El país más poblado de Centroamérica renovará todos los cargos de elección popular el próximo 25 de junio, incluyendo el más importante, la jefatura del Estado, en un sorteo electoral para el cual hay 22 binomios presidenciales y 29 partidos políticos en contienda, entidades que, además, enlistaron a más de 42,000 aspirantes para los 4,136 curules en disputa, con nueve millones de sufragistas. Un proceso plagado de muchas opciones, nepotismo y repetidores, en el que la democracia subyace de un péndulo, o una tómbola.
Por Jairo Videa | @JairoVidea
Ciudad de Guatemala, Guatemala
La diversidad de opciones políticas puede considerarse una fortaleza para la democracia. Sin embargo, en el caso de Guatemala, la gran cantidad de partidos políticos y candidatos presidenciales ha generado un proceso electoral un poco desordenado, con mucho ruido, y casi, casi que caótico. Aunque la pluralidad es un valor deseable, en este caso se ha vuelto una fuente de confusión para las y los votantes, lo que puede llegar a dificultar la toma de decisiones informadas.
En cuanto a la participación de los partidos políticos, resulta casi sorprendente que en el país centroamericano existan 29 agrupaciones registradas para esta contienda electoral. Esta proliferación de entidades partidarias puede diluir la representación política y favorecer la atomización negativa del poder. Además, muchas de estas agrupaciones carecen de una estructura organizativa sólida y presentan propuestas poco claras o desarticuladas.
Por otro lado, la autorización, tras varios rechazos y multas, de 22 binomios presidenciales para las Elecciones Generales de 2023 en Guatemala refleja en parte la fragmentación y la falta de consolidación del sistema político guatemalteco. Esta multiplicidad de candidatos dificulta la conformación de mayorías y puede generar una mayor polarización entre los extremos. Además, la gran cantidad de aspirantes a los 4,136 curules en disputa crea una competencia feroz que puede dejar de lado la calidad de las y los candidatos, priorizando intereses personales o de grupos reducidos, e incluso las viralidades digitales. Luego de la salida de al menos 1,351 candidaturas de Prosperidad Ciudadana, y otros cambios, el número de candidatos inscritos para la contienda de este año pasó a ser de 41,989 candidatas y candidatos registrados por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) hasta el 06 de junio.
Otro de los mayores problemas en el proceso guatemalteco es el nepotismo y quienes buscan repetir de puesto, tras ya haber repetido. Además, existen numerosos casos en los que los cargos públicos se otorgan por lazos familiares o de amistad, en lugar de basarse en méritos y capacidades. Estas prácticas socavan la transparencia y la igualdad de oportunidades, y desencantan a la ciudadanía que busca un verdadero cambio a través de la política y el voto popular.
En aras de explicar estos fenómenos más a profundidad, en un país y una región tan fragmentada, con un sistema débil que genera desconfianza, la Redacción de COYUNTURA escudriña la tómbola electorera de Guatemala para las Elecciones Generales de 2023.
Presidencia y Vicepresidencia
Un total de 22 binomios presidenciales competirán el próximo domingo 25 de junio en la primera ronda de las elecciones de 2023. Si ninguna o ninguno alcanza la mitad más uno de los votos válidos, los que obtengan los mayores porcentajes pasarán a la segunda votación, programada para el domingo 20 de agosto.
Entre las y los candidatos que lideran las encuestas y sondeos digitales se encuentran tres presidenciables. Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Edmond Mulet de Cabal y Zury Ríos de la Coalición Valor-Unionista. Estos candidatos han logrado captar la atención del electorado y se posicionan como posibles contendientes en la segunda ronda electoral, por el evidente factor "redes sociales", y por un murmullo sobre la influencia de los poderes fácticos en las exclusiones de Carlos Pineda de Prosperidad Ciudadana, Roberto Arzú del partido Podemos y Thelma Cabrera del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP).
