Vuelcos inesperados, llamados a la prudencia y una denuncia de injerencia: Honduras entra en su punto más tenso del proceso electoral de 2025
- Jairo Videa
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Mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) continúa con el escrutinio y se acerca a la emisión de la declaratoria oficial, con el 85 % de las actas divulgadas hasta el cierre de este texto, el país centroamericano navega entre expectativas encontradas y la urgencia de preservar la confianza ciudadana en el proceso. En una disputa donde el liderazgo cambia en cuestión de horas y donde cada voto puede alterar el resultado, el mensaje dominante de los expertos es claro: paciencia, prudencia y respeto por la institucionalidad.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Tegucigalpa, Honduras
La madrugada de este jueves marcó un nuevo giro en la contienda electoral hondureña. En un clima cargado de incertidumbre, Nasry "Tito" Asfura volvió a colocarse a la cabeza del escrutinio presidencial, superando nuevamente a Salvador Nasralla tras varias horas en las que la tendencia favoreció al candidato liberal. El sorpresivo cambio reactivó tensiones, abrió nuevas interrogantes sobre el avance del conteo y desató un conjunto de reacciones políticas que evidencian la fragilidad de la calma postelectoral.
Los primeros resultados del domingo 30 de noviembre colocaron a Asfura en ventaja, una tendencia que se mantuvo durante la jornada del lunes 01 de diciembre. Sin embargo, el panorama comenzó a transformarse el martes 02. A las 02:00 de la tarde, con el ingreso de nuevas actas, Nasralla rebasó por primera vez al aspirante nacionalista con 765,200 votos, apenas 149 sufragios por encima de los 765,051 registrados por su contrincante.
El impulso liberal se consolidó durante las horas siguientes. A las 12:27 a.m. del miércoles 03, Nasralla superó la marca del millón de votos y amplió la distancia a lo largo del día, configurando el primer quiebre significativo en la carrera. Pero el aparente punto de inflexión duró poco.
En las primeras horas de hoy, jueves 04 de diciembre de 2025, a las 08:25 a.m., el tablero digital del Consejo Nacional Electoral (CNE) mostró un nuevo viraje: Asfura retomó la delantera con 1,084,339 votos frente a los 1,075,524 de Nasralla. En cuestión de minutos, la ventaja comenzó a ensancharse, provocando una oleada de comentarios, advertencias y reclamos en redes sociales digitales, particularmente desde sectores de la oposición y figuras liberales.
La recuperación del primer lugar por parte de Asfura desató críticas y suspicacias. Rashid Mejía, candidato liberal a diputado, respondió a las acusaciones de fraude que algunos usuarios habían dirigido contra el liberalismo. "Insinuaron que estábamos haciendo fraude y ahora que en 45 minutos nos alcanzan y nos rebasan, queda desmontada esa narrativa. Solo están ingresando ahora donde ganan, aún le quedan a Salvita 432 actas sin contar de Cortés, que representan más de 34 mil votos", escribió en X.
El tono se endureció desde otros espacios del liberalismo. El diputado Carlos Umaña advirtió sobre lo que, según él, implicaría el regreso del Partido Nacional (PNH) al Poder Ejecutivo: "las fuerzas corruptas pretenden regresarnos al periodo nuevamente de más corrupción, migración forzada, muerte y destrucción del país... ...Hoy más que nunca debemos estar vigilantes. ¡Estos quieren que regresemos al vómito!".
El mensaje reflejó el ambiente polarizado de una contienda definida por márgenes mínimos y una narrativa de desconfianza alimentada desde diversos frentes políticos, principalmente el oficialista Partido Libertad y Refundación (LIBRE).
Con las cifras todavía abiertas y múltiples actas en proceso de ingreso y escrutinio especial, organizaciones civiles y especialistas en democracia han insistido en que la prudencia es indispensable para evitar un escenario de inestabilidad.
La ley otorga al CNE un margen de 30 días para publicar la declaratoria oficial, un plazo que, según los analistas, debe ser respetado por las y los aspirantes para evitar sobresaltos innecesarios.
Olban Valladares, exaspirante presidencial por el Partido Innovación y Unidad (PINU), recordó que la contienda es tan estrecha que "por un voto se puede ganar esta elección", por lo que catalogó de irresponsable cualquier intento de proclamación anticipada. También advirtió que la ciudadanía viene de un periodo marcado por la polémica, alimentada —según él— por los líderes partidarios. Su postura fue contundente: "faltan muchas actas" y la mínima diferencia exige cautela absoluta.
