En un acto realmente intrépido, Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa en el norte de Nicaragua, con el Jesús Sacramentado en manos y transmitiendo en vivo a través de Facebook, salió a las calles de los alrededores de la Curia Episcopal, en medio de un cerco policial que lleva varias horas apostado en la vivienda del sacerdote católico.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Política
Matagalpa, Nicaragua
Durante dos horas consecutivos, hasta las ocho de la mañana y solo tomando aliento para continuar, el religioso entonó cantos, invitó a los oficiales de la Policía Nacional a tomar café para conversar, y denunció a viva voz el acoso al que es sometida la casa cural en la que habita, al igual que la persecución a la que se enfrentan varios religiosos desde hace algunos días, entre ellos el padre Uriel Vallejos en la ciudad de Sébaco, quien lleva más de 48 horas custodiado por oficiales del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, luego del violento asalto a las instalaciones en las que se encuentra y donde también funcionaba una de las radios canceladas por la dictadura nicaragüense en los últimos días.
El dispositivo policial, que fue creciendo con el paso de los minutos, cercó la zona y desplazó a varios feligreses que llegaron a orar de rodillas, manteniendo en todo momento la postura de agresividad contra la ciudadanía y el religioso, quien estaba acompañado de otros trabajadores de la Curia Episcopal de Matagalpa. Varios retenes fueron colocados en las esquinas y entradas de la calle Bartolome Martínez, y en las entradas de los principales negocios en los alrededores, entre bancos, supermercados y restaurantes.
Mientras tanto, cientos de personas en la transmisión de la Diócesis de Matagalpa comentaban sobre la situación, y emitían mensajes de aliento ante la escalofriante escena, que retrataba a Álvarez bendiciendo la zona y compartiendo mensajes de aliento para los policías de la dictadura. El religioso incluso intentó abrazarlos, una acción que fue rechazada por los oficiales.
"¿Me permite general darle un abrazo?", le expresó Álvarez al director de la Policía local. "Venga, general. No lo van a regañar sus autoridades", le dijo mientras se acercaba. El oficial huyó. Como si su piel fuera a quemarse al contacto con el religioso.
El padre denunció que su residencia se encuentra custodiada desde este miércoles, horas después de que el régimen Ortega-Murillo -a través del Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones y Correos- cancelara la frecuencia radial de siete emisoras pertenecientes a la Diócesis de Matagalpa, y tras el allanamiento violento de la Policía a la capilla del Niño Jesús de Praga en Sébaco.
"Colabore con la paz"
"¡Colabore con la paz, por favor", le dijo Sergio Gutiérrez, jefe policial de la ciudad de Matagalpa, a monseñor Álvarez. Una advertencia que el religioso decidió ignorar y, por lo contrario, refutó.
"Los que no cooperaron fueron ustedes. No dejaron entrar a los sacerdotes, al coro, a los seminaristas, a los muchachos que iban a transmitir mi momento de adoración eucarística, de pastoreo, de comunión, de oración. Y ahora la Policía me dice que yo coopere. Dice la Policía que somos nosotros los que metemos zozobra. Son ellos los que tienen la calle de la curia acordonada. Son ellos, allá, en la puerta de mi casa, sin dejar entrar a la gente", denunció Álvarez sobre los hechos, ocurridos a primera hora de este jueves 02 de agosto.
Un grupo de al menos seis oficiales se mantuvo en todo momento en la puerta principal de la Curia Episcopal, mientras en voz alta monseñor invitaba a celebrar "la hora santa para pedir por la protección de los sacerdotes del país" este jueves a las 04:00 p.m. en las iglesias de todo el territorio nacional. "Esperamos que a esa hora nos dejen entrar", dijo monseñor Álvarez.
Mientras la población matagalpina se aglomeraba en los alrededores, sin poderse acercar a la casa cural, acompañaban el coro de las canciones entonadas por el obispo. "La Policía se abalanzó contra varias personas que llegaron desde tempranas horas", explicaba Álvarez con la figura religiosa en las manos. "¿Quiénes son los que meten zozobra? ¿Quiénes son los que aquí introducen el desorden? ¿Quiénes son los que no cooperan? ¡Qué los juzgue el pueblo fiel de Nicaragua!", expresó el religioso.
El Santísimo contra el régimen Ortega-Murillo
El suceso es trascendental en el contexto actual, en medio de una oscura guerra orquestada por el régimen Ortega-Murillo contra la Iglesia católica y la palabra de Dios. Entre los cuestionamientos que el religioso le gritaba a los oficiales están preguntas nacionales. "¿Qué dañó les hacemos nosotros? ¿Quiénes son los qué tienen las armas? ¿Quiénes son los qué tienen el uniforme? No somos nosotros. Nosotros solamente tenemos a Jesús Sacramentado", le dijo Álvarez a los oficiales.
Para la analista en comunicación social y periodista nicaragüense Mildred Largaespada, los hechos, en particular la imagen del obispo Rolando Álvarez, tienen un enorme "peso simbólico". "En términos semióticos, el régimen Ortega-Murillo a quien asedia es al Santísimo mismo (porque Álvarez sólo lo carga) e impone cerco policial a 'la palabra de Dios'. Ante la rudeza de Ortega la respuesta es 'DIVINA'", explicaba Largaespada en su cuenta de Twitter.
"La potencia de la imagen es de gran magnitud: Ortega-Murillo envía a militares de operaciones especiales (Dirección de Operaciones Especiales) a cercar al Santísimo y éste sale a la calle a encontrarles. El médium entre lo divino y lo terrenal (Álvarez) canta la palabra de Dios. Esto no se queda aquí porque estamos ante la presencia de unos símbolos muy hondos porque el Santísimo es un significante que sólo sirve para una representación: Dios. Álvarez sabe lo que está haciendo y con quien se está comunicando", enfatizó la también editora.
Agrega que "Álvarez hace hablar" a lo divino en tres formas: a través de lo terrenal, de las tecnologías de la información y de la semiótica religiosa.
"Cristo ayer, Cristo hoy, Cristo siempre", gritaba la gente a lo lejos. Según esos mismos locales, la calle fue cerrada desde ayer. "¿Para qué?", se preguntó el obispo matagalpino. "Quiero atender a mis sacerdotes", expresó.
A las 08:06 a.m., el obispo matagalpino comenzó una misa para pedir por la protección de todos los sacerdotes del país, "en una jornada de santificación y preparación de los sacerdotes". El sacerdote exigió poder ejercer su libertad religiosa, de expresión y circulación. Sin embargo, a las 04:00 p.m., cuando intentó movilizarse a la Catedral de Matagalpa para oficiar la misa, oficiales antimotines impidieron su movilización. El religioso denuncia que a él y a otros seis sacerdotes "no les han dado permiso" de salir.
"'Amense los unos a los otros como yo los he amado', dice el señor, no dice 'ármense los unos a los otros'", exclamó Álvarez, obispo de Matagalpa, durante su valiente recorrido.
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