La lápida electoral de la "refundación" de Honduras. Crónica de la caída de Rixi Moncada y el descalabro de LIBRE
- Juan Daniel Treminio
- hace 30 minutos
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Para el izquierdista Partido Libertad y Refundación (LIBRE), la derrota de su candidata presidencial es más que un número en una tabla: es un punto de inflexión que obliga al ente "socialista" a repensarse y reestructurarse. El resultado del 30 de noviembre de 2025 obliga a una autocrítica sobre los modos de selección de liderazgos, sobre la gestión del poder durante el mandato presidencial de Xiomara Castro y sobre la distancia que hoy separa a las élites del movimiento de la ciudadanía. En términos prácticos, la fractura obliga a reconstruir puentes con una base social que, en 2021, puso en marcha una expectativa de cambio que ahora exige respuestas tangibles y coherentes, más allá de los gritos ideológicos.
Por Juan Daniel Treminio | @DaniTreminio
Tegucigalpa, Honduras

Cuando el domingo 30 de noviembre de 2025 en Honduras se cerraron las urnas, no sólo terminó una jornada electoral: se consumó el derrumbe de una apuesta política, institucional e ideológica. Rixi Ramona Moncada, candidata del gobernante Partido Libertad y Refundación (LIBRE), sufrió una derrota histórica.
Según el recuento provisional del Consejo Nacional Electoral (CNE) —y ratificado en las actas del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) tras problemas técnicos que al cierre de este texto persisten— su partido logró poco más de 539,000 votos válidos, un 19.30 %.
Lejos quedaron los tiempos en que Moncada era vista como la heredera política del giro iniciado por la presidenta "socialista" Xiomara Castro. Lo que parecía una "sucesión lógica" para el oficialismo, quedó esta semana marcada como el momento en que la extrema izquierda hondureña perdió su conexión con la ciudadanía.
De funcionaria "estrella" a candidata oficialista
Moncada era, sobre el papel, la apuesta más segura de LIBRE. Abogada y exdocente, había ocupado cargos clave en los últimos años: desde ministra de Finanzas hasta convertirse en la primera mujer ministra de Defensa en la historia de Honduras.
Su nombramiento en Defensa, en 2024, fue interpretado como la señal del círculo cercano a Castro de que ella sería la candidata ideal para la continuidad del proyecto de gobierno, incluso en medio de los escándalos de seguridad y narcotráfico que rodean todavía al exministro José Zelaya y a su papá, Carlos Zelaya, exsecretario del Poder Legislativo y hermano del expresidente Manuel Zelaya. Esa visibilidad y respaldo institucional la colocaron como una carta fuerte frente a cualquier alternativa opositora.
En marzo de 2025, resultó electa en las primarias del partido con una victoria abultada: su nombre obtuvo 674,215 votos a nivel nacional, pero con una escandalosa cifra de rechazo interno, con 166,942 votos nulos y en blanco, el mayor número del tripartidismo.
Fue la advertencia: Moncada se convirtió no solo en la candidata oficialista, sino en la "ungida" de la familia Castro Zelaya para extender la llamada "refundación".
Una victoria interna… que no pudo transformarse en respaldo popular
Sin embargo, la legitimidad que le dio su triunfo en las primarias no se trasladó a la campaña general de 2025. Diversos analistas y militantes internos denunciaron la falta de competencia real. En su propio partido, según algunos dirigentes consultados por COYUNTURA, nunca existió un contrincante con posibilidades reales: la maquinaria y los recursos estatales estaban movilizados para ella desde un inicio, hasta el final.
Esa ausencia de debate interno, de contrastes, de pluralidad, dejó a la candidatura de Moncada sin el músculo social y coherente indispensable. Fue una victoria interna que —como se revela ahora— apenas representaba una base partidista, no un respaldo popular amplio.
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