Desde la Red por la Equidad Democrática en Honduras (REDH) y la Red por la Defensa de la Democracia (RDD), la académica Julieta Castellanos expuso que ambas organizaciones entregaron el lunes un informe de observación a Nasralla y Asfura, solicitándoles explícitamente esperar los resultados oficiales. "Se comprometieron", afirmó. Sin embargo, la exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) advirtió que ciertos reclamos por parte de los equipos de campaña están "excediéndose".
Por otro lado, el analista político Luis León reforzó esa idea, destacando que una elección tan cerrada obliga a los candidatos a sostener un "mensaje de cordura" y evitar ataques que dañen la institucionalidad electoral. "La desesperación no debería estar en la mesa", insistió León, subrayando que el CNE ha cumplido correctamente con su rol.
Desde el Colegio de Abogados de Honduras, su presidente, Gustavo Solórzano, llamó a la ciudadanía y a los aspirantes a ejercitar la paciencia. Recordó que el conteo minucioso de actas requiere tiempo y que tanto Asfura como Nasralla exigirán el más alto nivel de transparencia, incluyendo la posibilidad de presentar impugnaciones.
Por su parte, el abogado y analista Saúl Bueso utilizó una metáfora popular para enfatizar la necesidad de esperar: "cando digo que la mula es parda es porque tengo los pelos en la mano". En otras palabras, solo la sumatoria oficial podrá determinar quién ganó.
La denuncia de Manuel Zelaya y el factor internacional que irrumpe en el escenario
A las tensiones derivadas del conteo se sumó un elemento que podría reconfigurar el debate político: la denuncia de "injerencia" del presidente de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), Donald J. Trump, en el proceso electoral hondureño.
Manuel Zelaya Rosales, coordinador general de LIBRE y figura clave en el oficialismo, convocó de manera "urgente" a la Coordinación Nacional del partido para este domingo 07 de diciembre. Según explicó, el encuentro tiene como propósito analizar lo que considera una intervención abierta y perjudicial del mandatario estadounidense durante la campaña.
Zelaya sostuvo que Trump ha intentado "torcer el mandato del pueblo hondureño" mediante mensajes que —según él— estigmatizan a la candidata de LIBRE, Rixi Ramona Moncada, y buscan favorecer a "los mismos grupos de poder que han saqueado la nación por más de un siglo".
La acusación no surge en el vacío. En dos ocasiones, Trump expresó públicamente su respaldo a Nasry Asfura. Su segundo pronunciamiento incluyó incluso el anuncio de un indulto para el expresidente Juan Orlando Hernández, condenado a 45 años de prisión en Estados Unidos, pero liberado el pasado lunes 01 de diciembre por la tarde.
El mensaje presidencial estadounidense fue explícito:
"si Tito Asfura gana la Presidencia de Honduras, Estados Unidos le brindará un gran apoyo [...]. Si no gana, Estados Unidos no malgastará su dinero, ya que un líder equivocado solo puede traer consecuencias catastróficas".
Para Libertad y Refundación, estas declaraciones constituyen un intento directo por condicionar la voluntad popular e influir en un proceso que, por su estrechez y por la evidente polarización, se encuentra especialmente vulnerable a la presión externa.
Entre cambios bruscos en el escrutinio, declaraciones incendiarias, solicitudes de calma y acusaciones de injerencia internacional, Honduras transita una de las etapas más delicadas de su proceso electoral reciente. La diferencia entre los dos principales candidatos se ha reducido a un margen diminuto, lo que convierte cada acta pendiente en un potencial punto de quiebre.
Mientras tanto, el CNE continúa el procesamiento de actas bajo la mirada atenta de la sociedad civil y de una ciudadanía que, aunque mantiene la calma, no oculta su preocupación ante un escenario tan estrecho como impredecible.
El país entero permanece a la espera de una declaratoria que, por ley, puede tardar hasta 30 días. En un ambiente político y social cargado de tensión y desconfianza, la prudencia —como insisten los especialistas y algunos candidatos— podría ser el único elemento capaz de garantizar que el desenlace llegue sin fracturar aún más la ya frágil cohesión social hondureña.
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