Donald Trump ingresa abiertamente al debate electoral hondureño: Nasry Asfura "es amigo de la libertad"; Salvador Nasralla "finge ser anticomunista"; Rixi Moncada "idolatra a Fidel Castro"
- Jairo Videa

- hace 21 horas
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El respaldo público del mandatario republicano a Nasry Asfura —con calificaciones como "verdadero amigo de la libertad" y promesas de colaboración contra el narcotráfico y el comunismo— no es un acto menor: es una intervención directa, en un momento clave, en una elección marcada por debilidad institucional, denuncias de fraude, polarización y profunda incertidumbre.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Tegucigalpa, Honduras

Hoy, miércoles 26 de noviembre de 2025, desde West Palm Beach, Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), el presidente republicano Donald J. Trump rompió una vez más con la tradición diplomática de neutralidad electoral y publicó en su red Truth Social un exhorto explícito: llamó a las y los ciudadanos hondureños a votar "inteligentemente" por el candidato del Partido Nacional de Honduras (PNH), Nasry "Tito" Asfura, en los comicios generales convocados para el próximo domingo 30 de noviembre.
"El único verdadero amigo de la libertad en Honduras es Tito Asfura", afirmó Trump, asegurando que juntos podrían "luchar contra los narco-comunistas y brindar la ayuda necesaria al pueblo hondureño".
"El presidente mejor informado del mundo dice que con 'Papi' puede hablar. Que es un socio confiable para hablar por los hondureños", dijo el jefe de la bancada nacionalista en el Legislativo, Tomás Zambrano, una hora después del anuncio digital de Trump.
¿Qué dijo exactamente Trump?
En su mensaje, Trump retrató la elección como una batalla decisiva contra lo que consideró un avance del "comunismo", representado —según él— por los rivales de Asfura:
Calificó a la aspirante de extrema izquierda del oficialista Partido Libertad y Refundación (LIBRE), Rixi Ramona Moncada, como cercana al comunismo.
Describió al otro candidato importante, Salvador Nasralla, del Partido Liberal de Honduras (PLH), como parte de un "intento por engañar al pueblo" y dividir el voto de Asfura.
Hizo fuertes alusiones a "narcoterroristas" como los que —aseguró— han desestabilizado otros países de la región, mencionando a régimenes como el venezolano del chavista Nicolás Maduro, subrayando a su vez a las dictaduras de Nicaragua y Cuba.
Además, ensalzó la gestión municipal de Asfura como alcalde del Distrito Central (Tegucigalpa), afirmando que "llevó agua a millones de personas" y pavimentó "cientos de kilómetros de carreteras" en la capital.

Es decir, Trump no solo expresó una preferencia política: simultáneamente ofreció condicionar su cooperación internacional a una victoria de Asfura, y denunció a sus rivales bajo un discurso fuertemente polarizado (comunismo, narcotráfico, traición). Esto representa una intromisión clara en la dinámica interna de un país soberano, lo que ha sido interpretado por analistas como un respaldo directo de EE.UU. a un candidato.
Candidatos, tensiones y denuncias
Las elecciones que se realizarán en exactamente cuatro días llegan en un contexto de intensa polarización, denuncias de irregularidades y una carrera reñida entre tres candidatos con posibilidades reales: Asfura por el Partido Nacional; Rixi Moncada por el oficialista LIBRE; y Salvador Nasralla por el Partido Liberal.
El proceso electoral está bajo vigilancia internacional desde las turbulencias ocurridas desde las primarias de marzo de este año. El día anterior al pronunciamiento de Trump, este martes 25 de noviembre de 2025, el subsecretario de Estado de EE.UU, Christopher Landau, exhortó de forma moderada a los miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y a la comunidad internacional exigir unas elecciones "libres de intimidación, fraude e injerencia política".
La preocupación radica en que, días antes de la votación, ya hay informes y denuncias sobre investigaciones iniciadas por el Ministerio Público (MP) hondureño contra autoridades electorales, y acusaciones de injerencia de las Fuerzas Armadas (FF.AA.) en tareas que competen exclusivamente al Consejo Nacional Electoral de Honduras (CNE).