Pese al poco tiempo que queda para definir al próximo gobernante, la incertidumbre recae también en la falta de información sobre quiénes integrarían los equipos de Gobierno de estos candidatos en caso de ganar las elecciones. El hecho de que no se haya revelado esta información genera interrogantes sobre la transparencia y el proceso de toma de decisiones dentro de estos partidos políticos. La ciudadanía necesita conocer las personas que estarán al frente de las distintas carteras y ministerios para evaluar su idoneidad y experiencia en el ámbito gubernamental, así cómo los detalles generales y minuciosos de sus planes para encaminar al país a un desarrollo sostenible, teniendo como voluntad y política el fortalecimiento de la democracia y el respeto de los derechos humanos de todas y todos.
Por otro lado, el oficialismo también busca recuperar y generar poder con Manuel Conde, candidato a la Presidencia por VAMOS. Sin embargo, al igual que en los partidos punteros, no se ha brindado información clara sobre las personas que integrarían el gabinete de Gobierno en caso de que dicho partido político gane las elecciones, o como se enfrentará la crisis judicial y de confianza -por decir menos- que encabeza el oficialismo y el aparato consolidado por el mandatario Alejandro Giammattei.
Esta falta de transparencia socava la confianza de la ciudadanía y dificulta la evaluación de las propuestas políticas en su totalidad. La conformación de un Gobierno competente y equilibrado es crucial para el desarrollo y la estabilidad de Guatemala, un país que vive, al igual que el resto de la región centroamericana, una regresión de las libertades y derechos más básicos, mientras la economía, el empleo y la migración viven uno de sus peores momentos. Las y los ciudadanos necesitan saber quiénes serán las y los responsables de tomar decisiones importantes en áreas como la seguridad, la educación, la salud pública y la justicia. La ausencia de información sobre los equipos de Gobierno de los candidatos puede afectar la capacidad de los votantes para tomar decisiones informadas y para evaluar las propuestas políticas y de desarrollo por completo.
Los posicionamientos, las "promesas" y las acciones electoreras de las y los presidenciables no está dejando un buen sabor de boca. Por ejemplo, según un monitoreo realizado por el equipo de COYUNTURA, solamente dos de los 24 candidatos (de entonces) a la Presidencia de Guatemala se pronunciaron sobre el trágico cierre de elPeriódico tras el encarcelamiento y judicialización de su director, José Zamora, luego de casi 10 meses de persecución política encabezada desde el Ministerio Público (MP).
En términos centroamericanos, ésta será la contienda electoral más grande en tiempos recientes, desde que Honduras tuvo 15 presidenciables en las Elecciones Generales de 2021.
Tantos partidos y poca transparencia
La tómbola electorera de Guatemala pone a prueba la capacidad del sistema electoral del país, a la democracia misma y el comportamiento social. Durante el año 2019, 28 partidos políticos participaron en los comicios, aunque los 160 escaños del Congreso de la República se repartieron solamente entre 19 fuerzas políticas, de las cuales únicamente tres obtuvieron más de 10 curules, siendo el de mayor registro UNE (52 diputadas y diputados en total).
"La gente suele votar por el menos peor", dice sin complicaciones un joven comunicador guatemalteco con amplio conocimiento político y social. En este punto también resalta el fenómeno del "anti voto", en relación a una creciente insatisfacción con las y los candidatos tradicionales y los partidos políticos establecidos. Esto puede deberse a diversas razones, como la percepción de corrupción generalizada, la falta de representatividad, promesas incumplidas o decepción con el sistema político en sí.
Durante los últimos años, algunos votantes optaron por la abstención, es decir, no votar en absoluto como forma de protesta, o "por mero desinterés", señaló a COYUNTURA otra ciudadana en el occidente del país. Otros pueden elegir opciones atípicas o votar por candidatos o partidos minoritarios o emergentes como una forma de expresar su rechazo a los partidos tradicionales.
