Nicaragua y China siguen reforzando alianza con acuerdos en defensa, tecnología, energía y transporte
- Redacción Central
- hace 15 horas
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La presencia china en puertos, redes digitales, telecomunicaciones, centros culturales, mercados populares, en el sector energía e incluso en el ámbito castrense, representa un cambio estructural ya anunciado que tendrá repercusiones duraderas de todo tipo, incluso en el equilibrio de poder y la democracia en la región, y en la relación de Centroamérica con Estados Unidos de Norteamérica.
Por Redacción Central | @CoyunturaNic
Managua, Nicaragua

Desde la reanudación de relaciones diplomáticas entre Nicaragua y la República Popular China en diciembre del año 2021, la ahora monarquía sandinista de Daniel Ortega y su esposa y comandataria constitucional Rosario Murillo ha consolidado una alianza geoestratégica con el gigante asiático, caracterizada por una intensa agenda bilateral que abarca sectores clave como infraestructura, energía, telecomunicaciones, salud, cultura y más recientemente, defensa. "Centroamérica intenta parecerse al menos estructuralmente a México, incluso a Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) o a algún sector de Suramérica, en cuanto a modelos de desarrollo, influencia e identidad, mientras las calles de Nicaragua se tiñen del rojo asiático, de negocios, sabores y hasta comunidades que van desplazando de a poquito lo local", comentó Yubelka G., académica guatemalteca consultada por este medio.
Este vínculo político y económico ha sido promovido con fuerza por Laureano Ortega Murillo, hijo de la pareja presidencial y asesor para la Promoción de Inversiones, Comercio y Cooperación Internacional, quien ha fungido como principal interlocutor del régimen ante Beijing. La más reciente muestra de este alineamiento se produjo durante el IV Foro Ministerial China-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) celebrado en Pekín, donde Nicaragua no solo firmó nuevos acuerdos económicos, sino también un contrato de suministro militar con una empresa china sancionada por Estados Unidos.
"Fue un honor saludar al presidente Xi Jinping y transmitir los saludos de nuestros copresidentes. El presidente de China presentó cinco nuevas iniciativas centradas en la cooperación mutuamente beneficiosa, la seguridad, la paz y el respeto entre civilizaciones", señaló Laureano el martes 20 de mayo de 2025 en el oficialista Multinoticias - Canal 4, subrayando la supuesta visión compartida de un "futuro de destino común para la humanidad".
La actual política exterior de Managua marca una ruptura radical con décadas anteriores. Durante los gobiernos liberales y de centro derecha, Nicaragua sostuvo vínculos estrechos con Taiwán, país que fungió como uno de sus principales cooperantes. Sin embargo, el 10 de diciembre de 2021, la administración que encabeza el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) rompió relaciones con Taipei y restableció vínculos con la República Popular China, retomando un acercamiento que había iniciado originalmente en 1985 durante el primer mandato sandinista, y que fue suspendido en 1990 con la llegada al entonces Poder Ejecutivo de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro.
El restablecimiento fue seguido en diciembre de 2023 por la elevación de la relación diplomática al nivel de "asociación estratégica", un paso formalizado tras una conversación telefónica entre Xi Jinping y Daniel Ortega. Desde entonces, ambos países han firmado decenas de acuerdos de cooperación que el régimen sandinista ha presentado como una vía para el "desarrollo con dignidad" y el "fortalecimiento de la soberanía nacional".
Nicaragua ha hecho de la cooperación con China un pilar de su estrategia de desarrollo económico, canalizando inversiones y asistencia técnica en proyectos de gran envergadura, aunque esos vínculos, que ya trastocan el sentir social e institucional, todavía no se reflejan en las exportaciones y en el propio funcionamiento del Tratado de Libre Comercio. Entre los principales planes destacan:
Nuevo aeropuerto internacional en Punta Huete, cuya construcción ha sido adjudicada a empresas chinas.
Plantas solares en Matagalpa y Masaya, parte de un plan de diversificación energética en zonas rurales.
Mejoras viales y obras de infraestructura urbana, impulsadas con asistencia técnica y maquinaria pesada de origen chino.
Programas de transporte público, como el suministro de más de 5,000 autobuses por parte de la empresa Yutong, acompañados recientemente por un nuevo acuerdo para maquinaria de limpieza municipal.
Estas iniciativas, según Laureano Ortega, están orientadas a "mejorar las condiciones de vida del pueblo nicaragüense" mediante una cooperación que califica como "respetuosa, igualitaria y mutuamente beneficiosa". A este portafolio se suman proyectos en desarrollo con empresas como Huawei, Huadian y PowerChina, vinculadas a iniciativas en telecomunicaciones, energía hidroeléctrica —como los proyectos Tumarín y Mojolka—, minería e infraestructura portuaria.
En abril de 2025, Daniel Ortega sostuvo una reunión en Managua con Zhou Danjin, presidente de Huawei para América Latina, en la que se anunció la expansión de proyectos de "conectividad digital". Huawei, empresa emblemática del modelo tecnológico chino, se ha convertido en un "socio clave" para el régimen nicaragüense en la modernización de su red de telecomunicaciones, dice el propio sandinismo, aunque todavía no hay pruebas de alguna labor beneficiosa para la ciudadanía.
Los acuerdos incluyen no solo el desarrollo de infraestructura digital, sino también sistemas de plataformas inteligentes, como los que serán implementados en el puerto de Corinto en alianza con la empresa estatal china CCSI (Servicios de Comunicaciones Internacionales de China). Todavía no hay fecha de inauguración.
