El veredicto final en el caso de León Fredy Muñoz tendrá implicaciones profundas tanto para él como para las relaciones diplomáticas entre Colombia y Nicaragua. Si se le encuentra culpable, no solo perdería su cargo como embajador, sino que también enfrentaría una condena significativa que marcaría el resto de su vida. Por otro lado, si es absuelto, Muñoz podría reivindicar su inocencia y continuar su carrera política y diplomática, aunque con la sombra de este caso y el sandinismo que lo acoge siempre presente.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Managua, Nicaragua
El embajador de Colombia en Nicaragua, León Fredy Muñoz, se encuentra en el centro de una tormenta judicial que ha captado la atención de los medios de comunicación en el país suramericano. Muñoz, quien actualmente ostenta el cargo diplomático más alto en Nicaragua, enfrenta un juicio en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Colombia por el presunto delito de tráfico de drogas. El caso se remonta al 31 de mayo de 2018, cuando el entonces representante a la Cámara por Antioquia fue detenido en el Aeropuerto José María Córdova de Medellín, después de que las autoridades aeroportuarias encontraran 146 gramos de cocaína en su maleta. Posteriormente, se descubrió que la cantidad total de la sustancia ascendía a 200 gramos. Muñoz, quien en ese momento pertenecía a la Alianza Verde, fue inmediatamente sometido a interrogatorio, donde negó rotundamente cualquier conocimiento sobre la droga y alegó que se trataba de un montaje político.
Desde el inicio del proceso, la Fiscalía General de la Nación ha sostenido que Muñoz tenía pleno conocimiento de la sustancia que llevaba consigo, y ha pedido a la CSJ que se le condene por tráfico de estupefacientes. La fiscal primera delegada ante la Corte, Marlenne Orjuela Rodríguez, solicitó una pena de entre 108 y 132 meses de prisión, además de una multa que podría oscilar entre 124 y 1,500 salarios mínimos legales mensuales vigentes.
Por su parte, Muñoz ha mantenido consistentemente su inocencia, asegurando que no solo desconocía la presencia de la cocaína en su equipaje, sino que ni siquiera sabía cómo lucía la sustancia. "Le digo con toda honestidad, yo no conocía ni siquiera la cocaína, cuando me muestran esa vaina ni sabía qué era eso, jamás en la vida, nunca en la vida he consumido eso", declaró Muñoz durante su defensa ante la Corte. Además, ha instado repetidamente a que se le realicen pruebas de polígrafo y cualquier otra investigación que pueda demostrar su inocencia, afirmando que toda su vida puede ser "destapada" sin encontrar nada que lo vincule con el narcotráfico. "Jamás en la vida he consumido". "Hágame el polígrafo". "Jamás en la vida he pensado en una cosa de esa". "Soy un libro abierto". Todas frases de León Fredy este martes 27 de agosto, durante una audiencia virtual.
Un caso paralizado y las teorías de un montaje
El proceso judicial en contra de León Fredy Muñoz ha enfrentado varios retrasos, manteniéndose congelado durante meses en varias ocasiones. Este estancamiento llevó a su abogado, Alejandro Sánchez, a solicitar que se acelerara el juicio, convencido de la inocencia de su cliente. Según Sánchez, el caso se trata de un montaje político orquestado por rivales de Muñoz en Bello, Antioquia, con quienes "había tenido serias disputas durante su periodo como concejal entre 2012 y 2015". Estas rencillas llegaron a un punto álgido cuando Muñoz sufrió un atentado en 2016, que él atribuye a la familia Suárez Mira, figuras políticas influyentes en la región.
La defensa de Muñoz se basa en la convicción de que nunca ha tenido vínculos con el narcotráfico, ni ha mostrado intenciones de involucrarse en actividades relacionadas con estupefacientes. "Nosotros tenemos la plena convicción de que podemos demostrar que no se trató de un caso de tráfico, sino que fue simplemente un montaje. Nunca ha sido narcotraficante; él nunca ha tenido ánimo de traficar; nunca ha estado envuelto en temas de narcotráfico", aseguró su abogado hoy.
A pesar de las graves acusaciones en su contra, Muñoz ha continuado su carrera política y diplomática. En febrero de 2023, fue designado por el presidente Gustavo Petro como embajador de Colombia en Nicaragua, un nombramiento que levantó cejas dada la situación legal en la que se encontraba, y por ser la segunda designación diplomática de Petro luego de ascender al Poder Ejecutivo colombiano, después del nombramiento para Venezuela.
El cargo para Muñoz en el territorio nicaragüense ha venido acompañado de más controversias. En julio de 2023, la Procuraduría General de Colombia le abrió una investigación disciplinaria por su participación en una marcha sandinista en Nicaragua, promovida por el régimen de Daniel Ortega, en la ciudad de León. En dicha ocasión, Muñoz fue visto portando prendas del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y elogiando abiertamente la Revolución Ciudadana de 1979 y su influencia sandinista, lo que generó una ola de críticas en Colombia y el país centroamericano.
El destino de León Fredy Muñoz está ahora en manos de la Corte Suprema de Justicia colombiana, que debe decidir si las pruebas presentadas por la Fiscalía son suficientes para condenarlo por tráfico de estupefacientes. Este martes 27 de agosto, durante una audiencia crucial, la fiscal Marlenne Orjuela reiteró su petición de condena, subrayando la gravedad del delito y la necesidad de imponer una pena ejemplar para el funcionario. Mientras tanto, Muñoz sigue defendiendo su inocencia, sosteniendo que es víctima de un complot político, cuando actualmente está en Managua.
El caso de León Fredy Muñoz es un ejemplo de cómo la política y la justicia pueden entrelazarse de manera compleja, afectando no solo la vida de los individuos involucrados, sino también las relaciones diplomáticas entre países. Con una posible condena que podría enviarlo a prisión por más de una década, el desenlace de este juicio será determinante no solo para Muñoz, sino también para la percepción pública sobre la integridad y la justicia en la política colombiana. En un contexto donde la política, el narcotráfico y las luchas de poder están profundamente entrelazadas, el caso de Muñoz podría sentar un precedente sobre cómo se manejan las acusaciones contra figuras políticas de alto perfil en Colombia, y fuera del territorio. El veredicto final, aún pendiente, será un hito en la carrera de Muñoz y podría tener implicaciones significativas en su papel como embajador de Colombia en Nicaragua, así como en las relaciones bilaterales entre ambos países.
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