Según datos históricos recientes, Guatemala ha enfrentado altos niveles de abstención en las elecciones generales. Por ejemplo, en las elecciones presidenciales de 2015, la abstención alcanzó aproximadamente el 43 % del electorado, y en las elecciones generales de 2019, la abstención fue de alrededor del 61 %.
Es importante destacar que el "anti voto" no es exclusivo de Guatemala y puede observarse en diferentes países y contextos. Representa un desafío para los sistemas políticos establecidos ya que refleja la falta de confianza y satisfacción de las y los ciudadanos con las opciones políticas existentes.
En el caso actual, solo 27 de los 29 partidos participantes firmaron en abril de este año un "pacto de no agresión" promovido por el TSE, con el objetivo de buscar un "proceso electoral con integridad, que fortalezca la democracia y el Estado de Derecho en el país, en un ambiente de paz, respeto, inclusión y ética, sin violencia".
Por otro lado, según datos recopilados por la Redacción de COYUNTURA, 24 de las entidades políticas en la contienda no han dado información sobre su año de fundación, y los mismos partidos políticos tampoco informaron sobre el número de municipios en los que cuentan con representación legal, entre ellos el Partido Azul, Bienestar Nacional (Bien), Comunidad Elefante, el Partido de Integración Nacional (PIN), el MLP, UNE, Valor y WINAQ.
La atomización del poder
La atomización del poder -algo no tan nuevo en la región latinoamericana- tiene implicaciones tanto positivas como negativas. Por un lado, puede fomentar la participación ciudadana y la representatividad, ya que diferentes grupos e intereses pueden tener voz en el proceso político. Además, puede actuar como un mecanismo de control y equilibrio, evitando la concentración excesiva de poder y promoviendo la rendición de cuentas.
Sin embargo, la atomización del poder también puede generar desafíos. Puede dificultar la toma de decisiones eficientes y la implementación de políticas, especialmente si hay desacuerdos y conflictos constantes entre los actores políticos. Además, puede aumentar la complejidad y la fragmentación del sistema político, lo que puede llevar a la falta de coherencia y coordinación en la gobernanza. E incluso puede promover el compadrazgo político, un mal que fomenta y permite la corrupción y la instauración de sistemas ineficientes y autoritarios.
Es importante encontrar un equilibrio entre la atomización del poder y la necesidad de una gobernanza eficiente y efectiva. Los sistemas políticos deben buscar mecanismos que permitan la participación y representación de diversos actores, al tiempo que establecen mecanismos institucionales y procesos de toma de decisiones que sean eficientes y puedan llegar a consensos o mayorías para la implementación de políticas.
Un panorama ruidoso y con mucha propaganda
Las Elecciones Generales de 2023 en Guatemala están marcadas por un intenso ruido político y una amplia propaganda electoral. En medio de este ambiente, se han observado varios fenómenos y características que definen el panorama político del país centroamericano. Desde la presencia de familiares aspirantes en distintos partidos políticos hasta la participación de futbolistas en la contienda, estas elecciones presentan un escenario diverso y en constante evolución. Además, se han formado coaliciones y se ha abierto espacio a nuevos listados de candidatos, generando una dinámica electoral sin precedentes, cuyas propuestas y opciones se abordan desde las redes sociales digitales.
Familiares aspirantes: Uno de los aspectos que ha llamado la atención es la presencia de Sandra Torres, una figura política destacada, exesposa del expresidente Álvaro Colom Caballeros -quien gobernó Guatemala entre 2008 y 2012-, esto debido a que al menos dos hijas y un hijo de Torres son aspirantes a diputados en distintos partidos políticos. Esta concentración de poder y la presencia de tantos parientes en la contienda ha generado debates sobre el nepotismo y la distribución equitativa de oportunidades políticas. No es la única aspirante o familia implicada en esta práctica.
