El pulso entre Donald Trump y Nicolás Maduro se cuela en las elecciones de Honduras
- Jairo Videa

- hace 5 horas
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El mensaje del republicano no se limitó a apoyar a Nasry Asfura. El mandatario de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) arremetió directamente contra Rixi Moncada, candidata del oficialismo, a quien vinculó con posiciones afines a Fidel Castro y al proyecto político del socialismo bolivariano, que pasa incluso por Nicaragua. Según el magnate, "la gente inteligente de Honduras la rechazaría", aunque dejó entrever que, a su juicio, existiría una operación política para dividir el voto no izquierdista.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Tegucigalpa, Honduras

La política hondureña —ya marcada por tensiones internas, denuncias cruzadas y un clima de desconfianza creciente— acaba de sumar un ingrediente sin precedentes: la intervención explícita del presidente de Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), Donald Trump, quien decidió irrumpir en la recta final del proceso hondureño con un mensaje que reconfigura el mapa electoral y coloca las votaciones del domingo 30 de noviembre de 2025 en un tablero geopolítico mucho más amplio.
Con una declaración difundida en su red social digital, Trump enmarcó los comicios hondureños dentro de su narrativa global contra el eje conformado por Nicolás Maduro en Venezuela, Manuel Díaz-Canel de Cuba y Daniel Ortega en Nicaragua. "La democracia está en tela de juicio en las próximas elecciones en el hermoso país de Honduras", afirmó. Y lanzó la pregunta que detonó la tormenta política inmediata: "¿Maduro y sus narcoterroristas tomarán el control de otro país como lo hicieron con Cuba, Nicaragua y Venezuela?".
El mensaje, directo, inusual y calculado, es la intervención pública más contundente de un presidente estadounidense en un proceso electoral hondureño o centroamericano en tiempos recientes. Y coloca la contienda en un nuevo nivel de confrontación ideológica.
Una contienda que ya era compleja
El próximo domingo Honduras elegirá entre tres figuras que dominan las encuestas y el debate nacional:
Rixi Moncada, candidata del gobernante Partido Libertad y Refundación (LIBRE), estrechamente vinculada al círculo del expresidente Manuel Zelaya y a la continuidad del proyecto político e ideológico de Xiomara Castro.
Nasry "Tito" Asfura, representante del Partido Nacional (PNH), con pasado como alcalde de Tegucigalpa.
Salvador Nasralla, el candidato liberal, presentador de televisión y figura central del "antisistema", quien encabeza la última encuesta conocida (30 %), superando a Asfura (21 %) y a Moncada (14 %).
La campaña concluyó esta semana, pero el extremo clima político, social e institucional lejos está de apagarse. La irrupción de Trump lo confirmó.
Trump toma posición: Asfura como "amigo de la libertad"
En su publicación, Trump no solo definió el terreno ideológico: también nombró a su candidato. "Quien defiende la democracia y lucha contra Maduro es Tito Asfura", escribió, presentándolo como el único aspirante confiable para "combatir a los narco-comunistas" y salvaguardar la estabilidad y seguridad regional.
El mandatario estadounidense destacó la gestión de Asfura en la capital hondureña, afirmando que "llevó agua potable a millones de personas" y "pavimentó cientos de kilómetros de carreteras", información dudosa de corroborar. Sin embargo, omitió mencionar un dato central: el amplio historial de señalamientos contra figuras prominentes del Partido Nacional, incluida la condena de 45 años por narcotráfico y uso de armas de Juan Orlando Hernández, expresidente y principal bastión histórico de esa organización.
Asfura, por su parte, respondió con un mensaje inmediato, agradeciendo el respaldo. "Muchas gracias por el apoyo, presidente Donald Trump… ...Estamos firmes para defender nuestra democracia, nuestra libertad y los valores que hacen grande a nuestro país", escribió en su cuenta oficial de X (antes Twitter).
Rixi Moncada: el fantasma del quiebre diplomático
Trump reservó sus críticas más duras para Rixi Moncada, a quien vinculó directamente con Fidel Castro y con el eje político de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Señaló que "la gente inteligente de Honduras la rechazaría", y sostuvo que su triunfo abriría la puerta a un alineamiento regional contrario a los intereses de Estados Unidos, quizás muy a favor de China, Corea del Norte, Irán y Rusia.
