablar en los mejores términos sobre la trayectoria periodística de Matamoros. También las cámaras del canal cubren en detalle el traslado al cementerio del féretro del comunicador y las honras fúnebres.
Seis meses antes, Pablo Matamoros López, padre del periodista de HCH, había fallecido en su casa en Tegucigalpa.
Cuatro periodistas muertos en un día
Todos los días están muriendo hondureños por la pandemia y la violencia, pero saber que cuatro comunicadores han fallecido en apenas 24 horas, derribados por las balas y el coronavirus, deja una sensación de vacío y temor que al principio cuesta entender, hasta que, como dice la gente, "nos cae el veinte": estamos en un país sitiado por criminales que matan con armas de fuego y por un virus que asesina sin que podamos verlo.
Sus muertes nos dejan vacíos porque se trata de personas a quienes vemos a diario en las pantallas de los televisores y celulares. Cuesta hacerse a la idea de que ya no nos acompañarán más, que ya no los veremos ni oiremos dando las últimas noticias, debatiendo, criticando y, para bien o para mal, formando opinión.
No solo se suman al desdichado saldo de hondureños que a diario son asesinados a balazos o que mueren al cabo de una enfermedad que puede ser coronavirus o cualquiera de la larga lista de dolencias que siegan la vida de miles de compatriotas sin que el sistema de salud ni las autoridades del gobierno hagan algo para reducir la mora hospitalaria o mejorar la atención en los centros de salud del país.
Vallecillo, Posas, Bojorque y Matamoros se unen también a la "nómina" de periodistas caídos durante la pandemia. Hasta comienzos de junio se contaban al menos 19 comunicadores hondureños contagiados de coronavirus. Entretanto, desde 2001 hasta la fecha se reportan las muertes violentas de 86 profesionales de la prensa hondureña; mientras que, en 2019, un periodista fue asesinado cada 41 días.
Por otra parte, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) exigió investigar y castigar a los autores del asesinato de Vallecillo y Posas. “Un acto de barbarie” llamó al doble crimen. "La institucionalidad de Honduras está bajo prueba y permaneceremos vigilantes hasta que se haga justicia", aseguró el Presidente de la SIP, Christopher Barnes.
El Presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, Roberto Rock, dio sus condolencias a las familias de los dos comunicadores ceibeños, a los periodistas en general y los medios de comunicación de Honduras. "No hay que perder de vista la necesidad de esclarecer este hecho e identificar y capturar a los autores intelectuales, no solo a los sicarios", afirmó.
Oraciones y despedidas
Los adioses a los cuatro periodistas muertos no han tardado en aparecer en las redes sociales y los medios de comunicación. En sus frases de despedida, conocidos personajes de la sociedad y del gremio periodístico expresan su congoja por la partida de cuatro profesionales de la prensa hondureña que con talento y pasión por su oficio ayudaron a guiar la opinión pública nacional.
“Nuestras oraciones por el personal de salud y los periodistas muertos por cumplir con su misión de salvar vidas y cubrir noticias. Nuestra oración por los contagiados que luchan por vencer la muerte. Improvisación y saqueos convierten al gobierno y al virus en copartícipes de sufrimiento y muerte”, expresó el padre jesuita Ismael Moreno.
Por su parte, el Presidente del Colegio de Periodistas de Honduras, Dagoberto Rodríguez, publicó en su Twitter: “Tres soldados del periodismo nos han dejado en las últimas 48 horas, hay dolor y luto en el periodismo nacional. Mis más sentidas muestras de pesar y consternación a sus familias”.
“Francis Bojorque era una mujer activa, estudiosa y excelente profesional”, describió la periodista Nora Sagastume a la respetada comunicadora de Choluteca.
Despidos y un nuevo Código Penal
Human Rights Watch advirtió que el nuevo código penal podría “criminalizar el ejercicio legítimo de los derechos a manifestarse y a reunirse libremente”, con definiciones vagas de delitos como los disturbios públicos.
Dagoberto Rodríguez, presidente del Colegio de Periodistas de Honduras, dijo que a su organización le preocupa que la ley entre en vigor debido a que algunos de sus elementos parecen infringir la libertad de expresión y la libertad de prensa, además de criminalizar la labor de los medios de comunicación.
También los medios de comunicación venían siendo fuertemente golpeados por la crisis en la industria periodística, pero la Covid-19 vino a profundizar esa crisis. Y el panorama para los periodistas hondureños es poco alentador.
“En medio de la emergencia, los periodistas y sus familias viven una profunda pobreza en un momento en que la supervivencia es difícil. No solo por la pandemia, sino por la crisis económica que agobia al país por los efectos de la suspensión de garantías”, enfatizó.
Más de 200 periodistas y profesionales de la comunicación han sido despedidos durante la crisis del coronavirus. A otros les han reducido los salarios hasta el 50%.
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