Presencia de futbolistas: Otro fenómeno destacado en estas elecciones es la participación de futbolistas en la búsqueda de cargos públicos. Se estima que al menos siete jugadores de fútbol son parte de la contienda electoral, aprovechando su popularidad y conexión con la ciudadanía. Esta tendencia pone de relieve la influencia del deporte en la política y plantea interrogantes sobre las cualidades y habilidades necesarias para ocupar cargos públicos.
Campaña, propaganda electoral y proselitismo partidario: En Guatemala, la propaganda electoral está permitida, lo que ha dado lugar a una intensa campaña publicitaria por parte de los diferentes partidos políticos. Sin embargo, el proselitismo partidario, entendido como la promoción política fuera de los tiempos y espacios establecidos, está penado, al igual que muchas otras circunstancias y acciones, causando que hasta la fecha al menos siete partidos políticos fueran sancionados, con multas de entre 50 y 75 mil dólares, según datos recopilados por COYUNTURA. Además, en la actual campaña se ha visto cierto desenfreno de gastos, conflictos, multas y cuestionamientos.
Concentración de poder y dinastías políticas: En estas elecciones, se ha observado la reelección de figuras políticas como Patricia Sandoval y Sofía Hernández, quienes buscan mantener su posición y continuidad en el poder, a pesar de estar aparentemente vinculadas con el narcotráfico o casos de corrupción. Además, se destaca la presencia de Jorge Baldizón y sus dos hijos, lo cual sugiere una estrategia de fortalecimiento del clan familiar en la política. Estas situaciones plantean interrogantes sobre la concentración de poder y el surgimiento de nuevas dinastías políticas en Guatemala.
Ruido y similitud en los partidos políticos: Una característica que no pasa desapercibida en estas elecciones es la similitud en los colores utilizados por al menos 10 partidos políticos. Esta situación ha generado confusión entre los votantes y destaca la importancia de investigar y conocer a fondo las propuestas de cada partido antes de emitir el voto. La saturación de información menos relevante y la dificultad para diferenciar a los partidos no es un tema para obviar.
Apertura a nuevos listados de candidatos y coaliciones: En un intento por fomentar la participación y diversidad política, se ha observado cierta apertura a nuevos listados de candidatos electorales. Esta medida busca ampliar la representación y dar espacio a voces y perspectivas diferentes en el Gobierno. Además, se han formado coaliciones como Valor-Unionista y URNG-MAIZ-Winaq, que buscan fortalecer las posibilidades de los partidos involucrados y aumentar su presencia en el panorama político.
Las y los que quieren repetir
Un estudio exhaustivo de la Misión de Observación Electoral de Guatemala (MOE-Gt) sobre la intención de reelección legislativa para el próximo período (2024-2028) ha generado datos reveladores y ha arrojado luces sobre el panorama electoral. Mediante una cuidadosa revisión de resoluciones de inscripción y listados correspondientes publicados en el sitio web del TSE, junto con una revisión hemerográfica, se ha logrado medir estratégicamente esta intención.
Los criterios de análisis se han enfocado en varios aspectos clave. Se ha priorizado la identificación de diputados que buscan la reelección por la misma organización política en comparación con el proceso electoral de 2019. Además, se ha dado especial atención a aquellos que buscan la reelección en el mismo distrito electoral en el que fueron elegidos previamente. Asimismo, se ha analizado el porcentaje de hombres y mujeres que buscan mantener su cargo en el Legislativo.
Según los datos recopilados, se observa que un 77.5 % de los diputados actuales tienen la intención de buscar su reelección, lo que representa a 124 de los 160 legisladores totales. Esta cifra es notablemente superior a la registrada en el proceso electoral de 2019, cuando el 62 % de los congresistas buscó la reelección, es decir, 99 diputados. Dentro de este grupo, se destaca que el 62.5 % son hombres (100) y el 37.5 % son mujeres (24), lo que subraya la persistente desigualdad de género en la representación política y las oportunidades de acceso a partidos y cargos electorales.