Estas denuncias han creado un clima de desconfianza que no ha parado de crecer: varios candidatos advierten que, de concretarse la manipulación o la intervención militar, cualquier resultado podría ser rechazado por amplios sectores de la sociedad. Moncada incluso ha dicho que, de no ser "reconocida" como ganadora rechazaría los resultados transmitidos por el CNE la noche de las votaciones.
Interpretaciones y riesgos de la intervención de Estados Unidos
El respaldo claro de Donald Trump a Nasry Asfura tiene consecuencias simbólicas y prácticas:
Diplomacia partidista: Por primera vez en estas elecciones, un mandataria extranjero interviene explícita y públicamente —apoyando a un candidato— lo que rompe con la tradición de neutralidad internacional en tiempos electorales.
Presión sobre electorado e instituciones: Al ligar su respaldo con la idea de "lucha contra el comunismo" y el narcotráfico, Trump introduce una narrativa que puede polarizar aún más a la sociedad hondureña y condicionar expectativas sobre cooperación internacional.
Legitimidad y transparencia electoral en duda: En un contexto ya tenso por denuncias de fraude y la judicialización de un proceso independiente, la intervención de un gobierno externo podría alimentar percepciones de injerencia extranjera, debilitando la credibilidad del proceso, especialmente si la oposición o partes de la población consideran que Washington pretende inclinar la balanza, cuando la administración de Xiomara Castro alimenta por mucho la polarización y la confrontación.
Desplazamiento del debate local: La campaña puede volverse más sobre alineamientos geopolíticos (izquierda vs. derecha; relaciones con EE.UU. o Venezuela, China Nicaragua y Cuba) que sobre problemas concretos nacionales: pobreza, corrupción, seguridad, derechos humanos, institucionalidad, empleo, migración. Esto podría dificultar un debate programático serio.
Qué está en juego este 30 de noviembre
Las elecciones de 2025 no solo definirán quién sucede a la presidenta saliente: también podrían marcar un giro en las relaciones de Honduras con Estados Unidos y la región.

Si gana Asfura, su gobierno podría alinearse estrechamente con Washington, lo que Trump anticipó como una colaboración "para combatir a los narco-comunistas", siguiendo la línea de Nayib Bukele, Javier Milei, Bernardo Arévalo y Rodrigo Chaves.
Si triunfa Moncada, continuaría la línea del gobierno actual, probablemente con énfasis en políticas más vinculadas a movimientos de izquierda en la región. China y Venezuela serían los "amigos cercanos" y Honduras podría incluso romper relaciones bilaterales con Estados Unidos.
Si gana Nasralla, aunque dice ser de centro-derecha, su pasado —incluida su renuncia como vicepresidente de Xiomara Castro en 2024— complica su relación con EE.UU., y su gobierno también estaría bajo fuerte presión interna y externa dada su posición crítica hacia las dos estructuras dominantes.
Además, una victoria de cualquiera de los candidatos podría ser impugnada si persisten las acusaciones de fraude, lo que incrementa el riesgo de una crisis post-electoral.
La intervención directa de Donald Trump en las elecciones hondureñas —vía respaldo público a Nasry Asfura— marca un momento político de alta tensión bipolar: no solo entre candidatos nacionales, sino con implicaciones internacionales. Su discurso polarizado —comunismo vs. libertad; narcotráfico vs. colaboración— tiende a agravar una campaña ya teñida por denuncias de fraude, desconfianza institucional y amenazas de injerencia militar. El domingo 30 de noviembre, Honduras no solo elegirá a su próximo presidente: también decidirá si acepta un papel de actor geopolítico sumiso a la influencia externa o apuesta por una suerte de autonomía en su convulsa arena política. La jornada será determinante no solo por quién gane, sino por qué país queda al otro día: ¿un satélite de Washington o una Honduras en disputa consigo misma?
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