Su mensaje no cayó en el vacío. A inicios de este año, el gobierno hondureño amenazó con cerrar las bases militares estadounidenses en el país —incluida la histórica instalación de Palmerola— si la administración Trump ejecutaba deportaciones masivas de hondureños. Bajo ese antecedente, una eventual victoria de Moncada "profundizaría el distanciamiento bilateral" y, según analistas consultados por COYUNTURA, podría empujar a Honduras hacia alianzas estratégicas extremistas, tal como han hecho administraciones ideológicamente afines en la región.
A nivel interno, Moncada ya anunció que no reconocerá los resultados si pierde, abriendo un escenario de incertidumbre post-electoral. Además, varios de sus principales aliados han estrechado recientemente vínculos con Venezuela. Entre ellos, Manuel Zelaya —expresidente y actual asesor de Xiomara Castro— y Luis Redondo, presidente del Congreso Legislativo, quienes visitaron Caracas este año y en 2024 y 2023.
Nasralla, el tercero en discordia… y el objetivo de Trump
A pesar de liderar las encuestas, Salvador Nasralla tampoco quedó fuera de los señalamientos estadounidenses. Trump lo calificó como un "casi comunista", recordando fue representante de la Vicepresidencia en fórmula con Xiomara Castro. Lo acusó de fingir ser anticomunista para "dividir el voto de Asfura" y de actuar como una "pieza" dentro del plan de la izquierda continental.
"Nasralla no es un amigo de la libertad. No es un aliado confiable", añadió el mandatario estadounidense, reforzando una narrativa que busca reducir la contienda hondureña a un enfrentamiento entre Asfura y un bloque "comunista" compuesto por Moncada y Nasralla, alineado por mucho a Nicolás Maduro, quien es buscado por la justicia estadounidense.
Manuel Zelaya responde
El mensaje presidencial desde Estados Unidos también provocó un inmediato pronunciamiento del expresidente Manuel Zelaya, figura clave dentro del gobierno actual. Consultado vía WhatsApp sobre la valoración de Trump, Zelaya fue escueto y contundente. "Ganó Rixi", respondió a medios locales.
Su declaración contrasta con la lectura internacional que hacía prever que el respaldo de Washington podría desplazar apoyos hacia Asfura. En el oficialismo, sin embargo, se interpreta el mensaje como una oportunidad para polarizar aún más la campaña y cohesionar a las bases del partido LIBRE.
"Quedó como payaso (Nasralla)", han bramado varios funcionarios estatales en internet y medios de comunicación masivos.
La presión llega a la OEA
Las tensiones internas y la fuerte carga internacional forzaron esta misma semana una sesión extraordinaria de la Organización de los Estados Americanos (OEA), convocada por Washington. En el encuentro, marcado por el choque entre gobiernos alineados ideológicamente con Trump y países cercanos a Caracas, se reiteró la exigencia de celebrar elecciones libres, transparentes y con respeto a los resultados.
El secretario general, Alberto Ramdin, subrayó la necesidad de que Honduras garantice condiciones democráticas mínimas en un proceso ya fuertemente cuestionado por denuncias de intervención estatal e intentos de manipulación electoral.
Una elección hondureña convertida en tablero global
La disputa electoral en Honduras dejó de ser un conflicto doméstico: está atravesada por un pulso geopolítico entre Washington y el eje que encabeza Nicolás Maduro, en medio de la crisis de seguridad en el Mar Caribe. La intervención de Donald Trump confirma que EE.UU. percibe los comicios como un posible punto de inflexión para la región y el continente.
Del lado contrario, el oficialismo hondureño observa esa intervención como una señal de avance electoral, reforzando la narrativa de "soberanía" y resistencia frente a Washington.
Mientras tanto, Honduras se prepara para votar bajo un clima de polarización intensa, con tres candidaturas enfrentadas no solo entre sí, sino bajo la sombra de dos grandes figuras que no figuran en la papeleta: el republicano Donald Trump y el chavista Nicolás Maduro.
Los resultados del 30 de noviembre no solo definirán al próximo gobernante desde Tegucigalpa. Podrían, además, alterar el equilibrio de poder en Centroamérica, redefinir alianzas estratégicas y determinar si Honduras sigue anclada en su relación histórica con Estados Unidos o se desplaza definitivamente hacia un nuevo bloque internacional.
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