Por otro lado, la participación del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos (TELCOR) y del Ministerio de Energía y Minas en estas negociaciones evidencia el carácter estratégico que el Estado nicaragüense otorga a estos proyectos, los cuales podrían tener implicaciones directas sobre el acceso a la información, la vigilancia digital y la soberanía tecnológica del país centroamericano.
Más allá de la economía y la infraestructura, el régimen ha desplegado una narrativa de hermandad y afinidad ideológica con China sin precedentes. Un ejemplo simbólico es la creación del Coro Infantil "Amistad Nicaragua-China" y el fortalecimiento del hasta ahora desconocido Programa de Orquestas Estudiantiles, iniciativas culturales apoyadas por la embajada de China en Managua.
"Estamos comprometidos con el desarrollo integral del ser humano, y el arte es uno de esos pilares que otros modelos ignoran", afirmó Laureano Ortega esta semana, aludiendo a un enfoque cultural enmarcado en lo que el régimen denomina "valores revolucionarios y de paz", reflejo mismo quizás de la recién estrenada nueva Constitución, con la que se ha perpetuado un sistema de partido único y un Estado-familia sin precedentes jurídicos, narrativos o institucionales en América continental.
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No obstante, el giro más controvertido de esta relación, según especialistas en relaciones internacionales y defensores de derechos y libertades en Centroamérica, ocurrió hace una semana, el martes 13 de mayo de 2025, cuando la dictadura sandinista firmó un contrato con Poly Technologies —subsidiaria del conglomerado estatal China Poly Group Corporation— para el suministro de equipamiento militar al Ejército de Nicaragua, controlado por el FSLN. El acuerdo fue anunciado durante el Foro Ministerial China-CELAC.
Poly Technologies fue sancionada por el Departamento de Estado de EE.UU. en 2024 por facilitar la transferencia de tecnologías militares sensibles a empresas rusas sancionadas, en el contexto de la guerra derivada de la invasión de Rusia a Ucrania. La firma de este contrato por parte del régimen Ortega-Murillo, en un contexto de creciente militarización interna, despierta preocupación internacional y refuerza la narrativa de un aislamiento progresivo de Nicaragua respecto a los estándares democráticos y de cooperación internacional del hemisferio occidental.
Según el régimen, el objetivo del acuerdo es "fortalecer la defensa de la soberanía y la paz". Sin embargo, analistas, opositores y periodistas advierten que este tipo de convenios podría incrementar el aparato de control interno y represión, considerando el historial del Ejército y la Policía en la persecución de ciudadanos y organizaciones. "Ahora, con tres cuerpos armados, incluyendo una fuerza irregular y paramilitar, asesoría de Rusia y equipamiento chino, nada se le va a escapar al sandinismo", denunció este miércoles 21 de mayo de 2025 un joven activista exiliado en Costa Rica, consultado bajo anonimato por temor a más persecución. La diáspora nicaragüense "comienza una carrera sin precedentes para recuperar terreno social" en medio de la desnacionalización masiva de connacionales y este afianzamiento de relaciones políticas, partidarias, económicas y militares con los "peores enemigos de la humanidad", los sistemas autoritarios.
Los vínculos con China están profundamente marcadas por una concentración del poder en el entorno familiar Ortega Murillo. Laureano fue designado como plenipotenciario para firmar acuerdos con empresas estatales chinas, incluyendo un memorándum de entendimiento con China Camc Engineering sobre desarrollo agrícola. Junto a él, participan en estas gestiones figuras clave de la monarquía sandinista, como el canciller Valdrack Jaentschke, el presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes, y el inspector general del Ejército, Marvin Corrales.
Este manejo centralizado, que convierte la diplomacia en un asunto de familia, refleja el modelo autoritario consolidado en Nicaragua, donde las instituciones del Estado están subordinadas a los intereses del régimen. En su narrativa oficial, el FSLN presenta hasta el día de hoy a China y Rusia como sus principales aliados para avanzar hacia un "futuro de justicia social, dignidad y progreso", en contraste con la supuesta "intromisión imperialista" de Occidente, que todavía es el principal socio comercial y civil. Esta posición ha sido reforzada por el aislamiento diplomático de Nicaragua, que ha roto relaciones con la Organización de los Estados Americanos (OEA), expulsado misiones de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y enfrentado sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea por violaciones a los derechos humanos.
La estrecha relación con China —y, en igual medida, con Rusia— forma parte de una estrategia de supervivencia política y económica ante la pérdida de legitimidad interna y externa. Los acuerdos en defensa, telecomunicaciones y energía se insertan en un nuevo orden "multipolar", en el que Managua apuesta por Beijing como ancla para sortear su aislamiento hemisférico.
Así, la creciente vinculación entre Nicaragua y la República Popular China es presentada por el régimen como una muestra de autodeterminación y soberanía. Sin embargo, la naturaleza opaca de los acuerdos firmados, la concentración del poder en una familia usurpadora del poder, la inclusión de contratos con empresas sancionadas y la instrumentalización ideológica de la cooperación cultural, educativa y tecnológica, ilustran una relación de dependencia asimétrica disfrazada de hermandad.
Mientras el régimen obtiene respaldo material y político para consolidar su poder, persisten interrogantes sobre los costos reales de esta alianza para el pueblo nicaragüense, en términos de transparencia, derechos humanos, vigilancia digital y sostenibilidad ambiental.
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