Además, se ha observado una relación entre el fenómeno del transfuguismo y la intención de reelección. Un 52 % (66) de los diputados que buscan la reelección lo hacen bajo un partido político distinto al que representaron en 2019. De los 124 diputados que buscan mantener su escaño, el 66.25 % (106) lo hace en el mismo distrito electoral en el que fueron elegidos en 2019. Sin embargo, se han identificado 18 casos en los que los diputados han migrado a otras elecciones, especialmente al Listado Nacional.
En vista de la coyuntura electoral y el alto número de diputados que buscan la reelección, se ha generado preocupación en relación con el descuido del trabajo legislativo. Esto queda en evidencia al notar que la agenda legislativa no ha avanzado en las últimas seis semanas.
Por otro lado, en el ámbito de las corporaciones municipales, se ha priorizado la observación de candidatos a alcaldes de todas las organizaciones políticas en las 22 cabeceras departamentales y los 10 municipios con la mayor población empadronada. Entre estos municipios, se destaca que Villa Nueva registra la mayor cantidad de organizaciones políticas compitiendo por la alcaldía (30), seguido de Mixco (28), San Miguel Petapa (27), San Juan Sacatepéquez (25) y Quetzaltenango (24).
La observación ha revelado que el partido de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) ha presentado candidatos en el 97 % (31) de los municipios examinados. Otros partidos con un número significativo de postulaciones son VAMOS (30), Cabal (30), Azul (29), Viva (28), Todos (28), MLP (26), Cambio (26), Nosotros (25) y Victoria (22).
Sin embargo, es importante señalar que la judicialización ha generado incertidumbre en el proceso electoral. A 17 días exactos para la primera vuelta, varios candidatos aún desconocen si podrán participar debido a recursos legales pendientes de resolución definitiva. El TSE ha informado que ha recibido notificaciones de al menos 77 amparos relacionados con la inscripción de candidatos para las cinco elecciones del próximo 25 de junio. Esto ha retrasado el proceso de impresión de papeletas, que originalmente estaba previsto para el 08 de mayo.
El seguimiento realizado por la MOE-Gt permite identificar las candidaturas judicializadas con un alto interés social, siguiendo criterios adoptados. Estos casos han sido ampliamente difundidos en los medios de comunicación debido a la negativa de inscripción o a denuncias y quejas públicas sobre presuntas infracciones a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP).
La decisión está en las masas
Los comicios y el proceso mismo están generando gran expectativa entre la población, y aunque la oferta electoral se percibe como amplia, se critica la falta de propuestas concretas por parte de los candidatos. A pesar de que 11.2 millones de personas están en edad de votar, solo nueve millones se empadronaron, lo que representa un desafío para el TSE en su tarea de inscribir o no a más de dos millones de personas en comparación con las elecciones anteriores.
En cuanto a los partidos políticos, se observa un incremento de dos partidos en comparación con las elecciones de 2019. En las votaciones de dicho año hubo un total de 19 aspirantes a la Presidencia.
En el Congreso, este 2023 se elegirán 32 diputados por la Lista Nacional y 128 diputados que representarán a los 23 distritos electorales. Se aplicará el sistema de representación proporcional de minorías en la calificación del sufragio, lo que implica que los resultados electorales se registrarán en un pliego que contendrá un renglón por cada planilla participante y varias columnas. Este sistema busca garantizar una representación equitativa en el Congreso, según las autoridades.
Además de las elecciones presidenciales y legislativas, también se elegirán a los representantes de las 340 corporaciones municipales, con más de 29,000 candidatos locales. Asimismo, se seleccionarán entre al menos 250 candidatos las 20 becas del Parlamento Centroamericano y se contarán con 469 candidatos a diputados nacionales, así como 1,924 candidatos a diputados por departamentos. Esta amplia participación demuestra el interés de diversos sectores por formar parte de la vida política y por llegar al poder. Queda por ver si las masas del país centroamericano muestran el mismo interés por sufragar, en un acto de intentar tomar una decisión.
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